De Suresnes a Sevilla. 50 años del PSOE, congreso a congreso

Desde el icónico cónclave de Suresnes (Francia), hace 50 años, que marcó el relevo generacional en el PSOE con la elección de Felipe González como secretario general, hasta el 40º congreso, celebrado en Valencia en 2021 ya bajo el liderazgo de Pedro Sánchez, los congresos del PSOE han sido escenarios clave para medir la salud del partido y comprobar su grado de conexión y el de sus líderes con los cambios y demandas sociales de España. Y también para impulsarlas.

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Ana Fernández

Desarrollo:

Alejandro Gallardo

Fotografías de apertura:

Marisa Flórez, Luis Magán y Mónica Torres

 En el último medio siglo, el PSOE ha renunciado al marxismo, ha aceptado la OTAN, ha establecido cuotas por género y ha incorporado el sistema de primarias para la elección de cargos  

Desde el icónico cónclave de Suresnes (Francia), hace 50 años, que marcó el relevo generacional en el PSOE con la elección de Felipe González como secretario general, hasta el 40º congreso, celebrado en Valencia en 2021 ya bajo el liderazgo de Pedro Sánchez, los congresos del PSOE han sido escenarios clave para medir la salud del partido y comprobar su grado de conexión y el de sus líderes con los cambios y demandas sociales de España. Y también para impulsarlas.

Estas reuniones, de la máxima relevancia para los militantes y para el reparto del poder interno, han acogido debates ideológicos encendidos, como el del abandono del marxismo en 1979 o la permanencia en la OTAN en 1984, y transformaciones internas como la implantación de cuotas de género en 1988 o la llegada de las primarias a partir del año 2000. También han sido escenario, de manera más obvia o más larvada, de los conflictos y rivalidades internas. Pero cada congreso no solo ha reflejado el pulso interno del partido, sino también su capacidad para evolucionar e incorporar nuevas banderas a su ideario.

En paralelo a la celebración, este fin de semana en Sevilla, del 41º congreso del PSOE, este es un recorrido por todos esos cónclaves socialistas del último medio siglo y los principales contendientes que los protagonizaron.

26º congreso-Suresnes (Francia), del 11 al 13 de octubre de 1974

González y Guerra toman las riendas

Lema del congreso: Por la libertad, por el socialismo

En los estertores del franquismo, los jóvenes dirigentes del interior de España se hacen con el poder frente a los veteranos del exilio

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El 26º congreso, el último celebrado por los socialistas en el exilio, aún durante el franquismo, reconstruyó el PSOE como una organización que miraba hacia la modernidad de Europa occidental, aunque sus documentos y oradores conservaban el tono de izquierda radical utilizado en la ilegalidad; se daba por hecha la inspiración marxista, se reivindicaba la república federal como forma de Estado y se mantenía la simbología tradicional del yunque, la pluma y el libro. Felipe González, un abogado sevillano de 32 años, se hace con la secretaría general de una formación casi durmiente que no quería que la hegemonía de la futura izquierda en una previsible democracia quedara en manos del omnipresente durante la dictadura Partido Comunista de España.

La mesa presidencial, de izquierda a derecha: Ronald Balcomb, secretario general de la Internacional Socialista; François Mitterrand, secretario general del Partido Socialista Francés; y los miembros del PSOE José Martínez Cobos, Alfonso Guerra, Manuel Garnacho y Fabián Ramos, el 11 de octubre de 1974 en Suresnes (Francia).
La mesa presidencial, de izquierda a derecha: Ronald Balcomb, secretario general de la Internacional Socialista; François Mitterrand, secretario general del Partido Socialista Francés; y los miembros del PSOE José Martínez Cobos, Alfonso Guerra, Manuel Garnacho y Fabián Ramos, el 11 de octubre de 1974 en Suresnes (Francia).
27º congreso-Madrid, del 5 al 8 de diciembre de 1976

