«Me siento un superprivilegiado. He podido hacer de uno de mis hobbies mi carrera, además muchísimo más larga de lo que habría imaginado. Solo quiero dar gracias a la vida y a toda esta gente que tengo aquí detrás»
El mejor deportista español de la historia se despide tras 20 años y más de 1.200 victorias. Miles son los retazos de su legado de una brillante carrera…
El mejor deportista español de la historia se despide tras 20 años de carrera y más de 1.200 victorias. Miles son los retazos de su legado en una brillante carrera que llega a su fin con la reafirmación del mundo entero. Se marcha con un palmarés intachable y con una forma de afrontar el deporte única: prohibido rendirse.
Nos deja un tenista muy peculiar en su relación física con el deporte que amaba: Nadal vivía por y para el tenis y, en su despedida este martes en Málaga, insistió en una máxima que reinado en su rutina: «ser una buena persona». Su cuerpo simplemente se agotó y ahora solo queda recordar y agradecer. «No estoy cansado de jugar al tenis, simplemente el cuerpo ha llegado un momento que no quiere jugar más».
«Me siento un superprivilegiado. He podido hacer de uno de mis hobbies mi carrera, además muchísimo más larga de lo que habría imaginado. Solo quiero dar gracias a la vida y a toda esta gente que tengo aquí detrás»
Hombro izquierdo, hombro derecho, nariz, oreja izquierda, nariz, oreja derecha. El sonido del bote de la bola de fondo. Pausa. Tres botes más y el quejido enérgico de puro esfuerzo con el que siempre empiezan sus puntos. El eterno ritual grabado en la mente de todos ya no volverá tras la despedida de Rafa Nadal del tenis en la Copa Davis.
15 de agosto de 2004, Sopot, Polonia. Fue allí donde un joven Rafa Nadal, de 18 años, dos meses y once días, tumbó a José Acasuso (6-3/6-4 en una hora y 36 minutos) para colocar su primer trofeo profesional en sus vitrinas, hoy museo. «Más que su nivel de tenis me sorprendió su cabeza, su espíritu de lucha.
El enfoque que tenía para hacer las cosas era increíble, el famoso ‘jugar punto a punto’ que decimos siempre los tenistas», dijo recientemente el argentino en palabras que definen a la perfección lo que es Rafa hoy, un hombre con la determinación de exprimirse hasta su retirada: «Han sido años difíciles, no he podido jugar sin limitaciones y me ha llevado a tomar la decisión», alegó en el vídeo en el que celebró «una carrera mucho más exitosa de lo imaginado».
A lo largo de los años ha tenido que lidiar con numerosas lesiones que han sido una auténtica tortura para el tenista balear. Todo empezó con tan solo 17 años, cuando sufrió una fisura en el codo. Sin embargo, los problemas reales, comenzarían un año después con una fractura de escafoides del pie izquierdo, que le tuvo tres meses de baja. Un pie del que nunca se ha recuperado del todo. Tanto ha sido así que, el síndrome de Müller-Weiss le ha amargado hasta los últimos años.
En 2005 se perdió Wimbledon y tampoco estuvo en Tokio, donde se disputaron los Juegos Olímpicos ese verano por lesión. Todo ello tras haber ganado su primer Roland Garros.
Los problemas físicos han formado parte de su carrera, logrando jugar con el dolor. Lo hizo en 2006 en la final de Wimbledon contra Federer, cuando tenía molestias en el pie izquierdo. Y también en 2007, cuando no pudo terminar en Cincinnati por problemas en su brazo izquierdo.
A medida que pasaba el tiempo, los problemas no hicieron más que incrementarse y las lesiones no cesaron.
El palmarés de Rafa Nadal convierte al español en uno de los tenistas más laureados de todos los tiempos. Cuenta con más de 100 títulos, 92 de ellos individuales, entre ellos 22 Grand Slams, con 14 Roland Garros, su competición fetiche. Sin embargo, al mallorquín, que se retira tras la Copa Davis, se quedará con las ganas de ganar varios trofeos que siempre se le han resistido.
22 ‘grandes’ y un hito único en Roland Garros
La cifra más recordada del balear son sus 22 trofeos de Grand Slam, la categoría más alta del tenis mundial. Nadal se hizo con 14 de ellos en su pista favorita, la de tierra batida de Roland Garros, a los que sumó cuatro en la pista dura del US Open, dos en la del Australian Open y otros dos sobre la hierba de Wimbledon.
