Rusia espía el mar Báltico desde los restos del naufragio del ferry Estonia, según los medios alemanes

La Dirección de Investigación Oceánica Profunda de Rusia se adentró en esta tumba marina e instaló dispositivos para que robots y drones pudieran ir bajo el agua, apuntan ‘Süddeutsche Zeitung’, NDR y WDR Leer La Dirección de Investigación Oceánica Profunda de Rusia se adentró en esta tumba marina e instaló dispositivos para que robots y drones pudieran ir bajo el agua, apuntan ‘Süddeutsche Zeitung’, NDR y WDR Leer  

Rusia ha convertido los restos del naufragado ferry Estonia, en el mar Báltico, la mayor catástrofe marítima desde la Segunda Guerra Mundial y el hundimiento del Titanic, en una base de espionaje submarino, según investigaciones del Süddeutsche Zeitung, NDR y WDR. Esta información, propia de una película de James Bond, está en poder desde hace años de algunos países de la OTAN. Los restos están frente a una isla de Finlandia.

La tragedia del Estonia ocurrió en apenas una hora. Fue en la madrugada del 28 de septiembre de 1994, cuando el barco, que viajaba de Tallín a Estocolmo, se hundió en medio de una fuerte tormenta. Murieron 852 personas y 137 sobrevivieron. La mayoría de las víctimas eran suecas, por lo que en ese país el naufragio se considera un trauma nacional. Los restos del Estonia y de sus viajeros yacen a unos 80 metros de profundidad, a unos 50 kilómetros al sureste de la isla finlandesa de Utö. Desde 1995, un acuerdo entre los países ribereños, Suecia, Estonia y Finlandia, prohíbe bucear o realizar actividades submarinas en el lugar del accidente para no perturbar el descanso de los fallecidos. La ley prevé hasta dos años de prisión.

La investigación realizada por el Süddeutsche Zeitung, NDR y WDR sostiene que, pese a esa prohibición, la Dirección de Investigación Oceánica Profunda de Rusia (GUGI) se adentró hace unos años en esta tumba marina e instaló dispositivos técnicos en los restos del barco para que robots y drones pudieran navegar bajo el agua con gran precisión. Al parecer, varios países de la OTAN tendrían conocimiento de ello. El GUGI es un departamento independiente del Ministerio de Defensa ruso. También forman parte de él buques de investigación de la flota académica sospechosos de espiar para Rusia.

Los círculos de seguridad occidentales también dan por hecho que unidades militares rusas han entrenado varias veces el buceo, el rescate y el trabajo submarino en la zona restringida del pecio del Estonia. Es posible que Rusia haya instalado allí incluso sensores para vigilar los movimientos de barcos y submarinos, o para grabar los ruidos de las hélices de los barcos y otras características de los buques de guerra y submarinos de la OTAN. Según varios representantes militares consultados por los medios alemanes firmantes de esta investigación, el lugar, situado en la entrada del golfo de Finlandia, sería ideal para ello, ya que allí hay un intenso tráfico marítimo. La prohibición de bucear es ventajosa y el Estonia permitiría la instalación de dispositivos fijos, lo que no es posible en el fondo arenoso del mar Báltico.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Estonia declaró, tras ser consultado, que estaba observando de cerca los acontecimientos. La guardia fronteriza finlandesa competente indicó que, por razones operativas, no publicaría detalles sobre posibles medidas de vigilancia. Sin embargo, Finlandia tiene un conocimiento exhaustivo de las actividades de los servicios secretos rusos en su propio país. Entre 2021 y 2024, se suspendió la protección especial del pecio para poder investigar nuevas pistas sobre el hundimiento del Estonia. El Gobierno ruso no respondió a una solicitud de información.

Los expertos en seguridad coinciden en que Rusia espía en el mar Báltico. Se supone que allí se han instalado «sensores submarinos que identifican, analizan y clasifican los sonidos en una amplia zona y a diferentes profundidades», afirma, por ejemplo, el capitán de navío retirado Michael Wanning, hasta 2024 jefe de inteligencia militar del comando naval en Rostock.

Recientemente, los medios SZ, NDR y WDR, junto con socios internacionales de investigación, han localizado con mayor precisión dónde está instalado el sistema secreto de localización de submarinos de la OTAN, denominado Harmonie en el mar de Barents. Los círculos de seguridad occidentales suponen que Rusia ha instalado sistemas de espionaje similares en otros mares.

Hace años se encontraron sensores submarinos rusos en otras partes del mar Báltico. Oficialmente se sabe poco al respecto. Solo Lituania informó a principios de 2024 del hallazgo de un sonar hidroacústico de tipo ruso. Al parecer, también se han producido hallazgos similares anteriormente frente a las costas de Lituania, pero también frente a las de Gran Bretaña, Irlanda y Letonia. Solo el ejército irlandés respondió a una consulta al respecto, pero no dio más detalles «por razones operativas».

La inteligencia militar da por hecho que también se han instalado sensores rusos de este tipo en aguas alemanas y que quizá incluso ya se hayan encontrado. Para no permitir «conclusiones sobre nuestras capacidades en el ámbito de la exploración, la localización y el registro», el Ministerio de Defensa se limitó a comunicar de forma general que se supervisaban las actividades submarinas.

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