El jefe del Estado alemán llama a la calma tras la ruptura del Gobierno Scholz

El canciller pretende mantenerse en minoría con los Verdes y seguir trabajando las próximas semanas y meses con el «consentimiento» del líder de la oposición, Friedrich Merz, de la CDU. Leer El canciller pretende mantenerse en minoría con los Verdes y seguir trabajando las próximas semanas y meses con el «consentimiento» del líder de la oposición, Friedrich Merz, de la CDU. Leer  

«Es el final de una coalición de Gobierno, no el fin del mundo». Con estas palabras ha intentado el presidente alemán, Frank Walter Steinmeier, llevar «moderación y sensatez» al escenario político tras la ruptura ayer del tripartido del canciller Olaf Scholz. El llamamiento del jefe del Estado, sin embargo, no ha calado. El calendario anunciado por Scholz hasta la celebración de nuevas elecciones deja a la primera economía de la Unión Europea con un gobierno interino hasta primavera, un plan que la oposición y los sectores económicos rechazan de plano.

Tras la expulsión del tripartido del FDP, el canciller pretende mantenerse en minoría con los Verdes y seguir trabajando las próximas semanas y meses con el «consentimiento» del líder de la oposición, Friedrich Merz, de la Unión Cristianodemócrata (CDU). Eso le permitiría sacar adelante proyectos que considera de interés general. Para abrir el camino a las urnas, Scholz ha anunciado que se someterá a un voto de confianza el 15 de enero. Las elecciones, como pronto, se celebrarían a finales de marzo. Estaban previstas para el 28 de septiembre.

Scholz convocó a Merz este jueves a la Cancillería, pero la reunión (de 25 minutos) no fue como pretendía el canciller, según fuentes de la CDU. El partido, que lidera las encuestas y se dice listo para asumir las tareas de Gobierno no tiene ningún interés en ayudar a un canciller que consideran inútil a llenarse las alforjas con la aprobación parlamentaria de leyes de «interés general».

El mensaje de Merz al canciller, como ha verbalizado su socio y presidente de Baviera, Markus Söder (CSU), fue acortar los plazos y votar la cuestión de confianza la semana próxima. El argumento es simple. Dado que las mayorías absolutas son historia, a marzo habría que sumar sondeos y luego negociaciones para la formación de Gobierno, para las que la ley prevé hasta 90 días. Nos ponemos en verano.

«No hay ninguna razón para esperar hasta enero para hacerlo», dijo Merz tras una reunión del grupo parlamentario. Alemania no puede permitirse tener un gobierno federal sin mayoría en el Bundestag durante varios meses. La CDU/CSU está dispuesta a hablar con la canciller sobre una posible cooperación selectiva», explicó Merz.

El jefe del grupo parlamentario de la CSU (Unión Socialcristiana bávara), Alexander Dobrint, fue menos diplomático. «Intentar mantenerse más tiempo en el poder sin mayoría parlamentaria es un acto de arrogancia y falta de respeto. Alemania no puede permitirse a una canciller en estado de coma», ha declarado.

El ambiente es eléctrico y cargado de insultos personales. Entre el canciller justificando la destitución su ministro de Finanzas y líder de los liberales del FPD , Christian Lindner; entre éste y su antiguo jefe por inacción en economía e intentar forzarle a levantar el freno a la deuda para sus programas sociales; entre el ministro de Economía, Robert Habeck, del partido de los Verdes y Lindner por impedir con deuda la entrada de dinero fresco para los presupuestos generales del año que viene y dejar a Ucrania sin las ayudas que necesita.

A eso se añaden los insultos en el FDP al ministro de Transportes, Volker Wissing, que ha decidido no dimitir junto a sus compañeros de partido en el Gobierno, los titulares de Justicia y de Educación. El partido ha pedido al «traidor» Wissing que abandone sus filas. Las secretarias de Estado en su departamento firman la petición y le han entregado su dimisión.

Pero eso es polvo y paja. Lindner y sus dimisionarios serán sustituidos de forma interina hasta nuevas elecciones. El hueco en la cartera de Finanzas lo ocupará el Secretario de Estado en la Cancillería Federal, Jörg Kukies. Es un hombre de estrecha confianza del canciller y fue director del banco de inversiones Goldman Sachs en Alemania antes de dedicarse a la política. Por su fidelidad al ministro Wissing, además de seguir al frente de Transporte, asumirá la cartera de Justicia.

El presidente Steinmeier ha insistido en que las crisis políticas se superan y que Alemania tiene la capacidad para dejarla atrás. «La Ley Fundamental establece directrices claras para el procedimiento ulterior. Nuestra democracia es fuerte», subraya.

Otra cosa es cuántos baches se puede permitir el país en términos de prosperidad económica y estabilidad. Para Sarah Wagenknecht, la presidenta de la alianza que lleva su nombre, BSW, el canciller es una amenaza. «Su coalición ha llevado a Alemania a una grave crisis. Olaf Scholz debería convocar un voto de confianza ahora y no en el nuevo año. Su calendario es una insolvencia política dilatoria», dijo Wagenknecht. Y añadió que «debería pedir disculpas al pueblo por los últimos tres años. El todavía canciller ha pronunciado un farisaico discurso de campaña electoral».

Wagenknecht, antigua dirigente del partido de la Izquierda, no se ha puesto del lado del liberal Lindner, pero comparte su decisión de no permitir más deuda. «El hecho de que Olaf Scholz quiera seriamente volver a levantar el freno de la deuda para aumentar de nuevo la financiación de los envíos de armas a Ucrania y el rearme, mientras los puentes y las vías férreas de Alemania se pudren y millones de pensionistas viven en la pobreza, demuestra una vez más que este Gobierno ha fracasado con razón».

La copresidenta de Alternativa para Alemania (AfD), Alice Weidel, se ha expresado en términos similares. Se alegra de la caída del Gobierno porque «supone una liberación para este país y poder hacer elecciones ya».

«El fin de la autoproclamada ‘coalición de progreso’, que ha conducido a Alemania a pasos agigantados al abismo económico, estaba más que previsto y es una buena noticia que haya sucedido. Tras meses de parón e innumerables sesiones de terapia egocéntrica, ahora necesitamos rápidamente un nuevo comienzo político fundamental para sacar a la economía y a todo el país de la grave crisis en la que ha caído como consecuencia de las políticas ideologizadas del SPD, los Verdes y el FDP», ha sido la reacción de AfD.

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