Caos ferroviario por otra avería en la alta velocidad: «¿Quién nos compensa las horas de espera? Esto va camino de convertirse en Venezuela»

Miles de pasajeros, atrapados y sin poder viajar a sus destinos a la hora prevista, sin comida y con el agua racionada Leer Miles de pasajeros, atrapados y sin poder viajar a sus destinos a la hora prevista, sin comida y con el agua racionada Leer  

La estación de Santa Justa en Sevilla ha sido este martes, a media mañana, la viva imagen del caos ferroviario que ha afectado durante quince horas a la alta velocidad que conecta la capital andaluza con Madrid. Esta es la línea pionera, aquella que hace 33 años, cuando comenzó a funcionar, era ejemplo en el mundo de puntualidad. Tanto que si el tren se retrasaba tan solo cinco minutos, el pasajero tenía derecho a que le devolvieran el dinero. Pero de eso hace ya muchos años.

Cientos de pasajeros se agolpan en la estación de Santa Justa. Todos pendientes de los carteles luminosos. Trenes cancelados, retrasados, sin vía asignada… El convoy que debía salir a las 9.36 horas con destino a Figueras, pasando por Madrid, amaga con echar a andar a las 11.45 horas. Pero solo es un espejismo. Los pasajeros descienden a las vías, pero ahí siguen una hora después.

Tras quince horas con los trenes detenidos en medio país, la megafonía anuncia que se han restablecido de nuevo las comunicaciones. Pero nadie se fía. «¿Quién nos va a compensar las horas de espera y el caos?», se pregunta Alejandra, que viaja con su pareja, José Gregorio, y la hija de ambos de 11 años. Van cargados de equipaje: tres maletas grandes, dos pequeñas y el violín de la niña. Son de Venezuela y han pasado ocho meses en Sevilla.

Muy a su pesar, señalan que España y su caos ferroviario «van camino de convertirse en Venezuela», un país donde son frecuentes los apagones eléctricos y los servicios públicos sufren incidencias casi a diario. A la familia venezolana le cancelaron el viaje que había contratado con la compañía Ouigo y ahora nadie les da explicaciones. «Quiero que me devuelvan mi dinero; no me sirve una tarjeta regalo ni nada de eso. A las autoridades les pedimos que respeten los derechos humanos y la dignidad de las personas que tenemos que viajar».

Otros pasajeros atrapados en Santa Justa se lo toman con resignación. «¿Para qué vamos a protestar? No sirve de nada. Toca esperar y aguantarse«, dice una mujer que regresa a Madrid tras haber trabajado para la cumbre de la ONU que se celebra en Sevilla y que pide anonimato.

El problema con la alta velocidad se conoció a las 20.30 horas de este lunes, pero los pasajeros que tenían trenes programados en la mañana del martes no recibieron ninguna advertencia. Manuel Huertas, pasajero del tren Málaga-Madrid de las 5.48 horas, denuncia que si «esto ya se sabía, lo lógico hubiera sido avisar».

La falta de comunicación no llegó solo antes de salir, sino durante los viajes. Beatriz Escudero tomó un Iryo Madrid-Sevilla a las 20.30 horas del lunes. Quedó atrapada alrededor de seis horas en las que solo les informaron de una avería a las dos de la mañana. Además, los afectados denuncian la falta de protocolos para estos casos. «Tras la primera parada, fuimos algunos a la cafetería. Cuando me tocó a mí ya no había bocadillos«, apunta Escudero. Este fue el mismo caso de Verónica, pasajera de un Ouigo Sevilla-Madrid de las 19.44 horas el lunes. Aunque reconoce que el problema no dependía de la compañía, «al menos pudieron darnos una botella de agua», ya que menciona que les cobraron por los alimentos y solo podían comprar una botella por persona.

Además, una mujer de 84 años tuvo que ser hospitalizada tras pasar la noche atrapada y varios viajeros avisaron de que requerían de medicamentos. La espera se les hizo eterna.

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