Un ideario aún marxista y republicano

Lema: Socialismo es libertad

La hoja de ruta del PSOE, ya en democracia, defiende la vía de “ruptura” para dejar atrás la dictadura y huye de soluciones meramente reformistas

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El partido sigue identificándose como “de masas, marxista y democrático” y defiende la que llama “ruptura democrática” con el franquismo, frente a la alternativa reformista del régimen “seudodemocratizadora” que, según los socialistas, tiene el objetivo de “salvaguardar los intereses de la clase dominante”. El PSOE pretende que se desmantelen todas las instituciones franquistas, las instituciones y leyes represivas, y “reafirma su vocación republicana, pero aceptará la decisión del pueblo sobre la forma del Estado”. En este sentido, propugna la instauración de una república federal de trabajadores, integrada por todos los pueblos del Estado. En la sesión de clausura se corea: “España, mañana, será republicana”.

En la foto, Alfonso Guerra (segundo por la izquierda), vicesecretario general del PSOE; Willy Brandt (tercero por la izquierda), del SPD de Alemania; Felipe González (tercero por la derecha), secretario general del PSOE, y Enrique Múgica (segundo por la derecha), de la ejecutiva del PSOE, entre otros, el 5 de diciembre de 1976.
En la foto, Alfonso Guerra (segundo por la izquierda), vicesecretario general del PSOE; Willy Brandt (tercero por la izquierda), del SPD de Alemania; Felipe González (tercero por la derecha), secretario general del PSOE, y Enrique Múgica (segundo por la derecha), de la ejecutiva del PSOE, entre otros, el 5 de diciembre de 1976.Ricardo Martin
28º congreso-Madrid, del 17 al 20 de mayo de 1979

Una cumbre cerrada en falso

Lema: Construir en Libertad

El partido se sume en un vacío de poder al renunciar González a la reelección para forzar un giro a posiciones más moderadas

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El congreso del partido, que apenas dos meses antes ha quedado segundo en las elecciones generales, a algo más de cuatro puntos de la UCD, se cierra en falso y sin elegir una nueva dirección, porque Felipe González ha renunciado a la reelección y no se presenta ningún candidato alternativo. González se había mostrado en desacuerdo con la reafirmación marxista del partido. El sector más a la izquierda, con Francisco Bustelo como defensor del texto que resulta finalmente aprobado, temen que el partido vire hacia la socialdemocracia y se aleje del socialismo. Una comisión gestora, presidida por José Federico de Carvajal (que luego sería presidente del Senado), dirige el partido hasta el congreso extraordinario que se celebrará cuatro meses después.

El secretario general del PSOE, Felipe González, felicita al profesor Enrique Tierno Galván en presencia de Alfonso Guerra durante el acto de apertura del congreso, el 17 de mayo de 1979.
El secretario general del PSOE, Felipe González, felicita al profesor Enrique Tierno Galván en presencia de Alfonso Guerra durante el acto de apertura del congreso, el 17 de mayo de 1979.EP
Congreso extraordinario-Madrid, 28 y 29 de septiembre de 1979

El abrazo a la vía socialdemócrata

Lema: Forjando el socialismo

González arrasa, recupera el liderazgo y logra que el partido abrace su opción de abandonar el marxismo, relegándolo a un instrumento “teórico” de análisis

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El PSOE, que tras las elecciones municipales cuenta ya con muchos cargos en los Ayuntamientos, relega, después de enconados debates, el marxismo a un “instrumento teórico, crítico y no dogmático para el análisis y la transformación de la realidad social”. Felipe González es elegido de nuevo secretario general con el 86% de los votos, y Alfonso Guerra, como vicesecretario general. El partido encabeza su lista de objetivos en la resolución política con la defensa de los intereses de los trabajadores y el apoyo a la UGT, el desarrollo progresista de la Constitución, la democratización del Estado, la condena al terrorismo y la apuesta por la creación de comunidades autónomas. El sector crítico se agrupa en torno a dirigentes como Pablo Castellano o Francisco Bustelo.

