Aldama en el palco del Zamora

Víctor de Aldama, en el palco del estadio Ruta de Plata, durante un partido en septiembre de 2018 entre el Zamora y el Real Ávila.

El jueves 19 de julio de 2018, un empresario de 40 años aterrizó en el Benito Juárez de Ciudad de México. Había conseguido lo que llevaba una década persiguiendo: hacerse con un club de futbol profesional. No por el deporte. Eran negocios. El Zamora estaba en una situación crítica, y la directiva aceptó la propuesta del Grupo Vivir. No saltaron las alarmas como sí había ocurrido con el Córdoba. Por entonces, a mediados de 2008, la mayoría accionarial pertenecía a Prasa, un gigante de la promoción inmobiliaria (inversiones desde Andalucía a Rumania, pasando por el Algarve y Polonia), pero que estaba sufriendo el shock de la crisis. Vender suelos, locales y promociones para evitar el concurso de acreedores y poder refinanciar la deuda. La del club de futbol ascendía a dos millones y medio de euros. Recibieron una única oferta: un acuerdo de compra a cambio de un primer pago relevante y luego, al final de temporada, el resto. Así lo expuso el empresario madrileño el viernes 10 de octubre en la sede de Prasa. El empresario José Romero no lo vio claro. ¿Las únicas garantías que ofrecían eran un garaje y una nave en un polígono industrial?

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 Tras hacerse con el club de fútbol en 2018, el empresario conoció a políticos y empresarios y pronto vislumbró el paraíso del comisionista  

Columna

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Tras hacerse con el club de fútbol en 2018, el empresario conoció a políticos y empresarios y pronto vislumbró el paraíso del comisionista

Víctor de Aldama, en el palco del estadio Ruta de Plata, durante un partido en septiembre de 2018 entre el Zamora y el Real Ávila.
Víctor de Aldama, en el palco del estadio Ruta de Plata, durante un partido en septiembre de 2018 entre el Zamora y el Real Ávila.Emilio Fraile
Jordi Amat

El jueves 19 de julio de 2018, un empresario de 40 años aterrizó en el Benito Juárez de Ciudad de México. Había conseguido lo que llevaba una década persiguiendo: hacerse con un club de futbol profesional. No por el deporte. Eran negocios. El Zamora estaba en una situación crítica, y la directiva aceptó la propuesta del Grupo Vivir. No saltaron las alarmas como sí había ocurrido con el Córdoba. Por entonces, a mediados de 2008, la mayoría accionarial pertenecía a Prasa, un gigante de la promoción inmobiliaria (inversiones desde Andalucía a Rumania, pasando por el Algarve y Polonia), pero que estaba sufriendo el shock de la crisis. Vender suelos, locales y promociones para evitar el concurso de acreedores y poder refinanciar la deuda. La del club de futbol ascendía a dos millones y medio de euros. Recibieron una única oferta: un acuerdo de compra a cambio de un primer pago relevante y luego, al final de temporada, el resto. Así lo expuso el empresario madrileño el viernes 10 de octubre en la sede de Prasa. El empresario José Romero no lo vio claro. ¿Las únicas garantías que ofrecían eran un garaje y una nave en un polígono industrial?

La información de A. D. Jiménez en Abc era demoledora. El empresario Víctor de Aldama era administrador único o solidario de varias sociedades que tenían deudas con la Seguridad Social o la Comunidad de Madrid y tenía abiertos procedimientos ante juzgados de lo Social por denuncias de los trabajadores o por la propia Seguridad Social. En ocasiones se declaró insolvente; en otros no presentaba las cuentas. Aldama contratacó en una rueda de prensa en el parador de La Arruzafa, desmintiendo lo filtrado por el club. Tenía un edificio de propiedad. “No soy un especulador. Venía con un proyecto ilusionante”. Lo abracadabrante es que dos años después Aldama, que también se había interesado por el Xerez y el Móstoles, estuvo a punto de hacerse nuevamente con el Córdoba porque la situación económica del club iba de mal en peor y Prasa tenía que vender. El miércoles 12 de enero de 2011, llegó otra vez a la sede de Prasa con todo a punto de firmar, ahora a través del grupo Signum Inversiones. “Voy con mi gente”, declaró. Pero el grupo incumplió con lo escriturado para el traspaso del paquete accionarial y la venta se canceló.

El 19 de julio de 2018, Aldama aterrizó en México. Su enlace fue el político y empresario Gerardo Islas, según Alberto Aguirre, de El Economista. Cuadra. El pueblano Islas era propietario de Sexenio, “uno de los periódicos digitales más importantes de Latinoamérica”. Así lo publicó Zamora24horas. Hacía mes y medio que era el hombre fuerte del Zamora. Conoció a políticos y empresarios y pronto vislumbró el paraíso del comisionista. Cruzaría su agenda con la que empezó a construir en España. ”Y acuérdate, hermano, la relación que tengo con Ábalos, el ministro de Fomento de España nuevo que está ahora”, le escribió a Pedro Haces el 22 de agosto. El nombre de este senador aparecería impreso en la camiseta del Zamora cuando se presentaron los espónsores mexicanos. En otra estaba el apellido Murat, gobernador del Estado de Oaxaca. En octubre, Sexenio publicaba una gran fotografía de la nueva camiseta del Zamora. En diciembre, Murat y un grupo de empresarios viajaron a Madrid. A principios de enero de 2019, Murat y Aldama se fotografiaban en Huatuloc con una camiseta del club, a la vez que Murat se reunió con la dirección de Air Europa. En febrero, Murat y el ministro Ábalos firmaban un memorando de entendimiento en el ámbito de infraestructuras y transportes. Aldama, claro, estuvo allí. Para eso se sentaba en un palco.

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Sobre la firma

Jordi Amat

Filólogo y escritor. Ha estudiado la reconstrucción de la cultura democrática catalana y española. Sus últimos libros son la novela ‘El hijo del chófer’ y la biografía ‘Vencer el miedo. Vida de Gabriel Ferrater’ (Tusquets). Escribe en la sección de ‘Opinión’ y coordina ‘Babelia’, el suplemento cultural de EL PAÍS.

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