Con esta marca cerrada, Nadal se coloca de manera definitiva en la segunda posición de la lista histórica de ganadores tan solo por detrás de Novak Djokovic (con 24 en su palmarés). Por el camino ha dejado a grandes rivales como Roger Federer (20) y leyendas de la talla de Sampras (14), Borg (11) o Agassi (8), entre otros.
79 títulos ATP en su haber
La increíble trayectoria de Rafa por las pistas de todo el mundo queda reflejada también en su palmarés de trofeos ATP, que incluyen Masters 1.000, ATP 500 y ATP 250. Individuales suma un total de 69, a los que se deben añadir los 10 de dobles que también ganó en la etapa en la que su físico aún le permitía compaginar esa carga de partidos.
Entre los más destacados se encuentra el ATP 500 de Barcelona (Trofeo Conde de Godó) en el que se impuso en 12 ocasiones ante su afición en una pista central que lleva su nombre, o el ATP 1.000 de Montecarlo que conquistó en 11 ocasiones.
El honor olímpico, una historia aparte
Fuera del calendario regular, Nadal logró el hito de colgarse la medalla de oro en unos Juegos Olímpicos en dos ocasiones: La primera fue el Pekín 2008, conquistada en la final ante el chileno Fernando González tras derrotar a Novak Djokovic en las semifinales; la segunda llegó en Río de Janeiro 2016, junto a su amigo inseparable Marc López.
En 2017, Nadal cosechó su décimo título de Roland Garros al vencer en la final al suizo Stan Wawrinka. Fue entonces cuando la organización del torneo decidió entregarle en propiedad una copia exacta de la Copa de los Tres Mosqueteros. Los ganadores normalmente son premiados con una réplica en miniatura del torneo, mientras que la original permanece en el despacho del presidente de la Federación Francesa de Tenis.
Sin embargo, la ocasión mereció la atención de la organización de Roland Garros, que homenajeó el récord histórico del mayor ganador de toda su historia. Esta ha sido la primera y única vez en la historia que se ha concedido en propiedad el trofeo parisino.
El incombustible Djokovic, el rey de la tierra Nadal y ‘Su Majestad’ Federer
Cuando Pete Sampras, Andre Agassi, Juan Carlos Ferrero o Lleyton Hewitt dominaban el tenis mundial, nadie imaginaba que un joven tenista de Basilea lo cambiaría todo. Era 1998 y Roger Federer, que acababa de proclamarse campeón de Wimbledon como júnior, iniciaba su carrera en el circuito profesional, sin imaginarse que no solo se convertiría en una leyenda, sino también en uno de los protagonistas de una de las rivalidades más legendarias de la historia del deporte junto a Rafa Nadal y Novak Djokovic.
La leyenda del suizo empezaría a forjarse solo tres años después de su debut, con 19 años, en los octavos de final del Grand Slam británico, después de derrotar al entonces rey de la hierba —hasta Federer, era el tenista con más Wimbledon de la historia— y vigente campeón —llevaba cuatro seguidos— Pete Sampras, en un duelo épico a cinco sets en el que ‘Su Majestad’ se impuso al norteamericano. Un partido que por entonces nadie imaginaba que sería el del traspaso de la corona, pues Roger sigue siendo el tenista más galardonado en la All England, con ocho.
El primero lo alzaría al cielo de Londres en 2003, después de imponerse al australiano Mark Philippoussis en la final. Un año después, ya dejó claro que no había quien estuviese a la altura: Open de Australia, su segundo Wimbledon y US Open fueron los siguientes títulos de Grand Slam en caer.
Solo Roland Garros le faltaba por añadir a sus vitrinas, pero se le complicó con la espectacular irrupción de Rafa Nadal, que le derrotó en 2006, 2007 y 2008. De hecho, no fue hasta 2009 cuando lo logró, ya con dos títulos más en Melbourne, cuatro más en Nueva York y, justo después de París, otro Wimbledon, en su palmarés. Y así hasta alcanzar las dos decenas de ‘grandes’ para ser el tercer tenista de la historia que más posee.
¿Merecía Rafa Nadal un homenaje mejor?
CRÉDITOS
Textos: Javier Macarro, Paula Pérez, Raúl Rioja, Belén López, David Crespo y Raúl Rodríguez | Gráficos e ilustraciones: Carlos G. Kindelán y Henar de Pedro | Maquetación: Álex Herrera | Coordinación: Raúl Rioja y Raúl Rodríguez
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