Los delegados asistentes levantan la papaleta en la votación del Congreso Extraordinario del PSOE, en el que se eligió la nueva ejecutiva, el 29 de septiembre de 1979.
Los delegados asistentes levantan la papaleta en la votación del Congreso Extraordinario del PSOE, en el que se eligió la nueva ejecutiva, el 29 de septiembre de 1979. Raúl Cancio
29º congreso-Madrid, del 21 al 24 de octubre de 1981

Los prolegómenos de la victoria electoral

Lema: Raíces para la democracia

Con un secretario general indiscutido y un sector crítico agrupado ya en Izquierda Socialista, la tensión interna se reduce

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El congreso de 1981, celebrado ocho meses después del intento de golpe de Estado, discurre en un clima interno notablemente menos conflictivo que los anteriores, y con Felipe González como líder indiscutido, con un 100% de los votos respaldánolo. Un año antes, en noviembre de 1980, el sector crítico del PSOE se ha convertido ya en corriente de opinión, con el nombre de Izquierda Socialista. Es el último congreso antes de la victoria arrolladora en las generales de 1982, que seguirá la estela de las victorias socialistas en Grecia y en Francia. La creciente popularidad de Felipe González es un fenómeno que trasciende el programa de su partido y de las siglas que representa.

Felipe González muestra un retrato de Pablo Iglesias en el 29º Congreso del PSOE. A su lado, Alfonso Guerra y (más a la derecha de la imagen) Carmen García Bloise cantan la Internacional con el puño levantado, el 24 de octubre de 1981.
Felipe González muestra un retrato de Pablo Iglesias en el 29º Congreso del PSOE. A su lado, Alfonso Guerra y (más a la derecha de la imagen) Carmen García Bloise cantan la Internacional con el puño levantado, el 24 de octubre de 1981. Marisa Florez
30º congreso-Madrid, del 13 al 16 de diciembre de 1984

El debate sobre la permanencia en la OTAN

Lema: España, compromiso de solidaridad

Los partidarios de que España abandone la Alianza Atlántica pierden el pulso, en un congreso en el que llega a la dirección Txiki Benegas

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El congreso del PSOE, que dos años antes ha conseguido 202 diputados en las urnas (una histórica mayoría absoluta), vive un debate encontrado entre los oficialistas (representados por José Rodríguez de la Borbolla), que defienden la permanencia de España en la OTAN, e Izquierda Socialista (por la que interviene Antonio García Santesmases), que propugna la salida. Felipe González toma la palabra y se expresa con ambigüedad: “España, tras dos años de permanencia en la Alianza, no ha perdido ni un átomo de su autonomía para realizar su política exterior”, remarca, pero también dice que, si él hubiera tenido que tomar la decisión, no habría integrado a España en la organización. Tras una última intervención de González, gana la tesis oficial de seguir en la Alianza Atlántica, aprobada por 412 votos a favor, 126 en contra y 42 abstenciones. El partido, por otro lado, da luz verde a que se implante la televisión privada en España. La dirección se mantiene sin grandes cambios, con la novedad del nombramiento como secretario de Organización de José María Txiki Benegas, secretario general del Partido Socialista de Euskadi y protagonista de las negociaciones con el PNV para llegar a un pacto de legislatura.

Los ministros Javier Solana, Narcís Serra y José María Maravall en el 30º Congreso del PSOE, el 15 de diciembre de 1984.
Los ministros Javier Solana, Narcís Serra y José María Maravall en el 30º Congreso del PSOE, el 15 de diciembre de 1984.Manuel Escalera
31º congreso-Madrid, del 22 al 24 de enero de 1988

La cuota de género avanza como recomendación

Lema: Ganar el futuro

El partido vive un forcejeo entre quienes quieren imponer una presencia mínima de mujeres en los órganos internos y quienes auguran que no habrá mujeres suficientes para cubrir los puestos

