Edmundo González: «Nos veremos todos muy pronto en Caracas»

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«¡Vamos presi, viva Venezuela!» Los pasajeros del vuelo de Copa CM 268, que une Ciudad de Panamá con Santo Domingo, capital de la República Dominicana, no daban crédito. Edmundo González Urrutia, el ganador por goleada de las elecciones presidenciales, el hombre del momento, ocupaba el asiento 16D junto a su esposa, Mercedes López, tras vivir un baño de masas de la diáspora venezolana en el Centro de Convenciones de Atlapa.

En Santo Domingo le esperaba el abrazo político de Luis Abinader, el presidente dominicano y su anfitrión en las horas previas a uno de los momentos más importantes de su vida. «Nos veremos todos muy pronto en Caracas, en libertad», clamó el presidente electo reconocido por 11 países de Latinoamérica (Argentina, Uruguay, Ecuador, Paraguay, Perú, Panamá, Costa Rica y República Dominicana), Europa (Italia) y Norteamérica (Estados Unidos y Canadá, el último en hacerlo a través de la canciller Mélanie Joly).

Ese es el plan, intentar por todos los medios entrar en Venezuela para tomar posesión del cargo ganado en las urnas, para lo que cuenta con el respaldo de una decena de ex mandatarios y de varios cancilleres. «Su voto fue un grito de libertad, pero ese grito fue respondido con represión y fraude. Por eso hoy levantamos nuestra voz junto a la de otros países», respondió Abinader frente a sus invitados.

Muy cerca de Palacio los venezolanos residentes en la isla La Española ya estaban concentrados para repetir escenas parecidas a las ya vividas en Buenos Aires, Montevideo y Ciudad de Panamá. La misma algarabía que en el avión de Copa en el que Edmundo sobrevoló el mar Caribe, tan cerca de su patria, se transformó en un concurso de selfies, a los que Edmundo respondió con amabilidad y sin pestañear.

«Mis amigos venezolanos tienen fe en usted y la esperanza de volver a su país», le animó Mauricio Grajales, técnico azucarero colombiano establecido en las cercanías de la frontera con Haití. «Se lo agradezco», respondió Edmundo, mientras apretaba con cariño la mano de una joven venezolana que emocionada le dijo todo lo que sentía en aquellos momentos, semiarrodillada en el pasillo de pasajeros junto a su asiento. Otro joven costarricense aprovechó un momento de sosiego para hacerle llegar su admiración por una lucha «a la que estamos muy atentos en mi país».

Si algo ha repetido hasta la saciedad Edmundo González a lo largo de su gira americana es que se mantendrá en la lucha hasta que se respete la voluntad popular en su país, a lo que el régimen revolucionario ha respondido con el secuestro y la desaparición forzada de Rafael Tudares, su yerno, el padre de sus dos nietos que viven en Caracas.

«Entendemos que su secuestro es una medida de retaliación política contra mi padre», enfatizó ayer Mariana, la hija de Edmundo, tras recorrer distintos organismos policiales sin encontrar noticias del paradero de su esposo.

En un nuevo arrebato de ira, Nicolás Maduro insultó al presidente de Panamá, José Raúl Mulino, y al propio Edmundo, mientras su ministro de Interior, Diosdado Cabello, intentaba incluir a Tudares en una imposible trama conspirativa llena de falsos mercenarios, agentes del FBI, sicarios colombianos y combatientes de Ucrania. Cabello contó con el apoyo de Juan Carlos Monedero, viejo amigo de la revolución.

En distintos asientos del vuelo de Copa también se encontraban el ex alcalde de Caracas Antonio Ledezma, mano derecha de González Urrutia en todo la gira, y su mujer, Mitzy Capriles. «Por supuesto que mantenemos toda la esperanza, lo vamos a conseguir», subrayó Ledezma para EL MUNDO. Isadora Zubillaga, jefa de Gabinete del ganador de las elecciones, también llegó a Santo Domingo a las 22:00 horas en el mismo vuelo.

La idea del equipo de González era alojarse en un conocido hotel de Santo Domingo, el mismo en el que Carlos Andrés Pérez, el histórico aliado del PSOE, vivió durante un tiempo de su exilio en República Dominicana y el mismo que tuvo que abandonar durante la visita oficial de Hugo Chávez a la isla caribeña.

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