El uso de betabloqueantes es una herramienta común para el tratamiento de afecciones cardíacas, especialmente en pacientes que han sufrido un infarto. Tanto es así que se estima que más de un millón de personas los toma diariamente en nuestro país.
En principio, estos fármacos funcionan uniéndose a un receptor celular llamado beta-adrenérgico, que se encuentra principalmente en el corazón, las arterias y los pulmones. De este modo, evitan que se activen con determinados mensajes químicos del sistema nervioso que, en condiciones normales, provocarían una elevación de la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y la contractilidad cardíaca.
Un medicamento puesto en duda
Aún así, hay que decir que hace tiempo que muchas voces en la comunidad científica vienen discutiendo el verdadero alcance de su eficacia, sobre todo cuando se emplean como monoterapia (sin acompañarse de otros medicamentos) para la cardioprotección en pacientes que han sufrido un infarto.
Ahora, un nuevo ensayo clínico internacional coordinado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y un meta-análisis posterior cuyos resultados se han publicado en las prestigiosas revistas de medicina The New England Journal of Medicine y The Lancet ha revigorizado estas dudas. Después de llevar a cabo un ensayo sobre más de 8.500 pacientes de distintos hospitales de España e Italia y un meta-análisis posterior sus autores, dirigidos por Borja Ibáñez del CNIC, han concluido que las personas que toman betabloqueantes tras un infarto podrían no obtener grandes beneficios respecto a quienes no los reciben. No sólo eso, sino que su uso podría significar que los pacientes no reciben fármacos incompatibles que son quizás más eficaces.
Según detallan estos investigadores, el ensayo REBOOT-CNIC surgió de la necesidad de mejorar el tratamiento del infarto con criterios científicos sólidos, libres de sesgos comerciales. Con tal fin, 109 hospitales (74 de llos en nuestro país y 35 en Italia, coordinados por el Instituto Mario Negri de Milán liderado por el cardiólogo Roberto Latini) han participado de manera altruista en el trabajo, recabando datos de 8.500 pacientes a los que se asignó de manera aleatoria un tratamiento con betabloqueantes tras recibir el alta médica después de un infarto no complicado. A estas personas se les realizó un seguimiento medio de unos 4 años, y la información obtenida de este modo se puso posteriormente en relación con otros ensayos clínicos más pequeños llevados a cabo anteriormente.
Un fármaco poco útil para la mayoría
En base a este método, se halló que no había diferencias significativas en la población general, y sólo se apreció un ligero efecto positivo en pacientes con la función contráctil cardíaca moderadamente reducida tras el infarto de miocardio.
Los betabloqueantes se consideran generalmente seguros, aunque pueden tener algunos efectos secundarios que impactan en la calidad de vida de los pacientes (fatiga, cansancio, ritmo cardíaco lento, disminución del deseo sexual…). Además, pueden resultar incompatibles con otros medicamentos que sí que podrían ofrecer beneficios importantes a los pacientes.
Por eso, insisten los investigadores, es tan importante que estudios como estos continúen indagando en la verdadera eficacia de los betabloqueantes. Determinar cuál es su uso más idóneo y cuándo son improcedentes (o incluso contraproducentes) puede ser clave para mejorar la salud de miles de pacientes cardiovasculares en España y en el mundo.
Referencias
CNIC (2025). NEJM & The Lancet: El ensayo REBOOT, liderado por el CNIC, modifica una práctica médica vigente desde hace más de 40 años en el manejo del infarto. Consultado online en https://www.cnic.es/es/noticias/nejm-lancet-ensayo-reboot-liderado-por-cnic-modifica-practica-medica-vigente-desde-hace-mas el 02 de septiembre de 2025.
Rosselló, X., Prescott, E., Kristensen, A. M., Ibanez, B., et al. (2025). Beta-blockers after myocardial infarction in patients without heart failure. The New England Journal of Medicine (2025). DOI: https://doi.org/10.1056/NEJMoa2505985
Rosselló, X., Prescott, E., Kristensen, A. M., Ibanez, B., et al. (2025). Beta-blockers after myocardial infarction with mildly reduced ejection fraction: An individual patient data meta-analysis of randomised controlled trials. The Lancet (2025). DOI: https://doi.org/10.1016/S0140-6736(25)01592-2
Los betabloqueantes se recetan comúnmente a pacientes después de infartos no complicados; pero, desde hace años, algunos expertos discuten este uso.
