Hace unas semanas la cantante portuguesa Ana Moura (Santarém, 45 años) acudió a una gala de premios con un vestido transparente. El asunto fue más escrutado durante días que la negociación de los Presupuestos del Estado de la que dependía que el país fuese a las terceras elecciones en tres años. La compararon con Rosalía y con actrices porno. Recibió amenazas, que la obligaron a dejar de lado la despreocupación con la que siempre se ha movido por Portugal.
La cantante portuguesa, que modernizó el fado en el pasado, desafía el rechazo del público conservador a su nuevo rumbo artístico, más urbano y sensual. El lunes 25 dará un concierto en Madrid y en enero actuará en Murcia y Alicante
Hace unas semanas la cantante portuguesa Ana Moura (Santarém, 45 años) acudió a una gala de premios con un vestido transparente. El asunto fue más escrutado durante días que la negociación de los Presupuestos del Estado de la que dependía que el país fuese a las terceras elecciones en tres años. La compararon con Rosalía y con actrices porno. Recibió amenazas, que la obligaron a dejar de lado la despreocupación con la que siempre se ha movido por Portugal.
Hay quien no le perdona a una de sus fadistas más internacionales sus nuevos guiños a la música y estética urbana, subrayados con sensualidad en su último single, Desliza. Una búsqueda que comenzó en 2021 cuando rompió con su multinacional, Universal Music, para convertirse en dueña de su propio trabajo. Después de una decena de álbumes, se hartó de pedalear en aquella rueda del hámster y lanzó un disco, Casa Guilhermina, donde componía temas (Mácia o Jacarandá, dedicado a su amigo Prince), cantaba en quimbundo en homenaje a las raíces angoleñas de su línea materna y usaba autotune. Esa evolución será evidente el lunes 25 de noviembre en su concierto en el teatro Coliseum de Madrid en el ciclo Summum Concert Series, dentro de una gira europea, que también incluye actuaciones a finales de enero en Murcia y Alicante.
Donald Trump había ganado las elecciones horas antes de que Ana Moura llegase con puntualidad al teatro Tívoli BBVA de Lisboa. En el camerino donde esa noche estaría Jorge Drexler, no rehuyó preguntas, tampoco las políticas.
Pregunta. ¿Cómo cree que cambiará el mundo con Trump?
Respuesta. Es preocupante, no logro imaginar el impacto que tendrá en lugares como Palestina y en todos lados.
P. ¿Está en peligro la democracia?
R. Siento que vivo en una burbuja. Tengo la esperanza de que no está en peligro porque la gente con la que hablo comparte mis opiniones, pero luego ves cómo se vota masivamente a Trump y cómo esos movimientos crecen en otros países como Portugal. Me asusta porque pone en riesgo la democracia.
P. Casa Guilhermina, su último disco, fue el primer trabajo que produjo. ¿Quedó contenta?
R. No fue muy bien recibido al principio, pero luego funcionó muy bien en los conciertos e incluso a nivel de premios. Quien disfrutó escuchándome algún día con todo lo que llevaba dentro, le gustará escucharme ahora. Es la continuación de la historia. Ese disco reúne todas las camadas que me constituyen en relación con aquello que soy ahora.
P. El nuevo single profundiza en el cambio. ¿Quién es la nueva Ana Moura?
R. Nunca he sido una sola persona, siento que estoy siempre renaciendo. Tengo mucho cariño por mis anteriores discos, pero me cuesta hablar sobre ellos porque pertenecen a otro ciclo. Siempre sentí que buscaba un lugar cada vez más libre para compartir lo que era y aceptando que estamos siempre en cambio. No somos una sola cosa, ni estamos hechos de una sola materia ni solo somos una cosa la vida entera.
P. ¿Qué necesita expresar ahora que no necesitó antes?
R. He sido madre hace poco, una experiencia totalmente diferente. Siento ahora que soy dos personas, estoy en la fase de aprender a vivir con esa realidad de tener que dividirme entre dos seres. He estado escribiendo alrededor de la alegría y la dificultad de ser mujer con todos los pesos y virtudes que implica.
