El parricidio de 1880 que más ha influido en el pensamiento occidental: la inmortal huella de ‘Los hermanos Karamázov’

Freud escribió que es la novela más grandiosa jamás escrita. Albert Einstein dijo que fue lo más maravilloso que cayó en sus manos. Sartre apuntó que el “Si Dios no existe, todo está permitido”, que reflexionaba Ivan Karamázov en sus páginas, dio inicio a la corriente existencialista. Es la novela favorita de Jonathan Franzen. La que Albert Camus dedicó un capítulo en El mito de Sísifo. La que leía Lisa Simpson a Homer cuando estuvo paralizado. La que John Locke dio a Henry (Ben) en la escotilla de Perdidos. La que ha inspirado relaciones de hermanos tan dispares como los Incadenza de La broma infinita de David Foster Wallace, los Koubek del Intermezzo de Sally Rooney o los Bluth de la serie Arrested Development. Han pasado 145 años desde que se publicó, pero la huella de Los hermanos Karamázov sigue imborrable. Pensadores, películas y series psicoanalizan y homanejean sin descanso a esa ficción de más de 1.000 páginas dividida en 12 libros y un epílogo sobre el parricidio de un déspota en la Rusia rural del siglo XIX.

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Notas de Dostoievski para la elaboración de 'Los hermanos Karamázov'. La novela recibe constantes homenajes desde los Simpson hasta Sally Rooney. ¿Qué tiene la última novela de Dostoievski para que todos regresen a ella?  

Freud escribió que es la novela más grandiosa jamás escrita. Albert Einstein dijo que fue lo más maravilloso que cayó en sus manos. Sartre apuntó que el “Si Dios no existe, todo está permitido”, que reflexionaba Ivan Karamázov en sus páginas, dio inicio a la corriente existencialista. Es la novela favorita de Jonathan Franzen. La que Albert Camus dedicó un capítulo en El mito de Sísifo. La que leía Lisa Simpson a Homer cuando estuvo paralizado. La que John Locke dio a Henry (Ben) en la escotilla de Perdidos. La que ha inspirado relaciones de hermanos tan dispares como los Incadenza de La broma infinita de David Foster Wallace, los Koubek del Intermezzo de Sally Rooney o los Bluth de la serie Arrested Development. Han pasado 145 años desde que se publicó, pero la huella de Los hermanos Karamázov sigue imborrable. Pensadores, películas y series psicoanalizan y homanejean sin descanso a esa ficción de más de 1.000 páginas dividida en 12 libros y un epílogo sobre el parricidio de un déspota en la Rusia rural del siglo XIX.

Mezcla de novela familiar y tratado humanístico, la última novela que publicó Fiódor M. Dostoievski se ha convertido un espejo ético y filosófico para los escritores del presente. El último en reflejarse ha sido el autor de origen vietnamita Ocean Vuong, la última sensación de las letras estadounidenses. El 17 de septiembre llegará a librerías El emperador de Alegría, su nueva novela traducida por Daniel Saldaña París para Anagrama tras el terremoto y fenómeno editorial que fue su debut, En la tierra somos fugazmente grandiosos, la carta a una madre analfabeta de un joven inmigrante gay.

Más tradicional en forma que en la anterior, en El emperador de Alegría Hai es un desertor universitario con tendencias suicidas atrapado en Alegría Este (Connecticut), un pueblo económica y moralmente hundido pero desbordante de humanidad en personajes inolvidables. El protagonista acabará cuidando a Grazina, una perspicaz inmigrante lituana con demencia. Durante su convivencia, Hai encontrará en la biblioteca de la mujer un tomo antiguo de Los hermanos Karamázov, el libro que se disponía a leer con su amante Noah antes de que este muriese de sobredosis y poco después de que falleciese su abuela.

El actor Yul Brynner (centro), como Dimitri en la más famosa adaptación cinematográfica de 'Los hermanos Karamázov' (1958).

