El informe de los abusos sexuales en la escuela Bétharram culpa de «falta de acción» al primer ministro francés, François Bayrou

El ‘premier’ era ministro de Educación cuando se produjeron los hechos. El órgano parlamentario destaca «la responsabilidad del Estado» y propone un fondo de indemnización para las víctimas Leer El ‘premier’ era ministro de Educación cuando se produjeron los hechos. El órgano parlamentario destaca «la responsabilidad del Estado» y propone un fondo de indemnización para las víctimas Leer  

Un día después de sobrevivir a la octava moción de censura en apenas siete meses, el primer ministro francés, François Bayrou, se ha visto salpicado de lleno por el informe parlamentario sobre los abusos sexuales en la escuela católica Notre-Dame de Bétharram, donde estudiaron sus propios hijos mientras era ministro de Educación entre 1993 y 1997.

«En ausencia de acción por parte del anterior ministro de Educación, la violencia física y sexual contra los alumnos de Bethárram continuó durante años», concluye el informe de 330 páginas a partir de 135 testimonios, que fue hecho público este miércoles y ha causado un gran impacto en la sociedad francesa como el momento #MeToo de los abusos en las escuelas.

El informe reconoce «la responsabilidad del Estado» y propone la creación de un fondo de indemnización para las víctimas, que superan las 200 a lo largo de varias décadas. La comisión parlamentaria ha alertado de la «persistencia» de la violencia física en las escuelas y ha elevado 50 recomendaciones para evitar nuevos casos en el futuro.

«El caso de Bétharram pone de relieve todas las disfunciones del Estado, ya sea en materia de prevención o de control», puede leerse en el informe, que concluye sin embargo que no es posible determinar si hubo intervenciones de Bayrou para garantizar la impunidad del personal de la escuela (como el religioso Pierre Silviet-Carritat, acusado de violación).

El diputado Paul Vannier, de La Francia Insumisa, uno de los dos autores del informe, ha ido más allá de la conclusiones oficiales y ha acusado directamente al primer ministro de «falso testimonio», cuando declaró en su comparecencia de cinco horas ante el comité parlamentario que no tenía conocimiento de los abusos y que todo lo que supo fue a través de «lo revelado por la prensa». Vannier ha insinuado incluso que Bayrou debería dar cuenta ante la justicia por perjurio.

La presidenta del comité parlamentario, la socialista Fatiha Keloua Hachi, se ha desmarcado de las declaraciones de Vannier asegurando que las acusaciones de «falso testimonio» contra Bayrou y otros dos altos funcionarios del Ministerio de Educación «no están suficientemente fundadas».

La implicación directa en el caso del primer ministro ha tenido sin embargo un gran impacto en su credibilidad política. Su esposa, Élisabeth Perlant, impartió catequesis en Bethárram y tres de sus seis hijos estudiaron en la escuela en el suroeste de Francia, donde fue alcalde de la localidad de Pau. Su hija Hélène denunció precisamente haber sido víctima de violencia en un campamento de verano en la escuela, pero exculpó a su padre alegando que nunca lo reveló a su familia.

El informe recoge el testimonio de 135 de las más de 200 supuestas víctimas que han emprendido acciones legales contra la escuela. Dos de las acusaciones fueron dirigidas contra un ex supervisor de la escuela directamente implicado en un caso de violación de menores y en otro de abusos sexuales. Un alumno declaró que la escuela fue durante décadas «un supermercado para depredadores sexuales».

La mayoría de las demandas fueron por violencia física y castigos a manos de sacerdotes y personal del centro, incluido un caso de un alumno que quedó inconsciente después de una paliza y otro que perdió hasta el 40% de su capacidad auditiva. Los ex alumnos denuncian la existencia de «un imperio del terror» en la escuela coincidiendo con la etapa en que el centrista Bayrou, devoto católico, llevó a sus propios hijos.

«El silencio de Bétharram es un poco la falta de todo el mundo», declaró por su parte Alan Esquerre, de 53 años años, portavoz del colectivo de víctimas, que expresó su confianza en que la sociedad francesa reconozca finalmente «los abusos físicos que durante décadas han sucedido con total impunidad en las escuelas».

 Internacional // elmundo

Te puede interesar