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Las mujeres del PSOE logran una representación de al menos el 25% en todos los órganos del partido y el partido lanza esa cuota como recomendación en la elaboración de listas electorales. La medida se adopta, en una comisión específica sobre el papel del partido en la sociedad, por más de 100 votos a favor y solo 12 en contra, después de un forcejeo entre quienes defienden que esa cuota debe ser obligatoria y quienes lo ven inviable al augurar que no habrá mujeres suficientes para cubrir los puestos. José Luis Corcuera, hasta ahora vocal, sustituye como secretario de Política Institucional a Enrique Múgica, quien queda en la dirección como ejecutivo. La nueva dirección supone la integración de varios destacados representantes de importantes organizaciones territoriales del partido.

Felipe González permanece cabizbajo mientras se entona 'La Internacional' puño en alto en la inauguración del 31º Congreso del PSOE. Desde la izquierda, en la segunda fila, José María Benegas, González, Ramón Rubial y Alfonso Guerra. Abajo, Álvaro Cuesta, Rafael Ballesteros, Eduardo Martín Toval y María Jesús Checa.
Felipe González permanece cabizbajo mientras se entona ‘La Internacional’ puño en alto en la inauguración del 31º Congreso del PSOE. Desde la izquierda, en la segunda fila, José María Benegas, González, Ramón Rubial y Alfonso Guerra. Abajo, Álvaro Cuesta, Rafael Ballesteros, Eduardo Martín Toval y María Jesús Checa.Marisa Flórez
32º congreso-Madrid, del 9 al 11 de noviembre de 1990

Renovadores frente a guerristas

Lema: En una nueva sociedad

En ausencia de conflicto ideológico o programático, el choque se produce a cuenta de la lucha por las parcelas de poder interno

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La pugna entre los autodenominados renovadores (abogaban por renovar la ejecutiva) y guerristas se mantuvo hasta el mismo momento de elaboración de las listas. En la cúpula del PSOE quedan integradas figuras como Ludolfo Paramio o Jerónimo Saavedra, ajenas al guerrismo pero sin animadversión hacia el vicesecretario general, que acreditan una alta cualificación política e intelectual y además gozan de un respeto amplio en la organización. Un aperturista, el ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, rechazó entrar en la dirección del partido. Tampoco lo harán otros aperturistas como Joaquín Almunia y Javier Solana, en un comité ejecutivo cuyas figuras principales se mantienen sin hacer apenas concesiones a los heterodoxos de entonces, antes de que el guerrismo fuera definitivamente vencido. En la resolución final, el PSOE se muestra partidario de la Unión Económica y Monetaria, la ciudadanía común y la política exterior y seguridad común en la Comunidad Europea. El partido aprueba el Manifiesto 2000, en el que vaticina que la sociedad española del entonces aún lejano cambio de milenio estará marcada por el sector servicios y que el avance tecnológico obligará a producir más trabajando menos horas.

Felipe González, sentado solo en la fila de butacas, se coloca la pernera del pantalón en la clausura del 32º Congreso del PSOE, el 11 de noviembre de 1990.
Felipe González, sentado solo en la fila de butacas, se coloca la pernera del pantalón en la clausura del 32º Congreso del PSOE, el 11 de noviembre de 1990.Marisa Florez
33º congreso-Madrid, del 18 al 20 de marzo de 1994

El ocaso de Alfonso Guerra

Lema: Un nuevo impulso del socialismo

El sector renovador se abre camino en el partido, coincidiendo con el declive electoral de los socialistas frente a un pujante PP

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El 33º congreso supone el práctico final del guerrismo en los cuadros de mando del PSOE, que gana las elecciones de 1993 pero se deja 16 diputados ante un notable ascenso del PP. La cumbre socialista se presenta como una gran pugna para arrebatar a Alfonso Guerra las riendas del partido. Aunque finalmente se cierra con consenso, la mayoría triunfante es de signo renovador. El cargo destinado a Guerra en la dirección estará prácticamente despojado de poder. Ciprià Ciscar, nombrado secretario de Organización y apoyado por los renovadores, entrará en una pugna más o menos soterrada con Txiki Benegas, responsable de relaciones políticas y autor de la expresión “renovadores de la nada” para calificar a quienes se hicieron con el poder.