Vuong, que también es profesor en el Amherst College de Massachusetts, explicó a la revista Kirkus que si cita a los Karamázov es por su ambición existencial, una cualidad que da pavor a sus estudiantes. “Lo que me encanta de la obra de Dostoievski es que hace algo de lo que se avergüenza mucha ficción contemporánea. A los autores estadounidenses se les pide una especie de humildad. Si hacen preguntas demasiado grandiosas, es casi como: ‘¿Quién te crees que eres? Solo eres un autor’. Siempre hay una vigilancia sobre la ambición formal de un artista en Estados Unidos. Dostoievski no tenía miedo de plantearse esas preguntas. Y es interesante, porque nos encanta leerle, pero he visto a colegas y estudiantes disuadidos de escribir como él. Dostoievski pregunta: ¿cuál es el alma de la nación? Incluso la hermandad es cuestionada: ¿qué son la amabilidad y la bondad cuando la familia se autodestruye? Rara vez se ve a un autor estadounidense preguntarse: ‘¿Quiénes somos?, ¿qué somos?’. Es casi como si se fueran a reír fuera del escenario. Pero creo que son preguntas que vale la pena plantear”, explicó.

En esa capacidad de plantear las cuestiones vitales correctas coincide la escritora Tamara Djermanovic, autora de Dostoyevski entre Rusia y Occidente (Herder, 2006) y El universo de Dostoievski(Acantilado, 2021). “Dostoievski atrae porque describe, como él escribe, ‘el cielo más elevado y el infierno más profundo’ que cada ser humano potencialmente lleva dentro. Creo que la gente, incluso la que no lo ha leído, piensa que Los hermanos Karamázov encierra algún misterio especial”, explica en un intercambio de correos electrónicos. Djermanovic, que dedicó parte de su tesis a esa novela, llegó a aprender ruso para disfrutarla en su idioma original y así preparar su trabajo. “Los Karamázov nos introduce a las profundidades de nuestra mente humana, a la vez que nos supera con las situaciones que describe. Fiódor Karamázov, la figura paterna más siniestra que yo haya conocido en la literatura universal, compara a uno de sus hijos con cucarachas que pisa cuando por la noche camina en la oscuridad; “y al pisarlas, crujen. Así crujirá tu Mitia”, dice, refiriéndose a uno de sus hijos”.

Notas de Dostoievski para la elaboración de 'Los hermanos Karamázov'.

Marcada a sus 17 años al leer Crimen y castigo, influida por la misma “conmoción existencial” que describió Stefan Zweig al descubrir a Dostoievski, Djermanovic llegó a Los hermanos Karamázov por primera vez estudiando Literatura Comparada en Belgrado y en España la ha releído múltiples veces más por las ramificaciones existenciales que ofrece. “Dostoievski es un autor al que normalmente regresas, incluso para volver a leer la misma novela. Y cada vez parece un libro nuevo, dependiendo de la edad y de la situación en la que uno se encuentra”, asegura la también profesora en la facultad de Humanidades de la Universitat Pompeu Fabra. Si sigue siendo tan relevante, opina, es porque todos sus escenarios pueden remitirnos al actual. “Tal vez la parte de La leyenda del Gran Inquisidor, que habla de un poder siniestro y totalitario, hipnotiza a la masa humana”.

Para la booktuber Ainhoa Sagasti, una estudiante del Máster en Filosofía para los Retos Contemporáneos de 23 años residente en Guetxo, Los hermanos Karamázov es “el libro con el que más he sido consciente de ser humana de entre todos los que he leído”. Lo acabó a sus 19 años, en el verano de 2021, después de haber leído durante el invierno Crimen y castigo. Su admirada y sentida reseña en Tiktok sobre el parricidio de Fiodor Karamázov ha sido uno de sus vídeos más vistos y comentados de su canal. “Si trascendió tanto es porque es un libro especial. No se puede hacer una reseña de él sin dejarse llevar por el amor a la literatura y a la humanidad en su conjunto. Puede que en Tiktok se contagiaran de ese sentimiento”, aclara, y especifica que tal es el poso que ha dejado ese libro, que por ese motivo centrará su tesis doctoral en el autor ruso. “Los hermanos Karamázov habla de una parte del ser humano que es inmutable. Todos sufrimos en soledad y obras como esta nos arropan en el oleaje. Este libro es un compañero fiel y sabio en el páramo de la vida”, sentencia.

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