Conocerte por capítulos

En 2025 las relaciones ya no comienzan con una cita y una promesa de amor eterno. Ahora es más como en las series: con un capítulo piloto. Algo rápido, sin demasiada inversión y ya luego, se ve si engancha o no y si merece la pena ser renovado por una segunda entrega. Las grandes declaraciones no están de moda y cada vez se calculan más los silencios. No hay «te echo de menos», pero abundan las reacciones a los stories con emojis elegidos a conciencia. Las citas eternas escasean y abundan los capítulos únicos, las pausas, las temporadas cortas y las cancelaciones inesperadas sin previo aviso.

Nos conocemos por capítulos en plan «lo hacemos y ya vemos». Y esto no tiene por qué estar mal si no fuese porque, en ocasiones, nos quedamos con la trama a medias. ¿Te imaginas engancharte a un personaje, fliparte imaginando su arco argumental y que de repente… llegue un final abrupto? Sin explicaciones. Sin créditos. Y, por supuesto, sin escena poscréditos a lo Marvel. Te quedas con el guion en la mano y todo rayado preguntándote qué hiciste mal y por qué ya no se graba más.

Vivimos en la era de las relaciones episódicas. Conexiones intensas, pero breves en las que el ‘fluímos’ y el ‘vamos viendo’ se usan como comodín emocional. Una época donde hay gente que no quiere comprometerse, pero se comporta como si quisiera hacerlo. Y tú, que querías principio, nudo y desenlace en tu historia, te quedas atrapado en un spin-off de algo que nunca fue.

La esperanza existe. Hay series que parecen lentas al principio y que luego te cambian la vida. Hay relaciones que merecen ser saboreadas. Hay gente que no se va a la mitad del capítulo. Y si esa historia aún no ha llegado, cuando llegue no te hará falta interpretar ningún personaje. Todo será tan fácil que los capítulos se te harán súper cortos porque te hará sentir como en casa.

 En 2025 las relaciones ya no comienzan con una cita y una promesa de amor eterno. Ahora, es más como en las series: con un capítulo piloto. Algo rápido,…  

En 2025 las relaciones ya no comienzan con una cita y una promesa de amor eterno. Ahora es más como en las series: con un capítulo piloto. Algo rápido, sin demasiada inversión y ya luego, se ve si engancha o no y si merece la pena ser renovado por una segunda entrega. Las grandes declaraciones no están de moda y cada vez se calculan más los silencios. No hay «te echo de menos», pero abundan las reacciones a los stories con emojis elegidos a conciencia. Las citas eternas escasean y abundan los capítulos únicos, las pausas, las temporadas cortas y las cancelaciones inesperadas sin previo aviso.

Nos conocemos por capítulos en plan «lo hacemos y ya vemos». Y esto no tiene por qué estar mal si no fuese porque, en ocasiones, nos quedamos con la trama a medias. ¿Te imaginas engancharte a un personaje, fliparte imaginando su arco argumental y que de repente… llegue un final abrupto? Sin explicaciones. Sin créditos. Y, por supuesto, sin escena poscréditos a lo Marvel. Te quedas con el guion en la mano y todo rayado preguntándote qué hiciste mal y por qué ya no se graba más.

Vivimos en la era de las relaciones episódicas. Conexiones intensas, pero breves en las que el ‘fluímos’ y el ‘vamos viendo’ se usan como comodín emocional. Una época donde hay gente que no quiere comprometerse, pero se comporta como si quisiera hacerlo. Y tú, que querías principio, nudo y desenlace en tu historia, te quedas atrapado en un spin-off de algo que nunca fue.

La esperanza existe. Hay series que parecen lentas al principio y que luego te cambian la vida. Hay relaciones que merecen ser saboreadas. Hay gente que no se va a la mitad del capítulo. Y si esa historia aún no ha llegado, cuando llegue no te hará falta interpretar ningún personaje. Todo será tan fácil que los capítulos se te harán súper cortos porque te hará sentir como en casa.

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