En lo ideológico, el partido se plantea la necesidad de crear un nuevo modelo socialdemócrata que supere el colapso del comunismo, el que entienden como fracaso del modelo neoconservador y los límites de la socialdemocracia nacida de la posguerra mundial.

Txiki Benegas, Alfonso Guerra y Francisco Fernández Marugán durante el 33º Congreso del PSOE, el 20 de marzo de 1994.
Txiki Benegas, Alfonso Guerra y Francisco Fernández Marugán durante el 33º Congreso del PSOE, el 20 de marzo de 1994.Marisa Florez
34º congreso-Madrid, del 20 al 22 de junio de 1997

Una nueva etapa, en la oposición

Lema: La respuesta progresista

Después de más de dos décadas como referente del socialismo y tras ser derrotado en las urnas por Aznar, González abandona el liderazgo del PSOE y da paso a Joaquín Almunia

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Felipe González, el referente indiscutible del PSOE desde 1974, espera a la mitad de su discurso de inauguración del congreso para dejar caer una bomba: “Debéis saber que no seré candidato a la secretaría general”. Una sorpresa mayúscula para casi todos los asistentes, salvo para un reducido grupo que la conocía de antemano. Su renuncia fuerza al PSOE a buscar un sucesor en solo 48 horas. Desde el primer momento González trabaja discretamente en ese congreso para conseguir que los delegados apoyen a Joaquín Almunia sin oposición. Y así sucede, aunque llegan a sonar como alternativa los nombres de Ramón Jáuregui, Manuel Chaves, Josep Borrell y Francisco Vázquez. Al irse el número uno del partido, Alfonso Guerra, vicesecretario general, no planta ninguna batalla y tira la toalla. Almunia sentencia al final del cónclave: “El guerrismo no existe. Hoy lo creo más que nunca”. El PP de José María Aznar ha llegado al Gobierno un año y medio antes.

Menos de año después, Almunia, a pesar de contar con el apoyo del aparato del PSOE, es derrotado por Josep Borrell en las primarias para elegir al candidato a las elecciones generales, lo que da lugar a una inédita situación de bicefalia en el partido. Borrell, sin embargo, acabaría apartándose en 1999, antes de los comicios.

Parte de la nueva ejecutiva escucha el discurso de toma de posesión de Joaquín Almunia como nuevo secretario general, que en la foto aparece en la pantalla de vídeo, el 22 de junio de 1997 en Madrid.
Parte de la nueva ejecutiva escucha el discurso de toma de posesión de Joaquín Almunia como nuevo secretario general, que en la foto aparece en la pantalla de vídeo, el 22 de junio de 1997 en Madrid.Luis Magán
35º congreso- Madrid, del 21 al 23 de julio de 2000

Zapatero, secretario general por nueve votos

Lema: El impulso necesario

Una nueva generación de políticos llega a la cúpula del PSOE de la mano de un casi desconocido diputado de León

El congreso del PSOE se celebra pocos meses después del batacazo electoral del PSOE, que pierde 16 escaños y más de un millón y medio de votos en las generales. Ese resultado ha llevado a su candidato y secretario general, Joaquín Almunia, a dimitir. Su sucesor se decidirá, por primera vez, en primarias (es decir, será elegido por voto secreto de los delegados en el congreso, aunque aún no por todos los militantes). Concurren cuatro candidatos: José Luis Rodríguez Zapatero, José Bono, Matilde Fernández (por el debilitado sector guerrista y con muy pocos apoyos) y Rosa Díez (también con un respaldo casi irrelevante). Gana, por sorpresa y por la mínima —nueve votos—, el primero: un diputado leonés de 39 años. Lo hace sin el apoyo de los barones territoriales, que apoyaban a Bono aunque ninguno lo expresó públicamente ante lo apretada que se presentaba la pugna. La corriente era de cambio e impulsa la llegada de una nueva generación de políticos, aunque un veterano, el andaluz Manuel Chaves, se convierte en presidente del partido.

