Indignación. Y una, además, que va día a día en aumento, el cual es casi proporcional a otra subida: la del sueldo de Carlos III de Inglaterra como rey. El pueblo británico, viendo que su economía no es en estos tiempos la que llegó a ser antaño, está bastante molesto con cómo está llevando el monarca las cuentas de la familia real desde el fallecimiento de su madre, Isabel II, y su llegada al trono. Y por ello Republic, una plataforma activista que aboga por el fin de la monarquía, ha decidido comenzar su mayo campaña contra La Firma, criticando y exponiendo sobre todo su modelo de financiación.
«Se trata de dinero público. Y es un dinero que proviene de un gobierno que en estos momentos no puede permitirse financiar como debe y corresponde ni los colegios, ni los hospitales, ni a las fuerzas del orden… Es que resulta escandaloso. No solo no debería aumentar el gasto [monárquico], sino que tendría que reducirse», ha declarado Graham Smith, el CEO del grupo antimonárquico, en una reciente entrevista que ha concedido a Town & Country.
Todo comenzó a mediados del año pasado, cuando el julio Carlos III solicitó un aumento importante, para el año fiscal 2025-2026, de la Subvención Soberana [la «Sovereign Grant» en inglés]. Esta es: la cantidad que el Tesoro del Reino Unido le paga a su monarquía. Y este plus había de ser de más del 50% de su nómina de entonces. Ni más ni menos que su sueldo pasase se elevase en unos 45 millones de libras —alrededor de los 54 millones de euros—.
Según la propia revista que ha realizado la citada entrevista, la realeza pasará a recibir este año en curso 132 millones de libras esterlinas, mientras que en el anterior percibió 86,3 millones. Desde la monarquía han intentado justificar esta subida aludiendo a la renovación de su flota aérea privada y, principalmente, a la millonaria reforma del Palacio de Buckingham.
Esta comenzó en 2017, por ahora ya ha costado 300 millones y, se prevé, alcanzará los 445 millones de euros. Y a pesar de que las obras del ala este de Buckingham Palace ya se han completado casi ocho años después de su inicio, la mayor parte del edificio va a seguir cerrado durante los próximos dos años para poder terminarlas, incluidas las oficinas del rey, lo que ha reducido los ingresos por visitantes. A todo ello hay que sumar las críticas que llegaron cuando un informe de la Oficina Nacional de Auditoría del Reino Unido, en marzo del año pasado, reveló que se había sobrepasado el 65% del presupuesto del proyecto.
Sin embargo, la indignación por ese aumento de sueldo —en millones de euros, de unos 104 a casi 160— está siendo fragorosa. Porque la población no olvida que la Subvención Soberana es solo un fondo que se crea con el dinero de los contribuyentes para financiar la corona, pero que a ello hay que añadir el Crown State, las tierras que posee la corona y por cuyo uso para diferentes fines el gobierno le paga alrededor del 15% de lo que ingresa, y los cuantiosos beneficios que los Windsor obtienen gracias a sus ducados.
En esto último hay que detenerse, dado que es otro gran motivo de la indignación del pueblo. La razón es sencilla: la familia real británica está cobrándole a su sanidad pública —NHS, National Health Service—, a las fuerzas armadas y a otras organizaciones benéficas el alquiler y uso de estos terrenos, los ducados de Lancaster y Cornualles, para generar ingresos privados.
Esto lo desveló, el pasado noviembre, el documental Dispatches The King, The Prince and Their Secret Millions, emitido por Channel 4. Y ahí, un reputado periodista británico, Richard Palmer, experto en la realeza, explicó cómo se estaba fraguando «una campaña para abolir los ducados», dado que el documental había «tocado una fibra sensible» en un público «realmente enfadado». Y por ello los activistas antimonárquicos reclaman igualmente que los ducados pasen a pertenecer al Estado y que el dinero que recauden vaya al Tesoro Público.
«Los días en los que la familia real tenía tres mil quinientos compromisos al año han quedado atrás, por lo que la gente entiende que está recibiendo menos por su dinero», añadió Palmer. «Yo sí creo que la monarquía, en general, hace un buen trabajo para este país y que es parte del pegamento que nos une a todos los británicos, pero eso no significa que, como institución, como individuos, deban poder evitar las críticas. No están por encima del escrutinio», sentenció.
