El ejército y la Policía apoyan a Noboa en su pelea contra su vicepresidenta y seguirá al mando de Ecuador durante la campaña electoral

En una decisión inédita, el presidente ecuatoriano continuará en su cargo de cara hasta las elecciones del próximo 9 de febrero Leer En una decisión inédita, el presidente ecuatoriano continuará en su cargo de cara hasta las elecciones del próximo 9 de febrero Leer  

El Ejército Nacional y la Policía de Ecuador publicaron sendos comunicados en la noche del sábado para informar al país que mantienen su lealtad a quien consideran su presidente, Daniel Noboa. Un hecho inédito en la política ecuatoriana, que exhibe la tensión que se vive en el país andino tras el movimiento de la defenestrada vicepresidenta Verónica Abad, quien intentó asumir este sábado el mando ejecutivo durante la licencia que, según la mayoría de los constitucionalistas, debería tomarse el mandatario una vez comenzada la campaña electoral.

Así lo marcan al menos la tradición, la Constitución y el Código de la Democracia. Por su parte, los candidatos parlamentarios sí abandonarán sus puestos para sumarse a la pugna electoral.

Abad, en un vídeo dirigido al país, había solicitado previamente el apoyo de los uniformados para asumir el poder mientras Noboa participaba en la campaña electoral. «No habrá ataques a la honra y dignidad de los ciudadanos. No habrá persecución por pensar diferente, incremento alguno de impuestos ni de precios de combustible», prometió quien fuera la compañera de ticket electoral de Noboa en las presidenciales de 2023.

Los ecuatorianos están llamados a las urnas el próximo 9 de febrero en unos comicios donde el propio Noboa, al frente del partido gubernamental, y la candidata correísta Luisa González parten como grandes favoritos para pasar a segunda vuelta.

«No siendo las Fuerzas Armadas deliberantes, nos corresponde acatar las disposiciones del presidente constitucional de la República, en funciones, Daniel Noboa, y cumplir con nuestra misión con estricta sujeción al poder civil y a la Constitución», confirmaron las Fuerzas Armadas en un comunicado conjunto.

En una maniobra previa, el presidente decidió nombrar como vicepresidenta temporal a Cynthia Gellibert, cercana a Noboa y quien ya se desempeñó como secretaria de la Administración del Gobierno. Esta decisión también sorprendió al país, ya que la llamada a ocupar este cargo interino era la joven economista Sariha Moya, quien dio un paso al lado argumentando «un quebranto de salud que requiere reposo».

Semejante lío político empezó desde el primer día de juramentación de Noboa en noviembre de 2023, cuando Abad ni siquiera acudió a la comida oficial del primer mandatario. No estaba invitada. El abismo entre ambos comenzó a abrirse cuando la candidata a vicepresidente asumió posturas políticas y personales que Noboa interpretó como desleales, desde su alineamiento con políticos populistas, como el presidente salvadoreño Nayib Bukele o el dirigente de Vox, Santiago Abascal, hasta declaraciones que rompían su discurso político, que buscaba posicionarse en el centro del espectro político nacional.

La trifulca continuó incluso con el destierro político de Abad a la embajada ecuatoriana en Israel. El penúltimo capítulo se vive ahora, entre acusaciones oficialistas de que estaría incluso dispuesta a indultar al ex presidente Rafael Correa, prófugo de la justicia tras ser condenado a ocho años de cárcel por corrupción.

«Ya papito, descansa», respondió Noboa en redes sociales al larguísimo discurso que se marcó Correa para criticar sus maniobras. «Es urgente recuperar el estado de derecho y la democracia», advirtió por su lado la candidata correísta.

De esta forma, en un clima político extremadamente enrarecido y con un país dolorido por la matanza de los cuatro niños del barrio pobre de Las Malvinas, por el que están detenidos 16 militares de la base naval de Taura, ha comenzado una campaña electoral que volverá a estar marcada por el desafío del narcotráfico contra todo un país. Las encuestas reflejan un empate técnico entre las dos candidaturas favoritas y la imposibilidad, de momento, de que surja un outsider como en su día ocurrió con el propio Noboa.

«Noboa va a llevar la campaña como candidato-presidente, todos sabíamos que no iba a tomar licencia, lo que genera una cancha desnivelada a su favor. ¿Consecuencias? Anuncian que podría haber causales para un juicio político posterior, que dependería de la composición de la nueva Asamblea, aunque se necesita mayoría calificada [dos tercios], lo que es difícil. Quizás también haya sanciones de la Contraloría o denuncias penales por uso de recursos públicos para campaña. Sin embargo, Noboa parece que tiene aliados en esas instituciones. El reto para él es alcanzar suficientes asambleístas para gobernar con tranquilidad. Llama la atención que la Corte Constitucional no se haya pronunciado», desentraña para EL MUNDO el analista político Matías Abad.

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