José Bono levanta el brazo de José Luis Rodríguez Zapatero ante el pleno del 35º congreso del PSOE, por su victoria como nuevo secretario general del PSOE. Zapatero acababa de ganar a Bono por solo nueve votos.
José Bono levanta el brazo de José Luis Rodríguez Zapatero ante el pleno del 35º congreso del PSOE, por su victoria como nuevo secretario general del PSOE. Zapatero acababa de ganar a Bono por solo nueve votos. Efe
36º congreso-Madrid, del 2 al 4 de julio de 2004

Unidad sin fisuras tras recuperar el Gobierno

Lema: El compromiso

El partido se rearma en torno a Zapatero y este se rodea de una ejecutiva paritaria y fiel

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Zapatero es reelegido y logra un respaldo prácticamente unánime (el 96,10% de los votos emitidos) a su nueva ejecutiva federal, integrada por su equipo de confianza y por dirigentes de todas las federaciones autonómicas. El congreso se celebra en un clima ambivalente: en medio de la conmoción por el atentado del 11-M y también de la euforia por la victoria electoral en las generales del 14 de marzo. El PSC gobierna también en la Generalitat desde 2003 y en la campaña de las elecciones autonómicas Zapatero había prometido: “Apoyaré el Estatuto que apruebe el Parlamento de Cataluña”. La delegación catalana logra que su primer secretario, José Montilla, continúe en el equipo, pero una mayoría de los nuevos cargos de la ejecutiva, paritaria (15 hombres y 15 mujeres) son de elección personal del secretario general. José Blanco se convierte en el número dos del partido. La resolución política recoge el compromiso del Gobierno con el reconocimiento de derechos LGTBI, como el matrimonio y la adopción.

El presidente del gobierno y líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la clausura del 36º Congreso Federal del PSOE, el 4 de julio de 2004 en Madrid.
El presidente del gobierno y líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la clausura del 36º Congreso Federal del PSOE, el 4 de julio de 2004 en Madrid.Gorka Lejarcegi
37º congreso-Madrid, del 4 al 6 de julio de 2008

Impulso a los derechos sociales

Lema: Socialismo y Ciudadanía: más y mejores derechos

Los socialistas abogan por avanzar en la laicidad del Estado, revisar la legislación del aborto y defender la asignatura de educación para la ciudadanía

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Cuatro meses después de ganar, de nuevo, las elecciones generales, Zapatero es reelegido al frente del partido y renueva la mitad de su ejecutiva, que crece con dos nuevos miembros. La histórica corriente Izquierda Socialista se queda sin representación, y la oposición interna es inexistente. En lo político, los socialistas abogan por avanzar en la laicidad del Estado, revisar la legislación del aborto, defender la asignatura de educación para la ciudadanía, ampliar el derecho a voto a los inmigrantes en las municipales e impulsar el teletrabajo. Muestran también su respaldo al modelo de inmersión lingüística en Cataluña, con el catalán como única lengua vehicular. La crisis financiera internacional se llevará por delante el gobierno de Zapatero, que adelantó un año las elecciones y anticipó su paso atrás para que los militantes eligieran otro líder y a otro equipo dirigente.

