El proceso de la digestión, algo absolutamente natural, encuentra cada vez más impedimentos para desarrollarse de una manera saludable. El estrés, la alimentación apresurada, el estilo de vida indebido… todo contribuye (para mal) al proceso de inflamación que, sostenido en el tiempo, es el germen de enfermedades importantes.
Afortunadamente, existen una serie de remedios naturales que pueden ayudarnos a combatir el vientre hinchado, entre los que se encuentran algunas infusiones de agua con limón, té matcha, kombucha… ¿La menos conocida hasta la fecha? Probablemente, la que hoy nos ocupa: el agua de clorofila.
¿Qué es la clorofila y cómo funciona?
La clorofila es ese pigmento de color verde que contienen algunas plantas y algas de forma natural, necesario para el proceso de fotosíntesis (convertir la luz del sol en energía). En su versión líquida, la clorofila es beneficiosa para la cicatrización de la piel, al reducir la inflamación y frenar la proliferación bacteriana en la zona. También puede funcionar como desodorante natural.
Rica en antioxidantes y vitaminas, la clorofila tiene algunas propiedades terapéuticas, aunque muy probablemente no sobreviva a la digestión el tiempo necesario para ser absorbida… de ahí que en algunos casos el médico prescriba la suplementación.
De todas formas, la escasa investigación sobre este ingrediente exige precaución en otras formas que no sean el ‘agua de clorofila’, un preparado sencillo que en principio no tiene contraindicaciones nutricionales, más allá de evitarlo durante el embarazo o en la infancia.
Al ‘agua de clorofila’ se le presuponen cualidades oxigenantes del metabolismo, favoreciendo la eliminación de metales pesados, y ayudando en la regeneración de la flora intestinal.
El poder antioxidante y antiinflamatorio de la clorofila
La parte más interesante del agua de clorofila es su capacidad antiinflamatoria natural, como hemos comentado, que la hacen especialmente útil acompañando a algunos tratamientos para los traumatismos, por ejemplo. Pero su gran valor añadido es que contribuye a aligerar y ‘desinflamar’ el abdomen en el caso de las digestiones pesadas. También es buena para combatir el estreñimiento, otro punto clave para acabar con la temida inflamación.
Pero es que, además, la clorofila contiene grandes cantidades de vitamina A, C y E, por lo que combate la oxidación celular y previene el envejecimiento prematuro. Disuelta en agua, e ingerida, la clorofila puede combatir el mal aliento.
Cómo incorporar la clorofila a la dieta
Una de las maneras más populares de beneficiarnos de la clorofila, a efectos nutricionales, es consumir verduras de hoja verde que la contengan, como pueden ser las espinacas, la lechuga, la acelga, el cilantro o los pimientos.
Pero existe otra forma de tomarla, que es diluida en agua, una bebida que ha experimentado un ascenso en cuanto a popularidad. En este caso, debemos tener cuidado de no ingerir más cantidad de la que el organismo puede soportar. Si su versión es líquida, debemos añadir 5 mililitros en un vaso grande agua, y sólo una vez al día, nunca más.
Si lo prefieres, puedes hacer tu preparado en casa, por ejemplo, usando perejil o cilantro y agua. Si guardas el líquido resultante de la mezcla, puedes agregar después una pequeña cantidad a un smoothie verde.
Suplementos de clorofila
En los complementos alimenticios de clorofila, en realidad, lo que se utiliza es la clorofilina, con beneficios muy similares (aunque no demostrados aún al cien por cien), que van desde la eliminación de algunos tóxicos del organismo, hasta el refuerzo del sistema inmunitario o proporcionar al cuerpo una dosis extra de energía.
Estos suplementos contienen cobre en lugar de magnesio, y la absorción es más posible que en otras presentaciones. Aunque no se ha detectado que la clorofila natural sea tóxica, sí deben tomarse una serie de precauciones sobre todo en cuanto a la cantidad, por la posibilidad de que se produzcan algunos efectos secundarios como problemas digestivos, cambio de color de las heces o diarrea.
Esencial para el proceso de fotosíntesis, la clorofila que contienen algunas plantas puede convertirse en un aliado de las digestiones pesadas, una vez infusionada. Te contamos cómo incorporarla a la dieta.
