Así es el círculo de amistades de Carlos Alcaraz: desde antiguos compañeros a su equipo de confianza

Se van acabando los elogios para Carlos Alcaraz, si bien al ritmo al que consigue títulos quizá habría que empezar a encontrar algunos nuevos. Porque este pasado domingo alcanzaba, a sus 22 años de edad, el número 1 del tenis del ranking masculino de la ATP, siendo el más joven en conseguirlo… otra vez. Y lo hacía después de haber barrido a sus adversarios en el US Open de Nueva York y, sobre todo, a quien está llamado a ser su gran rival durante su carrera, Jannik Sinner, en la final disputada en el Arthur Ashe Stadium, la pista central de Flushing Meadows.

El murciano volvía a levantar el Abierto de Estados Unidos por segunda vez, como ya hiciera con Roland Garros y Wimbledon —el Open de Australia es el único que se le resiste para completar los cuatro Grand Slams—, lo que le ha situado en precocidad únicamente por detrás de una auténtica leyenda, el gran Björn Borg, el único tenista masculino que tenía menos edad que él cuando logró tal hazaña.

Pero una cosa que sabe el de El Palmar es que no sería quien es con la raqueta en la mano si no tuviese detrás a sus personas de confianza, un círculo conformado por sus padres, sus hermanos, sus entrenadores personales y sus mejores amigos que le acompañan en cada uno de sus triunfos. Casi como aquellos siervos de la Antigua Roma que le susurraban a los generales victoriosos que recordasen que eran mortales, la gente cercana a Alcaraz son quienes le ayudan a mantener los pies en la tierra, que no se le olviden ni sus raíces y que no se le suba el éxito a la cabeza y se deje llevar por malas influencias.

Para el tenista son un respiro emocional y mental, un tanque de oxígeno que le permiten seguir teniendo una vida personal alejada del tenis, sin que ello signifique que su círculo no disfrute de sus triunfos. Son esos mismos jóvenes como él que se sitúan siempre al lado de Juan Carlos Ferrero, Juanjo López, Alberto Lledo, Alejandro Sánchez, Fran Rubio o Juanjo Moreno, entrenadores, médicos y fisios que forman su equipo y que, cuando vence, Alcaraz corre a abrazar con igual ímpetu que hace con su familia o con quienes han estado practicando y mejorando día a día.

Porque con ellos también comenzó su afición por el deporte, pues son sus amigos de la infancia, con los que pasaba días enteros en la localidad murciana jugando al fútbol o en el colegio. Desde Vanity Fair han recopilado una serie de nombres que corresponden con esas personas de toda la vida de Carlos que le permiten recargar fuerzas y tener sus propios momentos de desconexión. Nombres como el de Fulgencio Cervera, quien es amigo del tenista desde que eran niños y posiblemente su escudero más fiel, dado que se le ha podido ver en varias finales celebrando los éxitos de su colega.

También está otro de sus paisanos, Pedro Cobacho, a quien tanto le debe el actual número 1 porque fue quien comenzó dándole la réplica en las primeras pistas de tenis en las que jugaron, fantaseando quizá con ganar algún día un título como hacía su ídolo, Rafa Nadal, pero sin pensar que esa ilusión se haría realidad no solo tan pronto sino a una velocidad tan espectacular. Cobacho, quien de hecho estaba en París en la final histórica que de cinco horas y media que le enfrentó también a Sinner y que acabó con el murciano levantando la Copa de los Mosqueteros, trabaja hoy por hoy en la Carlos Alcaraz Academy.

Mucho en común con Cobacho tiene Antonio López, ya que también era un compañero de la escuela de tenis en la que comenzaron, José Ramón González, quien si bien es jugador de pádel, sí que se convirtió con el paso del tiempo en uno de los mejores amigos de Carlitos por ser vecino suyo de El Palmar o Samuel López, también entrenador de su academia. Otro murciano, David Megías, fundador de la marca de moda de lujo Warburton, que el propio tenista ha lucido alguna vez, suele acompañar a su amigo igualmente.

Porque algo importante es que no les importa tener que pagarse la estancia, hacerse muchos kilómetros o perderse algún que otro día en sus respectivos trabajos con tal de apoyar a Alcaraz, como en ocasiones han de hacer el periodista deportivo murciano Germán Abril, o futbolistas como Juanma Terrés o Gonzalo Villar. Alcaraz no tiene dudas de que su pasión siempre será el tenis, aunque de igual forma es consciente de que necesita algunos días descansar mentalmente y, para eso, nada mejor que estar bien rodeado.

De ahí que se le haya podido ver jugando a las cartas con sus amigos, disfrutando de sus vacaciones en Ibiza o conociendo mejor una ciudad como Roma, si bien es verdad que después de cada torneo suelen hacer una celebración, moderada, en los lugares que son sedes de los mismos. A buen seguro, además, todos tendrán el mismo deseo: si va a ser para verle ganar y seguir rompiendo estadísticas y récords, no tienen ningún problema en viajar a donde haga falta. Al cabo, quien tiene un amigo…

 El nuevo número 1 del tenis masculino siempre se rodea de su círculo más íntimo en todos sus partidos.  

