El presidente de la organización hace balance de un año marcado por la DANA y pide la regularización de las personas extranjeras Leer El presidente de la organización hace balance de un año marcado por la DANA y pide la regularización de las personas extranjeras Leer
Manuel Bretón llegó a la presidencia de Cáritas Española en 2017, procedente de Cáritas Castrense. A pesar de tratar temas duros y de saber que se puede estar metiendo en charcos, sonríe durante toda la entrevista en la sede de la organización en Madrid. Pero en ningún momento tanto como antes de comenzar la charla, cuando le entregan los últimos números de la revista que editan y señala una de las palabras del titular, que es también el nombre de su esposa y su hija: «Esperanza».
- ¿Qué balance hacen del año 2024?
- La realidad que acompañamos nosotros en Cáritas es la realidad que trata de la situación de los más necesitados, de los que están en situación de exclusión o con riesgo de exclusión. Y esos números están como están. La mitad de las personas que acuden a Cáritas son personas que ya tienen trabajo, pero que necesitan ayuda. Esto es muy significativo por muchas cuestiones: la precariedad laboral, la dificultad de encontrar un trabajo decente, los horarios… Es un dato que clama al cielo. Otro que consideramos importante es que una de cada tres personas que acuden a Cáritas son personas en situación administrativa irregular. Aparte de sufrir una pobreza que es tres veces la de la población normal, además se va acumulando. No nos quedamos con los brazos cruzados, sino que procuramos incidir en las situaciones más significativas y sobre todo en la legislación que se promueve sobre este tema. Y otro dato también importante es que aumenta considerablemente la acogida o la ayuda a las familias monoparentales con niños, sobre todo aquellas familias en las que la mujer es la que se hace cargo de los hijos.
- ¿Y el acceso a la vivienda? Se ha convertido en un problema a nivel nacional.
- Así es. Nosotros lo consideramos como uno de los ámbitos más importantes en los que trabajamos, porque además es una de las preocupaciones de nuestra sociedad. Estadísticamente hablando, cuando se hacen encuestas (no solo las nuestras, también las del CIS) sobre las preocupaciones de nuestra sociedad, la vivienda figura entre las primeras. La primera es la situación económica, el 34% de la población lo considera el primer problema; el segundo es el tema sanitario, hay un bloqueo grande; el tercer problema es el de la vivienda, ha subido en poco tiempo diez puestos en los niveles de preocupación. Y el cuarto, como no podía ser de otra forma, es el empleo. Ha mejorado, los datos desempleo también se han reducido, pero sin embargo, nuestra población que trabaja tiene problemas para llegar a fin de mes.
- Tienen empleo, pero no tienen dinero para pagar un sitio donde vivir.
- Exacto. Fíjese, esa gente a la que nosotros acompañamos, el 20% de los hogares con menor renta, gasta un 70% de su salario en la vivienda y el 30% restante es lo que utiliza para sus cubrir sus necesidades básicas y llevar a los niños a determinados sitios, vestirles, darles de comer… No cabe duda de que es un problema crónico de nuestra sociedad que hace mucho daño.
- ¿Y cómo se resuelve?
- Nuestra propuesta es siempre crear un sistema de vivienda pública, construcción de vivienda pública de alquiler que facilite la llegada de los jóvenes, que facilite el acceso de familias monoparentales. Y parece ser que es una de las orientaciones del Gobierno.
- Han estado muy presentes en Valencia tras la DANA. ¿Qué vieron?
- Hemos visto todo lo que ha pasado. Uno de los privilegios que tiene Cáritas es que está extendida por todo el territorio nacional. O sea, que en Valencia estábamos cuando ocurrió y, de hecho, muchos de los damnificados son nuestros voluntarios y nuestros trabajadores. La primera acción fue inmediata. Y, por otro lado, llegará un momento en el que se vaya todo el mundo, pero Cáritas va a seguir ahí. Y va a seguir, porque aparte de que nuestra ideología al ser Iglesia es procurar estar al lado del que más sufre, en este caso los conocemos porque muchos de los que acompañábamos han sido de los más afectados. El primer problema que nos surgió es que habíamos perdido el contacto con esta gente.
- ¿Les afectó personalmente?