El uso de betabloqueantes es una herramienta común para el tratamiento de afecciones cardíacas, especialmente en pacientes que han sufrido un infarto. Tanto es así que se estima que más de un millón de personas los toma diariamente en nuestro país.
En principio, estos fármacos funcionan uniéndose a un receptor celular llamado beta-adrenérgico, que se encuentra principalmente en el corazón, las arterias y los pulmones. De este modo, evitan que se activen con determinados mensajes químicos del sistema nervioso que, en condiciones normales, provocarían una elevación de la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y la contractilidad cardíaca.
Un medicamento puesto en duda
Aún así, hay que decir que hace tiempo que muchas voces en la comunidad científica vienen discutiendo el verdadero alcance de su eficacia, sobre todo cuando se emplean como monoterapia (sin acompañarse de otros medicamentos) para la cardioprotección en pacientes que han sufrido un infarto.
Ahora, un nuevo ensayo clínico internacional coordinado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y un meta-análisis posterior cuyos resultados se han publicado en las prestigiosas revistas de medicina The New England Journal of Medicine y The Lancet ha revigorizado estas dudas. Después de llevar a cabo un ensayo sobre más de 8.500 pacientes de distintos hospitales de España e Italia y un meta-análisis posterior sus autores, dirigidos por Borja Ibáñez del CNIC, han concluido que las personas que toman betabloqueantes tras un infarto podrían no obtener grandes beneficios respecto a quienes no los reciben. No sólo eso, sino que su uso podría significar que los pacientes no reciben fármacos incompatibles que son quizás más eficaces.
Según detallan estos investigadores, el ensayo REBOOT-CNIC surgió de la necesidad de mejorar el tratamiento del infarto con criterios científicos sólidos, libres de sesgos comerciales. Con tal fin, 109 hospitales (74 de llos en nuestro país y 35 en Italia, coordinados por el Instituto Mario Negri de Milán liderado por el cardiólogo Roberto Latini) han participado de manera altruista en el trabajo, recabando datos de 8.500 pacientes a los que se asignó de manera aleatoria un tratamiento con betabloqueantes tras recibir el alta médica después de un infarto no complicado. A estas personas se les realizó un seguimiento medio de unos 4 años, y la información obtenida de este modo se puso posteriormente en relación con otros ensayos clínicos más pequeños llevados a cabo anteriormente.
Un fármaco poco útil para la mayoría
En base a este método, se halló que no había diferencias significativas en la población general, y sólo se apreció un ligero efecto positivo en pacientes con la función contráctil cardíaca moderadamente reducida tras el infarto de miocardio.
Los betabloqueantes se consideran generalmente seguros, aunque pueden tener algunos efectos secundarios que impactan en la calidad de vida de los pacientes (fatiga, cansancio, ritmo cardíaco lento, disminución del deseo sexual…). Además, pueden resultar incompatibles con otros medicamentos que sí que podrían ofrecer beneficios importantes a los pacientes.
Por eso, insisten los investigadores, es tan importante que estudios como estos continúen indagando en la verdadera eficacia de los betabloqueantes. Determinar cuál es su uso más idóneo y cuándo son improcedentes (o incluso contraproducentes) puede ser clave para mejorar la salud de miles de pacientes cardiovasculares en España y en el mundo.
Referencias
CNIC (2025). NEJM & The Lancet: El ensayo REBOOT, liderado por el CNIC, modifica una práctica médica vigente desde hace más de 40 años en el manejo del infarto. Consultado online en https://www.cnic.es/es/noticias/nejm-lancet-ensayo-reboot-liderado-por-cnic-modifica-practica-medica-vigente-desde-hace-mas el 02 de septiembre de 2025.
Rosselló, X., Prescott, E., Kristensen, A. M., Ibanez, B., et al.(2025). Beta-blockers after myocardial infarction in patients without heart failure. The New England Journal of Medicine (2025). DOI: https://doi.org/10.1056/NEJMoa2505985
Rosselló, X., Prescott, E., Kristensen, A. M., Ibanez, B., et al. (2025). Beta-blockers after myocardial infarction with mildly reduced ejection fraction: An individual patient data meta-analysis of randomised controlled trials. The Lancet (2025). DOI: https://doi.org/10.1016/S0140-6736(25)01592-2
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