El ritual del que saldrá el nuevo Papa se presenta tan fascinante como impredecible Leer El ritual del que saldrá el nuevo Papa se presenta tan fascinante como impredecible Leer
El cielo de Roma se convierte una vez más en testigo de la Historia. A partir de este miércoles, todas las miradas quedan fijas en la chimenea más famosa del mundo, la única vía de comunicación entre los cardenales encerrados en el cónclave y los 1.400 millones de fieles que aguardan expectantes el humo blanco. El ritual del que saldrá el sucesor de Francisco en el ministerio petrino se presenta tan fascinante como impredecible.
Este miércoles comienza el proceso que pondrá fin a la etapa de ‘sede vacante’ que abrió la muerte de Francisco. La jornada arrancará a las 10:00 con la misa ‘Pro Eligendo Pontifice’ y, por la tarde, a las 16:30, se procederá a la entrada y clausura de los cardenales electores en la Capilla Sixtina del Vaticano para la única votación de este día cuya fumata se prevé negra, salvo sorpresa mayúscula, en torno a las 18:00 o 19:00 horas.
Los días posteriores habrá dos votaciones por la mañana y, a continuación, una fumata que indicará el resultado, y otras dos por la tarde, con otra fumata. Así hasta que veamos el humo blanco sobre la plaza de San Pedro. Los horarios orientativos para mirar al cielo son después de las 10:30 y después de mediodía; por la tarde después de las 17:30 y después de las 19:00, anunció ayer el portavoz vaticano, Matteo Bruni.
Francisco fue elegido en 2013 en la quinta votación, a las 19:06.
El Colegio Cardenal está formado por 252 miembros, de los cuales 133 tienen derecho a voto en este cónclave por tener menos de 80 años (dos se retiraron por motivos de salud). La diversidad es la seña de este cónclave gracias al Papa Francisco que durante sus 12 años al frente de la Iglesia nombró a 107 de los cardenales que votan, frente a los 21 designados por Benedicto XV y los cinco de Juan Pablo II. El argentino deja una Curia multicultural, con cardenales de 70 países, pero en la que las naciones europeas siguen siendo mayoría (así ha sido durante siglos), con 52 cardenales, 17 de ellos italianos. Le sigue Asia con 23; el norte y el centro del continente americano, con 20; África con 17; América Latina, con otros 17; y finalmente cuatro cardenales llegados de Oceanía.
La mayoría tiene entre 71 y 79 años; solo 15 tiene menos de 60 años. El más joven es el ucraniano Mykola Bychok, obispo en la ciudad australiana de Melbourne, de 45 años, `y el de más edad es el español Carlos Osoro Sierra, de 79 y cardenal arzobispo emérito de Madrid. Las congregaciones, o reuniones, celebradas los días anteriores al encierro en la Sixtina han servido para presentarse y conocerse -un mínimo- entre ellos. Para que haya fumata blanca, un candidato necesitará dos tercios de los votos, en esta ocasión 89.
La seguridad en torno a la elección más secreta del mundo afronta en esta ocasión los retos de su tiempo. La inteligencia artificial, los drones o los ciberataques son solo algunos de los riesgos que entraña esta era, más digital que nunca. Para evitar no solo filtraciones al exterior, sino que llegue información al interior que pueda condicionar la elección de los cardenales, se prohíbe todo uso de dispositivos digitales y se cuenta con inhibidores de frecuencia en el perímetro para impedir las comunicaciones. Las ventanas de la Sixtina cuentan también con sistemas opacos anti drones y anti láser.
Sus eminencias no están totalmente aislados ya que con ellos hay un grupo de personal que los asiste durante los días de encierro. Médicos, enfermeras, personal de limpieza, cocineras… juraron guardar «absoluto secreto» el lunes en la Capilla Paulina y oficiado por el camarlengo, Kevin Joseph Farrell.
¿Tendremos un Papa negro o asiático? Entran en las quinielas, teniendo en cuenta que Asia y África son continentes donde la Iglesia está en auge, en comparación con la pérdida de fieles en Europa. Por eso se barajan nombres como Robert Sarah o el carismático cardenal filipino Luis Antonio Tagle.
Sin embargo, los nombres que más suenan lo hacen en casa. Los italianos Pierbattista Pizzaballa, Matteo Zuppi y Pietro Parolin están en boca de todos. Éste último es el gran favorito. El secretario de Estado de la Santa Sede, de 70 años, es el sucesor natural de Francisco, incluso le remplazó en varios eventos. Con un perfil diplomático es un gran mediador de conflictos y es conocido por todos los cardenales. Pero si el dicho se cumple: «Quien entra Papa, sale cardenal».
El ritual del cónclave tiene un lenguaje propio cargado de simbolismo que escucharemos durante los próximos días. De hecho, el propio cónclave significa ‘cum clavis’, del latín, bajo llave. La poderosa expresión «Extra Omnes», también en latín, significa «¡Todos fuera!» y es pronunciada por el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias para que toda persona ajena al cónclave abandone la Capilla Sixtina.
Pero sin duda la expresión latina que más se espera estos días es la que pone el broche de oro a todo el proceso: «Habemus Papam». No hace falta explicación. El encargado de pronunciar la icónica frase será Dominique Francois Joseph Mamberti, el cardenal diácono de mayor antigüedad dentro del orden diaconal del Colegio Cardenalicio.
La pequeña chimenea que corona la Sixtina se convierte en la protagonista. Está conectada a dos estufas en las que los cardenales quemarán sus papeletas al finalizar las votaciones de la mañana o de la tarde. Dependiendo del resultado, se usan distintos productos químicos para conseguir el color deseado: blanco si hay mayoría en torno a un candidato; negro si no se llega a los 89 votos necesarios.
Para desbloquear las votaciones, los cardenales cuentan con los momentos de convivencia fuera de la Capilla Sixtina. Esas son las charlas y reuniones claves para aglutinar votos en torno a uno o más candidatos en función de las distintas corrientes ideológicas dentro de la Curia.
Si atendemos a los dos últimos cónclaves, no se espera que se demore demasiado. De hecho, el cardenal Ratzinger llegó al cónclave con tanta fuerza que salió elegido en la cuarta votación, la elección más rápida desde la de Pío XII, 1939.
En 2025, sin embargo, hay varios ‘papables’ sonando con fuerza por lo que se espera que los cardenales tarden algo más en agrupar sus votos.
Si echamos la vista aún más atrás, hasta 1268, la historia aún recuerda lo surrealista de la elección del Papa Gregorio X que duró hasta 1271. Para evitar una nueva ‘sede vacante’ eterna, el Pontífice promulgó el Ubi Periculum, la Constitución que introdujo por primera vez el término cónclave. En el otro extremo, el más corto de la historia, solo 10 horas para elegir al Papa Julio II en 1503.
Cuando un candidato alcance los 89 votos necesarios, los cardenales romperán a aplaudir según la tradición. En ese momento se le preguntará al elegido si acepta el Pontificado y bajo qué nombre. De los 10 nombres más elegidos a lo largo de la historia, el más común es Juan, con 21 Papas, y el menos Urbano, con ocho Papas.
Francisco contó que su nombre viene de Francisco de Asís, el santo de la pobreza, porque tras ser elegido el cardenal Cláudio Hummes -que se sentaba a su lado- le abrazó y le dijo: «No te olvides de los pobres».
Después de vestirse con los hábitos papales en una pequeña antecámara de la Capilla Sixtina, conocida como la Sala de las Lágrimas, el nuevo Pontífice se presentará por primera vez ante los fieles para dar la bendición ‘Urbi et orbi’ (a la ciudad de Roma, y al mundo).
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