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Después de tres días sacando músculo con ejercicios militares conjuntos en el golfo de Omán, representantes de China, Rusia e Irán se han reunido este viernes en Pekín para discutir el programa nuclear iraní. Un encuentro que coincide con una sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones para debatir el creciente arsenal iraní de uranio enriquecido, que está alcanzando los niveles óptimos para la fabricación de armas atómicas.
En medio de un mayor escrutinio internacional y de la presión de Estados Unidos sobre Teherán, chinos, rusos e iraníes han juntado a sus viceministros de Asuntos Exteriores para cargar contra «todas las sanciones unilaterales ilegales». Los tres países mostraron de nuevo su creciente alineación frente a toda la actual revolución en el orden mundial provocada por el estadounidense Donald Trump.
«Esperamos fortalecer la comunicación y la coordinación para reanudar la negociación lo antes posible. Para ello, las partes pertinentes deben comprometerse a abandonar la presión de las sanciones y las amenazas de fuerza», ha señalado viceministro chino, Ma Zhaoxu. Según un comunicado recogido por los medios estatales chinos, el viceministro ruso, Sergei Ryabkov, y su homólogo iraní, Kazem Gharibabadi, también criticaron las sanciones estadounidenses contra Teherán , aunque sin mencionar directamente a Washington.
«Creemos que todas las partes deben mantener la calma y la moderación», instan los funcionarios de China, país que lleva tiempo apoyando la economía de la República Islámica, sacudida por estas sanciones, hinchándose a comprar petróleo iraní. Mientras, los rusos han apoyado a Teherán con la compra de armas para su guerra en Ucrania.
Moscú y Pekín, hace una década, se juntaron con las potencias occidentales para tratar de empujar a Teherán a limitar la expansión de su programa nuclear a cambio de aliviar las sanciones internacionales. Ahora, mientras chinos y rusos no esconden su acercamiento a Teherán, el presidente Trump amenaza a los iraníes con recurrir a la fuerza militar si no firman un nuevo acuerdo nuclear.
Trump rompió en su primer mandato el acuerdo negociado en 2015 por su antecesor Barak Obama y respaldado por la ONU. Desde que en 2018 el Gobierno estadounidense impusiera de nuevo las sanciones y los iraníes reanudaran su programa de enriquecimiento de uranio y de misiles, los expertos internacionales creen que Teherán ha avanzado mucho hasta conseguir una gran reserva que está muy cerca de poder abastecer con combustible nuclear su ambiciosa carrera armamentística. Aunque desde Irán insisten una y otra vez que su programa de energía nuclear es completamente pacífico.
A principios de este mes, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) planteó nuevas preocupaciones sobre que Irán se estuviera acercando a los niveles aptos para la fabricación de armas. «Las reservas de uranio enriquecido hasta el 60% en U-235 de Irán han aumentado a 275 kilogramos, frente a los 182 kilogramos del trimestre anterior», declaró el director general del OIEA, Rafael Mariano Grossi. «Irán es el único país no poseedor de armas nucleares que enriquece a este nivel, lo cual me preocupa profundamente», añadió.
Hace unos días, Trump envió una carta a través de un intermediario de Emiratos Árabes Unidos al ayatolá Alí Jamenei, líder supremo de Irán, en la que advertía con «intervenir militarmente» si Teherán no se abría a negociar. Desde Washington confían en que la actual posición debilitada de Teherán -a consecuencia de las derrotas de Hizbulá en Líbano y la destrucción de algunas de sus defensas aéreas tras el ataque israelí de octubre- sea un factor clave para acercar esa negociación.
«Si sabemos que no cumplirán los acuerdos, ¿Qué sentido tiene negociar?», respondió Jamenei tras la misiva de Trump. «Irán no busca la guerra, pero si los estadounidenses o sus agentes dan un paso en falso, nuestra respuesta será decisiva y certera, y quien sufrirá el mayor daño será Estados Unidos».
El jueves, Washington intensificó su campaña de presión imponiendo sanciones al ministro de Petróleo iraní, Mohsen Paknejad. «Antes de todo, Estados Unidos debería levantar las sanciones», ha dicho el ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araghchi. «Entraremos en negociaciones directas cuando estemos en igualdad de condiciones, libres de presiones y amenazas».
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