José Luis Rodríguez (en el centro), rodeado de miembros de la nueva dirección del PSOE, el 6 de julio de 2008 en Madrid.
José Luis Rodríguez (en el centro), rodeado de miembros de la nueva dirección del PSOE, el 6 de julio de 2008 en Madrid.Luis Sevillano Arribas
38º congreso-Sevilla, del 3 al 5 de febrero de 2012

La pugna Rubalcaba-Chacón

Lema: La respuesta socialista

El PSOE trata de digerir el trauma de la crisis económica y el regreso a la oposición

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El PSOE se desploma en las elecciones generales adelantadas de 2011, con Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato. Tras siete años de gobierno marcados por una agenda reformista en derechos civiles y sociales del presidente Zapatero, la crisis económica echa al PSOE de La Moncloa. Pocos meses después, Rubalcaba vence a Carme Chacón en una pugna por la secretaría general del partido que se presentaba imprevisible, y tras un recuento agónico que se resuelve por solo 22 votos. El ganador, por el que se había decantado Felipe González, elige como número dos a la jefa de su campaña en las generales, Elena Valenciano, e incorpora al entonces lehendakari Patxi López.

Rubalcaba promete, entre otras medidas, revisar el Acuerdo con la Santa Sede firmado en la Transición si llega al Gobierno, algo que no llegará a cumplirse cuando, seis años después, el PSOE recupere el poder. La ponencia del congreso de este 2024 recoge romper solo el capítulo educativo de esos acuerdos con la Iglesia católica.

Los dirigentes socialistas Alfredo Pérez Rubalcaba (centro), nuevo secretario general, Elena Valenciano (izquierda), y José Antonio Griñán (derecha), cantando 'La Internacional' al término del 38º Congreso del PSOE, el 5 de febrero de 2012 en Sevilla.
Los dirigentes socialistas Alfredo Pérez Rubalcaba (centro), nuevo secretario general, Elena Valenciano (izquierda), y José Antonio Griñán (derecha), cantando ‘La Internacional’ al término del 38º Congreso del PSOE, el 5 de febrero de 2012 en Sevilla.Garcia Cordero
Congreso extraordinario-Madrid, 26 y 27 de julio de 2014

Pedro Sánchez, líder de transición con el apoyo del aparato

Lema: Cambiando el PSOE, cambiando España

El congreso se celebró de forma extraordinaria tras la importante derrota en las elecciones europeas y la dimisión de Rubalcaba

La dimisión del secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, y la derrota electoral en las elecciones europeas de 2014 —en las que, además, se produce la irrupción de Podemos a la izquierda del PSOE— fuerzan la convocatoria de un congreso extraordinario. En las primarias, las primeras en las que puede votar directamente la militancia, los barones territoriales colocan al exconcejal de Madrid Pedro Sánchez como su candidato frente a Eduardo Madina (enfrentado a Susana Díaz) y José Antonio Pérez Tapias. Pero lo impulsan como mero líder de transición, a la espera de que la andaluza Díaz se anime a dar el paso y encabezar a medio plazo el PSOE nacional. Sánchez gana con claridad a Madina y a Pérez Tapias. Pero pronto queda claro que, al contrario de lo que pensaban los barones, no tiene la menor intención de ceñirse a un mandato de transición.

El nuevo secretario general integra en su ejecutiva al PSC y a la federación valenciana, con nombres como Meritxell Batet y Carmen Montón. Su número dos será César Luena, que estará dos años en el cargo.

Pedro Sánchez (de espaldas), nuevo secretario general del PSOE, abraza a César Luena, nuevo secretario de Organización, en la clausura del congreso extraordinario socialista en el que fue oficialmente ratificado su liderazgo, celebrado en el Hotel Auditórium de Madrid el 27 de julio de 2014.
Pedro Sánchez (de espaldas), nuevo secretario general del PSOE, abraza a César Luena, nuevo secretario de Organización, en la clausura del congreso extraordinario socialista en el que fue oficialmente ratificado su liderazgo, celebrado en el Hotel Auditórium de Madrid el 27 de julio de 2014.LUIS SEVILLANO
39º congreso-Madrid, 17 y 18 de junio de 2017

Sánchez arrolla a Susana Díaz tras una cruenta guerra interna

Lema: Somos la izquierda

Tras ser defenestrado en octubre de 2016, el ex secretario general enarbola la bandera de la militancia, recupera el cargo y se dota de más poderes

