El plan, en el que participa la Oficina Federal de Protección Civil y Asistencia en Catástrofes, incluye una ‘app’ para que los ciudadanos puedan registrar la distancia hasta el refugio más cercano. Leer El plan, en el que participa la Oficina Federal de Protección Civil y Asistencia en Catástrofes, incluye una ‘app’ para que los ciudadanos puedan registrar la distancia hasta el refugio más cercano. Leer
Hay muchas formas de sembrar el pánico en la población y la más radical e inesperada en Alemania ha venido de parte del ministerio del Interior. En previsión de un conflicto nuclear en el marco de la guerra en Ucrania, las autoridades han elaborado un plan de protección en búnkeres en todo el país que obligaría a rehabilitar los que quedaron de la Segunda Guerra Mundial y a construir otros nuevos.
El plan, en el que participa la Oficina Federal de Protección Civil y Asistencia en Catástrofes (BBK), incluye el desarrollo de una aplicación especial para teléfonos móviles que los ciudadanos podrán utilizar para registrar la distancia hasta el búnker más cercano. La BBK también quiere animar a la población a construir refugios en sus propias casas. Los sótanos podrían ser tan adecuados para ello como los garajes.
BSSD Defence es el nombre de la empresa con sede en Berlín que fabrica los llamados sistemas de refugio para aplicaciones privadas, comerciales y militares. El negocio está en auge y la empresa apenas puede seguir el ritmo de los pedidos. Una habitación del pánico cuesta unos 20.000 euros. Un búnker en toda regla casi 200.000 euros. «Hay una gran demanda y un gran interés. Nadie habría esperado que se librara otra guerra en Europa, pero la historia sigue repitiéndose, por desgracia», afirma Mario Piejde, director técnico de BSSD.
Aunque la clase política considera que las amenazas de Rusia son un «farol», el miedo ha calado en la población y en los electores, lo que explica el auge de los partidos que abogan por una solución negociada al conflicto. La Asociación Alemana de Ciudades y Municipios, que representa a los 14.000 municipios del país, ha pedido al Gobierno alemán que invierta 10.000 millones de euros en protección civil durante los próximos 10 años y así poder recuperar los 2.000 búnkeres de la época de la Guerra Fría.
No será tarea fácil. Según la BBK, sólo 579 de estos búnkeres siguen designados como refugios públicos, aunque sería necesario una renovación de los mismos. Aún así, son pocos. Sólo proporcionarían espacio para unas 478.000 personas, apenas el 0,56% de la población alemana. Según el Gobierno, para proteger a toda la población alemana harían falta 210.100 búnkeres adicionales . La inversión sería de casi de 140.000 millones de euros y la duración estimada de 25 años. Y aun así, Alemania quedaría muy por detrás de Suiza, el país de los búnkeres por excelencia. Desde los años 60, todos los municipios suizos han construido búnkeres nucleares para sus residentes. Los refugios también son obligatorios en casas y edificios a partir de un cierto tamaño. Suiza dispone teóricamente de 360.000, suficientes para todos sus habitantes.
Los puntos clave del plan de protección en búnker se acordaron en una reunión de altos funcionarios en junio y un grupo especial lo está investigando ahora, explicó un portavoz de Interior. El origen de ese plan proviene de los jefes de la inteligencia alemana. Ellos advirtieron en octubre que Rusia seria probablemente capaz de lanzar un ataque contra la OTAN en 2030.
Hans-Walter Borries, director del Instituto de Estudios Económicos y de Seguridad FIRMITAS de la Universidad de Witten, en Alemania Occidental, duda de que los búnkeres sean realmente útiles en caso de guerra entre la OTAN y Rusia, ya que Moscú dispone ahora de misiles hipersónicos que podrían alcanzar prácticamente cualquier ciudad europea desde Kaliningrado en dos a cinco minutos.
«Esto ya no es como en la Segunda Guerra Mundial, cuando los bombarderos volaban desde la zona de Hannover hasta Berlín y había un tiempo de aviso de entre 15 a 20 minutos para encontrar un búnker», explicó Borries, coronel en la reserva de la Bundeswehr. «Ahora no hay tiempo para avisos».
El Gobierno alemán ha reconocido este problema. En caso de guerra, los grandes búnkeres centrales serían mucho menos útiles que los refugios descentralizados en edificios residenciales, según el informe gubernamental. Por ello, el Gobierno quiere recomendar a los ciudadanos que se aprovisionen de materiales de construcción baratos y fáciles de conseguir y monten refugios en sus sótanos.
Pero Borries tampoco cree en estos planes, aunque sólo sea por el enorme poder destructivo de las armas nucleares actuales. «El efecto ya no es comparable al de Hiroshima o Nagasaki. Los misiles actuales con cabezas nucleares bastarían para aniquilar por completo a toda la República Federal de Alemania con nueve o 12 misiles». Los búnkeres que podrían resistir un ataque de este tipo tendrían que enterrarse a miles de metros de profundidad en los Alpes suizos. Por ello, en lugar de invertir miles de millones en la construcción de una red de búnkeres en caso de guerra, los gobiernos deberían invertir en la protección de la población en caso de desastres naturales, cada vez más frecuentes y virulentos.
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