- Hubo 37 parroquias afectadas en Valencia. Las Cáritas diocesanas afectadas no han sido afectadas de la misma forma. En Valencia de las ocho vicarías que hay, cuatro han sido tocadas y las 37 parroquias con sus proyectos que han sido afectados también.
- ¿Cómo actuaron?
- Los proyectos que lanzamos al principio eran muy esquemáticos y aportamos del orden de dos millones de euros para cuestiones de primera necesidad. Pero la campaña que lanzamos fructificó de forma impresionante; incluso mejor que la del covid. En un mes accedimos a 42 millones de euros que pusieron en nuestras manos iniciativas, empresas y donantes de todo tipo. Esa primera fase transcurrió de una forma muy directa y muy coordinada y desarrollamos un plan de acción que ya está en vigor y que comprende cuatro situaciones.
- ¿Cuáles?
- La primera es acceder a las necesidades básicas. Creo que es elemental, pensamos en que podremos apoyar a más de 20.000 familias en Valencia. La segunda, la vivienda. En tercer lugar, la salud mental, dar acceso a todos los medios de los que disponemos para contribuir a mejorar esa situación que ha abrumado a las familias. Y, en cuarto lugar, llevar a cabo la labor más comunitaria, o sea todos los proyectos que tenemos de infancia, de mayores… Rehabilitarlos y ponerlos en marcha. Disponemos de una financiación aproximada de unos 40 millones, de los que 33 millones los vamos a dedicar a ese plan de acción en tres años. Tenemos muy claro cuál es nuestra disponibilidad, nuestra forma de acción y nuestro trabajo.
- También están en El Hierro. ¿Cómo ven la situación ahí?
- Lo único que tengo muy claro es la preocupación en toda nuestra Confederación con la problemática que está surgiendo en esas zonas. La situación, sobre todo de menores, que llegan a nuestras costas, que tengamos a las puertas de nuestras casas gente en una situación terrible. Nos preocupa sustancialmente la situación de esos miles de personas que van llegando y que no sabemos qué hacer con ellas. Si las tenemos sin regularizar no pueden acceder a empleo laboral digno, no pueden acceder a una vivienda adecuada… Y lo vemos, por supuesto, en los puntos de llegada, pero también lo vemos en nuestra sociedad. Cañada Real es un problema que tenemos al lado de Madrid, los asentamientos de Almería o de Huelva… Es una realidad que estamos utilizando, porque no cabe duda que les utilizamos y nos viene muy bien que llegue esta población inmigrante, pero no sabemos cómo tratarla lo mejor posible para que su vida sea lo más fácil en una situación tan complicada.
- ¿La regularización extraordinaria por la que abogan ayudaría a solucionar el problema?
- Por supuesto. Lo consideramos muy necesario. Es verdad que se han dado pasos de gigante, como el famoso reglamento de extranjería que aprobaron hace unas semanas facilita esa regularización, pero no completa todas las necesidades que nosotros pedimos. No quiere decir tampoco que estemos de acuerdo al 100% con el reglamento: queremos mejorarlo. Tenemos muy buena relación con las administraciones, con los partidos políticos, con el Defensor del Pueblo… y queremos expresar toda nuestra problemática como lo hacemos siempre.
- ¿En qué sentido se puede mejorar?
- En 2023 atendimos a 75.000 personas indocumentadas. Estas personas son uno de los perfiles que necesitan de la regularización extraordinaria que está en trámite en el Congreso, ya que no pueden beneficiarse de la reforma del reglamento de extranjería aprobada por el Gobierno en noviembre.
- Los datos macroeconómicos son buenos, pero ¿llega ese progreso a todos?
- Los datos macroeconómicos nos inducen a pensar que estamos en el buen camino en el tema económico, sí, también es verdad. Pero, sin embargo, a nuestra población no la llega esta referencia; sobre todo a la que nosotros apoyamos no le llegan estos datos. Si mantenemos este crecimiento económico, lógicamente llegará a toda nuestra población, pero a los que en peor situación están, a los que no tienen papeles, a los que viven en precariedad en sus viviendas, a los que no pueden calentar sus casas les va a afectar todavía más. Esa cronificación de la pobreza de la que hablamos muchas veces está ahí.
Actualidad Económica // elmundo