Tras haber sido defenestrado por el poder territorial de su partido en el traumático comité federal del 1 de octubre de 2016, Pedro Sánchez se alza de forma inesperada con la victoria en primarias, con el voto directo de los militantes, en mayo de 2017. Se enfrenta en esas primarias a Susana Díaz —que había conseguido más avales que él y contaba con el apoyo de la gran mayoría de los poderes del PSOE— y a Patxi López. Vence con claridad en todas las comunidades salvo en Andalucía y País Vasco, las de origen de sus adversarios. Como derivada del resultado, el apoyo directo de los barones territoriales a Susana Díaz supuso una desautorización de todos ellos, dado que los afiliados prefirieron con una diferencia muy notable a Sánchez.

El congreso respalda a la nueva dirección con un 70% de los sufragios de los delegados, un respaldo superior al que había obtenido el líder socialista en las primarias, y Sánchez integra a Patxi López en una Ejecutiva con 49 miembros, 20 de ellos mujeres. El nuevo secretario de Organización será José Luis Ábalos. La resolución política recoge la extensión del modelo de primarias a las elecciones de candidatos en varios niveles internos del partido y cambios importantes en el modelo orgánico, con amplios poderes para el secretario general.

Patxi López, durante el 39º Congreso del partido en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid el 17 de junio de 2017.
Patxi López, durante el 39º Congreso del partido en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid el 17 de junio de 2017.Carlos Rosillo
40º congreso-Valencia, 15, 16 y 17 de octubre de 2021

Un cónclave de una aparente cierta reconciliación

Lema: Avanzamos

El impulso a las políticas verdes y las discusiones sobre la diferencia entre género y sexo copan los debates, mientras se diluye el conflicto interno

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El último congreso celebrado hasta la fecha, que se celebra con Pedro Sánchez en La Moncloa —desde 2018— y el PSOE en el gobierno de la mayoría de las comunidades autónomas, es el de una cierta reconciliación interna, más aparente que real, marcada con un gesto simbólico: un abrazo entre Sánchez y Felipe González, uno de sus mayores críticos dentro del partido. Es el cónclave más tranquilo desde 2008, y en él el partido se reafirma en sus principios socialdemócratas, a los que ahora se añaden las etiquetas verde y feminista, dos de los ejes que acaparan los debates.

En su resolución política, el PSOE resuelve el habitual debate entre el actual modelo monárquico del Estado y el alternativo, la república, sin poner en duda el primero. El debate ideológico más intenso es sobre si hay que usar como sinónimos los conceptos de género y sexo, y el de ‘trans’ en lugar de personas transexuales. También se reaviva la discusión sobre si abogar o no por la prohibición de la prostitución. Además, el congreso refuerza el multilateralismo en la relación con las comunidades autónomas y la armonización fiscal, y aumenta el porcentaje de los avales necesarios para concurrir como candidato a primarias.

El penúltimo congreso del PSOE se celebró sin estridencias, acorde con el hecho de que el partido estaba en el Gobierno y aún sin las turbulencias que ha traído luego la necesidad de los pactos con partidos independentistas

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, abraza a uno de sus predecesores en el cargo, Felipe González, en presencia de José Luis Rodríguez Zapatero (izquierda) y Joaquín Almunia (derecha), en la segunda jornada del 40º Congreso Federal del PSOE en la Fira de Valencia, el 16 de octubre de 2021, en una imgen distribuida por el partido.
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, abraza a uno de sus predecesores en el cargo, Felipe González, en presencia de José Luis Rodríguez Zapatero (izquierda) y Joaquín Almunia (derecha), en la segunda jornada del 40º Congreso Federal del PSOE en la Fira de Valencia, el 16 de octubre de 2021, en una imgen distribuida por el partido.EVA ERCOLANESE

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Diseño: Ana Fernández

Desarrollo: Alejandro Gallardo

Fotografías de apertura: Marisa Flórez, Luis Magán y Mónica Torres

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