El embajador de Estados Unidos ante la OTAN, Matthew Whitaker, subraya que ese nivel de gasto «no es una sugerencia, es un punto de partida» y Rutte añade que el 2% es totalmente insuficiente Leer El embajador de Estados Unidos ante la OTAN, Matthew Whitaker, subraya que ese nivel de gasto «no es una sugerencia, es un punto de partida» y Rutte añade que el 2% es totalmente insuficiente Leer
Estados Unidos va a exigir que todos los países de la OTAN lleguen al 5% de su PIB en gasto en Defensa. «Incluidos nuestros amigos de España«, ha subrayado el embajador de Estados Unidos ante la Alianza, Matthew Whitaker, al ser preguntado por la posición española y presionando así de manera directa al Gobierno de Pedro Sánchez.
«Cada aliado debe comprometerse a invertir al menos el 5% del PIB en Defensa y Seguridad a partir de ahora. Esto no es una sugerencia, es un punto de partida», ha incidido el representante de la Administración Trump antes de la reunión de ministros de Defensa que mañana tiene lugar en Bruselas. La exigencia es clara, la referencia a España también y la situación del Ejecutivo de Sánchez, muy compleja.
«Nuestros adversarios no están esperando a que nos rearmemos o estemos preparados para que ellos hagan el primer movimiento. Preferiríamos que nuestros aliados se movilizaran urgentemente para alcanzar el 5%», ha proseguido Whitaker, informa Europa Press, en lo que ha supuesto una serie de advertencias que se suman a la que, también este miércoles, ha realizado el propio secretario general de la OTAN Mark Rutte. «Si pensamos que podemos mantenernos seguros permaneciendo en el 2%, olvídate«, ha afirmado el máximo responsable de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, lo que no hace más que incrementar la presión sobre España.
Porque el Gobierno no está dispuesto a ir más allá del 2% que ya ha comprometido para este año. «No es momento de hablar de nuevos objetivos«, defienden desde el Ejecutivo español, que incluso rechazan el modelo 3,5%+1,5% que Rutte ha ideado para llegar a ese 5%.
La idea del ex primer ministro de Países Bajos es que los países puedan dividir el gasto militar en dos ámbitos: la inversión clásica en Defensa, que sería la que corresponde al 3,5%, y la de aspectos relacionados la seguridad como los ciberataques, la guerra híbrida, las infraestructuras críticas o incluso la preparación civil que completaría el restante 1,5%. De esta manera, Rutte pretender contentar a Estados Unidos, cuya implicación con la Alianza es vital, y ofrecer al mismo tiempo una suerte de atajo a los países que más dificultades o reticencias presentan para elevar el desembolso, entre ellos España.
Pero el Ejecutivo lo rechaza de manera tajante y clara. Tanto, que es el único gran país que se ha expresado en esta línea. Italia, Alemania, Francia o Reino Unido se han comprometido a elevar el gasto militar de una manera y otra. España, en cambio, se ha quedado totalmente sola en la OTAN y la referencia directa de Whitaker no se antoja gratuita.
El siguiente paso de la OTAN, el que se dará este jueves en la última reunión ante la trascendental cumbre de finales de mes en La Haya y en la que EEUU afirma que va a exigir ese 5%, es el acuerdo de las capacidades militares. Lo que cada país debe aportar para la seguridad común, que será firmado por lo ministros de Defensa. Aquí reside uno de los argumentos de España para afirmar que no debe ir más allá del 2% del Producto Interior Bruto, ya que con esa inversión asegura que podrá cumplir sus obligaciones. La razón, explican en el Ejecutivo, está en el crecimiento económico que está experimentado el país: a mayor PIB, más millones invertidos supone ese 2%
Esto, sin embargo, no lo comparte nadie, aunque una alta fuente de la Alianza si reconoce un punto importante: que las cifras de inversión no serán ni tan cerradas ni, probablemente, tan elevadas. Que no todos los países tendrán que llegar al 5% o que incluso el objetivo que se fije estará por debajo. Podría ser algo intermedio entre un 3% y ese 5%, apunta, para tratar de restar al gran relevancia que se le ha dado a los objetivos. El primero que lo ha hecho, el propio Rutte.
«La cuestión es que si hay un acuerdo para tener al menos un número x, lo que realmente importa es lo que un país está aportando y cómo eso se traduce en capacidades reales de disuasión y defensa», explica, para añadir a continuación, eso sí, que el gasto en los próximos diez años el gasto va a ser notablemente creciente.
Y no considera que sean necesarias las sanciones para aquellos países que no cumplan porque «la sanción proviene de los demás aliados». «Si no cumples, significa que estás transfiriendo el riesgo de tu nación a otros aliados. Así que, en realidad, es una cuestión de solidaridad efectiva, que es la razón por la que casi todas las naciones están muy, muy cerca del 2%. Se ha producido un cambio enorme en los últimos tres o cuatro años», suscribe esta misma fuente.
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