Han participado el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, y el representante comercial, Jamieson Greer y el viceprimer ministro He Lifeng Leer Han participado el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, y el representante comercial, Jamieson Greer y el viceprimer ministro He Lifeng Leer
Suiza, como en el pasado, ha vuelto a ser terreno neutral para las negociaciones comerciales más importantes en estos momentos, las que protagonizan las dos mayores economías del mundo. Bajo los nubarrones de la guerra comercial iniciada por el presidente Donald Trump, Estados Unidos y China han decidido mantener su primer contacto directo este sábado, el primer cara a cara entre altos funcionarios en Ginebra, una ciudad que es la sede de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y donde 23 países firmaron en 1947 el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, que rigió las principales negociaciones globales durante casi medio siglo.
Las primeras declaraciones tras las conversaciones llegaron por parte de China, que calificó estas reuniones como «un paso importante». En concreto, según un comunicado publicado en la agencia oficial Xinhua recogido por AFP, «el contacto establecido en Suiza es un paso importante para promover la resolución de la disputa«. Ninguna de las partes compartió detalles exactos de los temas tratados o los puentes tendidos.
Para la directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Ngozi Okonjo-Iweala, las discusiones en Ginebra son «un paso positivo y constructivo hacia la reducción de la escalada». Hace unas semanas, Okonjo-Iweala se mostró «muy preocupada» por la situación y advirtió que «podría tener consecuencias considerables». La presidenta de Suiza, Karin Keller-Sutter, por su parte, relacionó la elección del papa León XIV con las negociaciones: «El Espíritu Santo estuvo en Roma. Debemos esperar que ahora venga a Ginebra durante el fin de semana», dijo el viernes.
La reunión en Ginebra ha sido la señal más fuerte hasta el momento de que las dos superpotencias están al menos listas para rebajar el intercambio de golpes arancelarios. Unas conversaciones que llegan unos días después de que la administración Trump alcanzara su primer acuerdo comercial con Reino Unido. Una nota positiva a la que se agarran otros muchos países que buscan acuerdos similares antes de que entren en vigor en junio los llamados «aranceles recíprocos» que el presidente estadounidense suspendió durante 90 días.
Alrededor de la nueva mesa de negociación se han sentado el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, y el representante comercial, Jamieson Greer. Del lado chino estaba el principal funcionario económico del gigante asiático, el viceprimer ministro He Lifeng. Ambas partes han ofrecido distintas versiones sobre quién solicitó primero la celebración de este encuentro -«el hecho de que China acceda a mantener conversaciones con EEUU a petición de este último demuestra un enfoque responsable», dice un portavoz del Gobierno chino-, en línea con las declaraciones contradictorias de estas últimas semanas.
Mientras que el propio Trump ha llegado a asegurar que había hablado con el presidente chino Xi Jinping y que Pekín buscaba desesperadamente un acuerdo comercial, los funcionarios chinos lo negaban, manteniendo en todo momento su firmeza en continuar con el pulso y contratacar ante cualquier nueva sacudida arancelaria. «EEUU debe dar marcha atrás y eliminar sus aranceles unilaterales. Pekín nunca aceptará ni buscará ningún acuerdo sacrificando sus principios», manifiestan desde el Ministerio de Comercio chino.
Muchos analistas internacionales coinciden en que lo máximo que se puede esperar de esta primera reunión entre Washington y Pekín es que ambas partes discutan sus posiciones y pongan encima de la mesa las bases para una segunda ronda de conversaciones más fructífera. Esta línea la mantienen también fuentes consultadas del Gobierno chino.
Es importante recordar que durante la primera guerra comercial de Trump, después de dos largos años de intercambios de golpes arancelarios, EEUU y China firmaron a principios de 2020 el llamado «acuerdo de fase uno» que suspendía y reducía algunos gravámenes. En cambio, muchos de estos se mantuvieron vigentes durante toda la presidencia de Joe Biden, que incluso lanzó nuevos aranceles que se han sumado a los últimos de Trump.
La reunión en Suiza vino precedida por los últimos datos de exportaciones de China en abril, que cayeron a EEUU más del 20% en comparación con el año anterior. Según un informe del banco estadounidense Citigroup, el número de buques portacontenedores que salen de China con destino a EEUU se redujo en más de un 36% interanual en los últimos 15 días de abril. En cambio, las exportaciones totales de Pekín aumentaron un 8,1% gracias a que los crecientes envíos a los vecinos del Sudeste Asiático han compensado la caída del comercio con Washington.
Las autoridades chinas han reconocido que la guerra comercial está perjudicando a su producción manufacturera, que cayó a su nivel más bajo desde diciembre de 2023. La incertidumbre provocada por los aranceles de Trump también llevó a que la economía estadounidense se contrajera por primera vez en tres años.
La otra noticia previa a las primeras negociaciones estuvo en torno a las palabras de Trump, quien desde hace tiempo ha criticado los déficits comerciales con China, que insinuó que los aranceles estadounidenses sobre los productos procedentes de Pekín podrían bajar. «No se puede subir más. Está en 145%, así que sabemos que va a bajar», dijo, para más tarde añadir en redes sociales que un arancel del 80% sobre los productos chinos «parece correcto».
Trump, después de estrenar su segundo mandato con un primer golpe del 20% de aranceles a los productos importados chinos, metió una marcha más y los aumentó al 34% y luego al 84%. Después de que Pekín contratacara, el republicano subió al 145%, provocando que la parte china respondiera de nuevo con otro aumento del 125%. «Los gravámenes a China han alcanzado niveles insostenibles», admitió a principios de mayo el estadounidense Bessent.
El encuentro de los negociadores en Suiza ha coincidido con la visita de Xi Jinping a Moscú, donde el viernes acompañó a Vladimir Putin como invitado de honor en el desfile del Día de la Victoria para conmemorar el 80º aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Xi salió en la foto junto dirigentes del Sur Global, donde la política de seducción del régimen chino, tanto la diplomática como la comercial, está funcionando. Pekín hace tiempo que entre los países en desarrollo busca proyectarse como un líder global alternativo.
Actualidad Económica // elmundo