Se van acabando los elogios para Carlos Alcaraz, si bien al ritmo al que consigue títulos quizá habría que empezar a encontrar algunos nuevos. Porque este pasado domingo alcanzaba, a sus 22 años de edad, el número 1 del tenis del ranking masculino de la ATP, siendo el más joven en conseguirlo… otra vez. Y lo hacía después de haber barrido a sus adversarios en el US Open de Nueva York y, sobre todo, a quien está llamado a ser su gran rival durante su carrera, Jannik Sinner, en la final disputada en el Arthur Ashe Stadium, la pista central de Flushing Meadows.

El murciano volvía a levantar el Abierto de Estados Unidos por segunda vez, como ya hiciera con Roland Garros y Wimbledon —el Open de Australia es el único que se le resiste para completar los cuatro Grand Slams—, lo que le ha situado en precocidad únicamente por detrás de una auténtica leyenda, el gran Björn Borg, el único tenista masculino que tenía menos edad que él cuando logró tal hazaña.

Pero una cosa que sabe el de El Palmar es que no sería quien es con la raqueta en la mano si no tuviese detrás a sus personas de confianza, un círculo conformado por sus padres, sus hermanos, sus entrenadores personales y sus mejores amigos que le acompañan en cada uno de sus triunfos. Casi como aquellos siervos de la Antigua Roma que le susurraban a los generales victoriosos que recordasen que eran mortales, la gente cercana a Alcaraz son quienes le ayudan a mantener los pies en la tierra, que no se le olviden ni sus raíces y que no se le suba el éxito a la cabeza y se deje llevar por malas influencias.

Para el tenista son un respiro emocional y mental, un tanque de oxígeno que le permiten seguir teniendo una vida personal alejada del tenis, sin que ello signifique que su círculo no disfrute de sus triunfos. Son esos mismos jóvenes como él que se sitúan siempre al lado de Juan Carlos Ferrero, Juanjo López, Alberto Lledo, Alejandro Sánchez, Fran Rubio o Juanjo Moreno, entrenadores, médicos y fisios que forman su equipo y que, cuando vence, Alcaraz corre a abrazar con igual ímpetu que hace con su familia o con quienes han estado practicando y mejorando día a día.

Porque con ellos también comenzó su afición por el deporte, pues son sus amigos de la infancia, con los que pasaba días enteros en la localidad murciana jugando al fútbol o en el colegio. Desde Vanity Fair han recopilado una serie de nombres que corresponden con esas personas de toda la vida de Carlos que le permiten recargar fuerzas y tener sus propios momentos de desconexión. Nombres como el de Fulgencio Cervera, quien es amigo del tenista desde que eran niños y posiblemente su escudero más fiel, dado que se le ha podido ver en varias finales celebrando los éxitos de su colega.

También está otro de sus paisanos, Pedro Cobacho, a quien tanto le debe el actual número 1 porque fue quien comenzó dándole la réplica en las primeras pistas de tenis en las que jugaron, fantaseando quizá con ganar algún día un título como hacía su ídolo, Rafa Nadal, pero sin pensar que esa ilusión se haría realidad no solo tan pronto sino a una velocidad tan espectacular. Cobacho, quien de hecho estaba en París en la final histórica que de cinco horas y media que le enfrentó también a Sinner y que acabó con el murciano levantando la Copa de los Mosqueteros, trabaja hoy por hoy en la Carlos Alcaraz Academy.

Mucho en común con Cobacho tiene Antonio López, ya que también era un compañero de la escuela de tenis en la que comenzaron, José Ramón González, quien si bien es jugador de pádel, sí que se convirtió con el paso del tiempo en uno de los mejores amigos de Carlitos por ser vecino suyo de El Palmar o Samuel López, también entrenador de su academia. Otro murciano, David Megías, fundador de la marca de moda de lujo Warburton, que el propio tenista ha lucido alguna vez, suele acompañar a su amigo igualmente.

Porque algo importante es que no les importa tener que pagarse la estancia, hacerse muchos kilómetros o perderse algún que otro día en sus respectivos trabajos con tal de apoyar a Alcaraz, como en ocasiones han de hacer el periodista deportivo murciano Germán Abril, o futbolistas como Juanma Terrés o Gonzalo Villar. Alcaraz no tiene dudas de que su pasión siempre será el tenis, aunque de igual forma es consciente de que necesita algunos días descansar mentalmente y, para eso, nada mejor que estar bien rodeado.

De ahí que se le haya podido ver jugando a las cartas con sus amigos, disfrutando de sus vacaciones en Ibiza o conociendo mejor una ciudad como Roma, si bien es verdad que después de cada torneo suelen hacer una celebración, moderada, en los lugares que son sedes de los mismos. A buen seguro, además, todos tendrán el mismo deseo: si va a ser para verle ganar y seguir rompiendo estadísticas y récords, no tienen ningún problema en viajar a donde haga falta. Al cabo, quien tiene un amigo…

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