Filtraciones a los medios sobre un inminente reto a la posición del primer ministro británico destapan una situación de caos y «toxicidad» en Downing Street Leer Filtraciones a los medios sobre un inminente reto a la posición del primer ministro británico destapan una situación de caos y «toxicidad» en Downing Street Leer
El primer ministro británico, Keir Starmer, hizo frente este miércoles a una crisis de confianza urdida por su propio equipo de Gobierno en Downing Street para ahuyentar a sus potenciales rivales políticos. La jornada arrancó con una noticia dominante en los grandes periódicos del Reino Unido, cuyos corresponsales políticos coincidían en que el dirigente laborista está en inminente peligro de perder la jefatura del Ejecutivo en un golpe interno orquestado por miembros de su gabinete.
Starmer, según la versión mediática de la crisis, estaría decidido a luchar contra cualquier desafío a su liderazgo y se negaría a dimitir de su cargo hasta consumar el mandato electoral que obtuvo en las generales de 2024. El diario progresista The Guardian incluso identificó al cabecilla de la presunta revuelta parricida en la figura del ministro de Sanidad, Wes Streeting, quien ya había expresado años atrás su ambición por alcanzar el trono de Downing Street.
El supuesto candidato para desplazar al primer ministro, sólo 16 meses de la rotunda victoria del Partido Laborista en las elecciones legislativas, criticó la «completamente contraproducente» filtración, cuya fuente de procedencia se asocia a la oficina del jefe del Gobierno, en el número 10 de la famosa calle londinense.
«Lo extraño de algunos ‘briefings’ de medianoche es que gente de Nº10 ha dicho que el primer ministro está luchando por su cargo. No creo que sea constructivo decir eso y tampoco creo que sea verdad«, denunció Streeting, quien aguantó rondas de encuentros públicos sobre cuestiones de Sanidad a lo largo de la jornada, que se habían programado hacía tiempo.
La popularidad de Starmer ha tocado suelo entre una cascada de errores políticos, traspiés de comunicación y reestructuraciones en su equipo de Gobierno que no terminan de encajar. El laborismo, a su vez, se arrastra por detrás de Reform UK, el partido populista de ultraderecha que dirige el ahora diputado Nigel Farage. Así, el más reciente promedio de los resultados de distintas encuestas sobre intención de voto, compilado por Político, sitúa a Reform UK en cabeza con el 31% de los apoyos, seguido a larga distancia por el Partido Laborista, con un 18%; los Conservadores, 16%; los Verdes, 14%; y los Liberal Demócratas, 12%.
Además, sondeos internos encargados por el Partido Laborista, a los que ha accedido la publicación PoliticsHome, desvelan que la mitad de los que votaron por la formación de Starmer en 2024 no la apoyarían hoy. Bajo la dirección del primer ministro, que llegó al poder con una excelente reputación como abogado de derechos humanos y gestor eficiente, pero viene demostrando escaso instinto político, los votantes están desertando en masa tanto hacia la derecha como hacia la izquierda. En torno al 11% del mencionado estudio interno apuesta ahora por el nacionalismo radical de Farage y el 19% se inclina por las actuales formaciones de izquierda. En este último bloque, el movimiento Verde está resurgiendo de la mano del nuevo líder Zack Polanski, que promociona el «populismo progresista». Por otra parte, falta por entrar en escena el partido que está creando el ex dirigente laborista Jeremy Corbyn y su colega Zarah Sultana.
Starmer negó haber autorizado «ataques contra miembros del gabinete», mientras la jefa de la oposición, la conservadora Kemi Badenoch, le acusó de haber perdido el control de la «tóxica» oficina de Downing Street y de aferrarse «desesperadamente» a su cargo. El Ejecutivo debe presentar los Presupuestos a finales de mes y no ha descartado subir impuestos o recortar el gasto público, aunque suponga romper promesas electorales.
«Dos semanas antes de los Presupuestos, ¿no es cierto que el primer ministro ha perdido el control de su Gobierno, ha perdido la confianza de su partido y ha perdido la credulidad de los medios británicos?«, le planteó la líder conservadora en la sesión de preguntas al primer ministro, que ambos lidian casi todos los miércoles en la Cámara de los Comunes.
El ministro de Sanidad es el favorito para reemplazar a Starmer en las quinielas de la casa de apuestas William Hill. También es telegénico y hábil a la hora de transmitir mensajes a la población o defenderse en público de dardos lanzados por su propia gente, como hizo este martes. El ex ministro Andy Burnham, el muy popular alcalde de Mánchester, jugó erróneamente su baza para hacerse con las llaves de Downing Street en vísperas del último congreso laborista y se mantiene en la retaguardia desde entonces.
Shabana Mahmood está ganando puntos entre los aspirantes del ala derecha del partido. Brilló al frente de Justicia en el primer año del mandato laborista y afronta ahora el reto de Interior, con el duro problema de cómo acabar con las pateras de inmigrantes irregulares que cruzan el Canal de la Mancha desde Francia y de reducir la llegada legal de extranjeros sin dañar aún más la economía. Pero Starmer no está obligado a convocar elecciones hasta 2029 y aún queda trecho hasta que le fuercen a abandonar Downing Street.
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