¿De vuelta a la ostentación papal?

La vuelta al Palacio Apostólico, el uso de un aparatoso SUV negro o de todas las piezas litúrgicas que en su día fueron rechazadas por Francisco pueden suponer una ruptura de León XIV con la austeridad de su precedesor Leer La vuelta al Palacio Apostólico, el uso de un aparatoso SUV negro o de todas las piezas litúrgicas que en su día fueron rechazadas por Francisco pueden suponer una ruptura de León XIV con la austeridad de su precedesor Leer  

A su paso por la Sala de las Lágrimas», León XIV no se lo pensó dos veces y eligió ponerse todas la piezas litúrgicas que fueron rechazadas en su día por Francisco: la capa roja o muceta papal, la estola bordada en oro, el sobrepelliz y una nueva cruz de oro. Pese al tono afable y sus exhortaciones a la paz, la imagen que proyectó el pontífice americano fue muy distinta a la austeridad que distinguió a su predecesor y ha provocado ríos de tinta sobre la posible vuelta a la ostentación papal.

Para desplazarse por Roma, incluso cuando volvió del hospital Gemelli tras su última recuperación, Francisco usaba un modesto Fiat 500 blanco. En su primera salida del Vaticano el viernes, León XIV se subió a un aparatoso SUV negro, muy similar al que usan los líderes mundiales para proyectas su poder en sus desplazamientos.

Hasta el Papamóvil eléctrico, fabricado tradicionalmente por Mercedes, lleva la impronta ecológica de Francisco (que expresó su voluntad de que fuera reconvertido tras su muerte en una unidad sanitaria móvil para asistir a los niños de Gaza). Aún no se ha confirmado cuál será finalmente su destino, pero es posible que Leon XIV acabe usando otro a su medida.

En sus 12 años de Papado, Francisco renunció a los lujos del Palacio Apostólico y se hospedó en una discreta habitación en la Casa de Santa Marta, las misma donde se alojaron los cardenales durante el cónclave. Robert Prevost ha decidido de momento seguir viviendo en el apartamento que ocupa en el palacio del Santo Oficio desde hace dos años, cuando fue nombrado prefecto del Dicasterio de los Obispos.

Todo apunta sin embargo a que León XIV usará como residencia el Palacio Apostólico, como lo hicieron todos los Papas hasta Francisco, según ha anticipado la RAI. A falta de confirmación oficial, el traslado se completaría cuando acaben las obras de reforma de la gigantesca construcción, con más de 1.000 habitaciones, que alberga la Capilla Sixtina y que proyecta todo el poder simbólico del Vaticano.

El regreso al Palacio Apostólico podría interpretarse como la vuelta a la ostentación papal después del período de austeridad impuesto por Francisco (que recortó por cierto el 10% del sueldo a los cardenales). Sería también un gesto de León XIV hacia el ala conservadora de los cardenales que posibilitó su ascenso en el cónclave y un signo definitivo de ruptura en las formas con respecto a su predecesor.

Otra de las tradiciones con las que rompió Francisco fue con las vacaciones papales en el palacio de Castel Gandolfo. A diferencia de Juan Pablo II, que lo rebautizó como «Vaticano Dos» y se hizo construir una piscina, o de Benedicto XVI, que creó una granja ecológica con vacas, pollos y colmenas, Francisco decidió convertir la residencia papal en museo y combatir los rigores del verano entre los muros del Vaticano.

Como un gesto más de su recuperación de las tradiciones papales, León XIV podría volver a usar durante los veranos el palacio pontificio (o suburbano recesso), a 25 kilómetros de Roma, comprado por la Cámara Apostólica en 1596, incorporado como patrimonio inalienable de la Santa Sede y usado por casi todos los Papas para sus vacaciones desde Urbano VIII

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