P. En la maternidad de una artista, ¿hay una dificultad específica o universal?
R. Es común para todas las madres del mundo, pero mi experiencia es que necesitamos de un espacio y de un tiempo para crear y que la presencia de alguien que reclama mi atención me obliga a aprender una nueva forma de crear. Estoy a lidiar con esta realidad, que también acarrea un sentimiento de culpa de si lo estarás haciendo bien, que trato de llevar de forma positiva porque lo que me aporta de bonito y bello supera cualquier cosa.
P. ¿Hay exigencias diferentes para madres y padres?
R. Tengo un músico como pareja [Pedro Mafama] y está en una fase diferente de la carrera y de la vida. Yo le he dado más espacio al padre que a mí, fue una elección. Yo soy mayor, tenía más urgencia en ser madre y creía que debía darle más espacio, pero esa gestión tampoco es fácil. ¿Dónde establecemos los límites? Yo hago esfuerzos por ser madre y mantener las cosas que hacía antes como salir con mis amigos o escribir, pero es impresionante cómo la sociedad tiende a considerar que las madres tienen una responsabilidad mayor. Está enraizado en la gente, como también lo está la opinión de que te ayuda tu pareja en lo creativo. Esto ha sido muy recurrente en mi carrera, cuando alcanzaba algo decían que era porque tenía tal pareja. También ocurrió con la decisión que tomé para la gala de los Globos de Ouro de Portugal, que coincidía con mi nuevo single. Este tiempo he buscado experiencias de creadoras que fuesen madres, así encontré un ensayo de Audre Lorde, donde redefine el sentido de lo erótico, que ella considera una fuerza femenina anulada por la sociedad patriarcal y que anima a las mujeres a reivindicar. El nuevo single está inspirado en su ensayo Usos de lo erótico: lo erótico como poder. Yo decidí usar en la gala un vestido minimalista, transparente, que mostraba mi pecho, el pecho de una mujer que acababa de amamantar durante nueve meses, el pecho que la sociedad ha sexualizado y que no es un órgano sexual. Usé ese vestido y de repente ¡Portugal paró! Sé que vivo en un país conservador pero nunca pensé que con los problemas que hay en el mundo de repente…
P. … el vestido de Ana Moura fuese lo más importante.
P. Exactamente. Y también me sorprendió que incluso algunas personas que habían entendido mi acto lo asociaron a que mi pareja estaba detrás. Y el hecho de ser madre o lidiar con estas cosas de esta forma es una experiencia individual. Obviamente nos influimos unos a otros, pero esta es mi voluntad y mi coraje.
P. ¿Se siente más juzgada por ser mujer?
R. Ese enjuiciamiento ha crecido porque yo actúo con más libertad. En el proceso de ser madre gané una fuerza y una libertad que no tenía antes. Me siento mucho más libre. En las redes escriben que no me vista así o no baile asá porque ahora soy madre y debo tener sensatez. Para quien quiere ser libre, son tiempos muy asustadores.
P. ¿Se acabó el fado en su carrera?
R. No. Soy fadista y esta es una condición para el resto de mi vida, cante en inglés o griego. Hay un alma fadista dentro de mí que está presente en todo lo que hago. Eso no quiero decir que todo lo que canto sea fado, aunque hay cosas que podrán ser consideradas fado dentro de un tiempo. Cuando publiqué Desfado, se criticó que fuese a grabarlo a Los Ángeles con un productor extranjero, pero luego Carlos de Carmo dijo que trazaba un antes y un después del fado. Hago cosas que no son fado, pero llevan una fadista dentro.
P. ¿Está escribiendo letras?
R. Sí. Vengo de una historia fadista donde somos intérpretes acostumbrados a cantar grandes poetas y eso nos inhibe. Ahora me interesa descubrir mi forma de contar una historia. Seré una intérprete siempre y podré interpretar poemas que me hacen trascender, pero quiero dar espacio a la contadora de historias de mi propia historia.
P. ¿Fue acertado romper con su multinacional discográfica?
R. Creo que sí a pesar de las dificultades que he enfrentado. Ser responsable de nuestra estructura implica mucha dedicación, además de las dificultades de un medio diseñado para funcionar de determinada manera. Si no formamos parte de ese esquema, las cosas son más difíciles y yo las he enfrentado esas dificultades. No sé que haré en el futuro, me gusta estar en lugares en los que si percibo que algo no funciona quiero tener el coraje de encontrar la nueva forma de hacerlo. Es eso lo que me interesa. Tuve el coraje y la libertad para descubrir una nueva forma de hacerlo.
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