El proceso de la digestión, algo absolutamente natural, encuentra cada vez más impedimentos para desarrollarse de una manera saludable. El estrés, la alimentación apresurada, el estilo de vida indebido… todo contribuye (para mal) al proceso de inflamación que, sostenido en el tiempo, es el germen de enfermedades importantes.
Afortunadamente, existen una serie de remedios naturales que pueden ayudarnos a combatir el vientre hinchado, entre los que se encuentran algunas infusiones de agua con limón, té matcha, kombucha… ¿La menos conocida hasta la fecha? Probablemente, la que hoy nos ocupa: el agua de clorofila.
¿Qué es la clorofila y cómo funciona?
La clorofila es ese pigmento de color verde que contienen algunas plantas y algas de forma natural, necesario para el proceso de fotosíntesis (convertir la luz del sol en energía). En su versión líquida, la clorofila es beneficiosa para la cicatrización de la piel, al reducir la inflamación y frenar la proliferación bacteriana en la zona. También puede funcionar como desodorante natural.
Rica en antioxidantes y vitaminas, la clorofila tiene algunas propiedades terapéuticas, aunque muy probablemente no sobreviva a la digestión el tiempo necesario para ser absorbida… de ahí que en algunos casos el médico prescriba la suplementación.
De todas formas, la escasa investigación sobre este ingrediente exige precaución en otras formas que no sean el ‘agua de clorofila’, un preparado sencillo que en principio no tiene contraindicaciones nutricionales, más allá de evitarlo durante el embarazo o en la infancia.
Al ‘agua de clorofila’ se le presuponen cualidades oxigenantes del metabolismo, favoreciendo la eliminación de metales pesados, y ayudando en la regeneración de la flora intestinal.
El poder antioxidante y antiinflamatorio de la clorofila
La parte más interesante del agua de clorofila es su capacidad antiinflamatoria natural, como hemos comentado, que la hacen especialmente útil acompañando a algunos tratamientos para los traumatismos, por ejemplo. Pero su gran valor añadido es que contribuye a aligerar y ‘desinflamar’ el abdomen en el caso de las digestiones pesadas. También es buena para combatir el estreñimiento, otro punto clave para acabar con la temida inflamación.
Pero es que, además, la clorofila contiene grandes cantidades de vitamina A, C y E, por lo que combate la oxidación celular y previene el envejecimiento prematuro. Disuelta en agua, e ingerida, la clorofila puede combatir el mal aliento.
Cómo incorporar la clorofila a la dieta
Una de las maneras más populares de beneficiarnos de la clorofila, a efectos nutricionales, es consumir verduras de hoja verde que la contengan, como pueden ser las espinacas, la lechuga, la acelga, el cilantro o los pimientos.
Pero existe otra forma de tomarla, que es diluida en agua, una bebida que ha experimentado un ascenso en cuanto a popularidad. En este caso, debemos tener cuidado de no ingerir más cantidad de la que el organismo puede soportar. Si su versión es líquida, debemos añadir 5 mililitros en un vaso grande agua, y sólo una vez al día, nunca más.
Si lo prefieres, puedes hacer tu preparado en casa, por ejemplo, usando perejil o cilantro y agua. Si guardas el líquido resultante de la mezcla, puedes agregar después una pequeña cantidad a un smoothie verde.
Suplementos de clorofila
En los complementos alimenticios de clorofila, en realidad, lo que se utiliza es la clorofilina, con beneficios muy similares (aunque no demostrados aún al cien por cien), que van desde la eliminación de algunos tóxicos del organismo, hasta el refuerzo del sistema inmunitario o proporcionar al cuerpo una dosis extra de energía.
Estos suplementos contienen cobre en lugar de magnesio, y la absorción es más posible que en otras presentaciones. Aunque no se ha detectado que la clorofila natural sea tóxica, sí deben tomarse una serie de precauciones sobre todo en cuanto a la cantidad, por la posibilidad de que se produzcan algunos efectos secundarios como problemas digestivos, cambio de color de las heces o diarrea.
20MINUTOS.ES – Salud