Donald Trump no descarta usar la fuerza para tomar el control del Canal de Panamá y Groenlandia

«Podría ocurrir que tengamos que hacer algo», responde a la pregunta concreta del uso de la fuerza; acusa a Panamá de cobrar unas tasas abusivas a los barcos estadounidenses Leer «Podría ocurrir que tengamos que hacer algo», responde a la pregunta concreta del uso de la fuerza; acusa a Panamá de cobrar unas tasas abusivas a los barcos estadounidenses Leer  

Donald Trump no descarta usar la fuerza militar para sus ambiciones de expansión territorial una vez que regrese a la Casa Blanca. En su segunda rueda de prensa tras ganar las elecciones en noviembre, el presidente electo dejó la ventana abierta a una intervención militar para recuperar el Canal de Panamá y hacerse con Groenlandia «por motivos de seguridad nacional», además de recurrir a la «fuerza económica» de Estados Unidos para anexionarse Canadá, sin descartar la idea de unir ambas naciones y eliminar esa frontera al Norte. «Podría ser que tengamos que hacer algo», dijo desde su mansión privada en Mar-a-Lago, Florida.

La pregunta para Trump fue directa y la respuesta clara. «No, no puedo asegurarles que descartaré ninguna de esos dos opciones [militar o económica], pero puedo decir esto: los necesitamos por nuestra seguridad económica», criticando el mal acuerdo que, en su opinión, firmó el difunto ex presidente Jimmy Carter al ceder el control del Canal de Panamá a los centroamericanos en septiembre de 1977.

«El Canal de Panamá es vital para nosotros», remarcó Trump, recordando que fueron los estadounidenses los que lo construyeron, perdieron vidas durante el proceso, y que ahora «está siendo operado por China«, lo que constituye una amenaza para los intereses comerciales de EEUU, en su opinión. «Se lo entregamos a Panamá, no a China, y han abusado de ese regalo. Nunca debió haberse tomado esa decisión».

Pero ese no fue el único gran titular de un Trump desatado y con ínfulas de emperador romano, más confiado que nunca al calor de su reciente victoria en las urnas. Amenazó con desatar «un infierno» en Oriente Próximo si no se llega a un acuerdo para liberar a los rehenes que tiene en su poder Hamas antes de que asuma el poder -una amenaza que repitió hasta en cuatro ocasiones-, y prometió «una edad dorada para América» que incluirá renombrar el Golfo de México a «Golfo de América», añadiendo que suena «precioso».

También sigue firme en su idea de elevar la cuota del 2% al 5% para la cifra del presupuesto nacional que los países miembros de la OTAN deberían gastar en Defensa. «Se lo pueden permitir», señaló.

Criticó además al Gobierno canadiense de Justin Trudeau, el primer ministro al que llamó «gobernador», e indicó que deberían ser un Estado más del país por la inversión militar que supone cada año para Estados Unidos. «Les damos un montón de dinero. Tenemos el derecho a no ayudarles con sus problemas económicos», añadió, explicando que Washington no necesita los productos canadienses -citando coches, lácteos o madera-, pero que ellos sin el aporte estadounidense «serían incapaces de funcionar» y se «disolverían como país».

Con Groenlandia su estrategia pasa por renegociar con Dinamarca para controlar la isla más grande del mundo. De lo contrario, ha amenazado a Copenhague con imponer aranceles a sus productos «a un nivel muy alto», una quimera que trató de asaltar durante su primer mandato y que ahora vuelve a recobrar fuerza. Sus palabras coinciden además con la visita de su hijo a Groenlandia, Donald Trump Jr., este martes.

Sobre la guerra en Ucrania indicó que es un conflicto que, con él en la Casa Blanca, nunca hubiera sucedido, y que espera reunirse en el plazo de seis meses con el presidente ruso, Vladimir Putin. Consideró «inapropiado» hacerlo antes de asumir el poder, aunque le urge por la cantidad de vidas que se están perdiendo a ambos lados del frente.

El magnate republicano prometió además hacer frente al problema de la inflación, el factor principal por el que cree fue elegido. Sostiene que es posible aumentar el suministro de energía y culpó a los demócratas por sus malas políticas de gasto, aunque los expertos atribuyen la escalada de los precios a factores como la pandemia y los cortes en la cadena de suministro derivados del comienzo de la guerra en Ucrania.

Biden, al que le quedan dos semanas de mandato, se ha movido para proteger las áreas marinas a lo largo de las costas este y oeste de futuras concesiones de petróleo y gas natural, algo que Trump ha prometido erradicar «desde el primer día», con la intención de perforar sin descanso para abaratar el precio de los carburantes.

El conservador no se olvidó de lanzar unos cuantos dardos al Departamento de Justicia y al fiscal especial que le ha investigado en dos de los casos federales que tiene pendientes, Jack Smith, al que un juez le ha denegado la publicación de un informe sobre sus indagaciones. «¿Por qué se le debería permitir escribir un informe falso? Sólo será un informe falso. Es una gran noticia».

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