Tal y como explican desde la BBC, el aumento de los ingresos de la corona el año pasado fue gracias a sus inversiones en energía eólica. Aun así, un portavoz de la monarquía ha declarado a Town & Country que, para la sesión parlamentaria en la que se trate el ejercicio 2026-2027 se reevaluará la financiación de la monarquía para que la cantidad se ajuste y sea «más apropiada». Pero, eso sí, no renunciarán al aumento de este año y ese dinero se mantendrá en las arcas de la familia real.
La plataforma antimonárquica Republic ha lanzado una nueva campaña en contra de La Firma.
Indignación. Y una, además, que va día a día en aumento, el cual es casi proporcional a otra subida: la del sueldo de Carlos III de Inglaterra como rey. El pueblo británico, viendo que su economía no es en estos tiempos la que llegó a ser antaño, está bastante molesto con cómo está llevando el monarca las cuentas de la familia real desde el fallecimiento de su madre, Isabel II, y su llegada al trono. Y por ello Republic, una plataforma activista que aboga por el fin de la monarquía, ha decidido comenzar su mayo campaña contra La Firma, criticando y exponiendo sobre todo su modelo de financiación.
«Se trata de dinero público. Y es un dinero que proviene de un gobierno que en estos momentos no puede permitirse financiar como debe y corresponde ni los colegios, ni los hospitales, ni a las fuerzas del orden… Es que resulta escandaloso. No solo no debería aumentar el gasto [monárquico], sino que tendría que reducirse», ha declarado Graham Smith, el CEO del grupo antimonárquico, en una reciente entrevista que ha concedido a Town & Country.
Todo comenzó a mediados del año pasado, cuando el julio Carlos III solicitó un aumento importante, para el año fiscal 2025-2026, de la Subvención Soberana [la «Sovereign Grant» en inglés]. Esta es: la cantidad que el Tesoro del Reino Unido le paga a su monarquía. Y este plus había de ser de más del 50% de su nómina de entonces. Ni más ni menos que su sueldo pasase se elevase en unos 45 millones de libras —alrededor de los 54 millones de euros—.
Según la propia revista que ha realizado la citada entrevista, la realeza pasará a recibir este año en curso 132 millones de libras esterlinas, mientras que en el anterior percibió 86,3 millones. Desde la monarquía han intentado justificar esta subida aludiendo a la renovación de su flota aérea privada y, principalmente, a la millonaria reforma del Palacio de Buckingham.
Esta comenzó en 2017, por ahora ya ha costado 300 millones y, se prevé, alcanzará los 445 millones de euros. Y a pesar de que las obras del ala este de Buckingham Palace ya se han completado casi ocho años después de su inicio, la mayor parte del edificio va a seguir cerrado durante los próximos dos años para poder terminarlas, incluidas las oficinas del rey, lo que ha reducido los ingresos por visitantes. A todo ello hay que sumar las críticas que llegaron cuando un informe de la Oficina Nacional de Auditoría del Reino Unido, en marzo del año pasado, reveló que se había sobrepasado el 65% del presupuesto del proyecto.
Sin embargo, la indignación por ese aumento de sueldo —en millones de euros, de unos 104 a casi 160— está siendo fragorosa. Porque la población no olvida que la Subvención Soberana es solo un fondo que se crea con el dinero de los contribuyentes para financiar la corona, pero que a ello hay que añadir el Crown State, las tierras que posee la corona y por cuyo uso para diferentes fines el gobierno le paga alrededor del 15% de lo que ingresa, y los cuantiosos beneficios que los Windsor obtienen gracias a sus ducados.
En esto último hay que detenerse, dado que es otro gran motivo de la indignación del pueblo. La razón es sencilla: la familia real británica está cobrándole a su sanidad pública —NHS, National Health Service—, a las fuerzas armadas y a otras organizaciones benéficas el alquiler y uso de estos terrenos, los ducados de Lancaster y Cornualles, para generar ingresos privados.
Esto lo desveló, el pasado noviembre, el documental Dispatches The King, The Prince and Their Secret Millions, emitido por Channel 4. Y ahí, un reputado periodista británico, Richard Palmer, experto en la realeza, explicó cómo se estaba fraguando «una campaña para abolir los ducados», dado que el documental había «tocado una fibra sensible» en un público «realmente enfadado». Y por ello los activistas antimonárquicos reclaman igualmente que los ducados pasen a pertenecer al Estado y que el dinero que recauden vaya al Tesoro Público.
«Los días en los que la familia real tenía tres mil quinientos compromisos al año han quedado atrás, por lo que la gente entiende que está recibiendo menos por su dinero», añadió Palmer. «Yo sí creo que la monarquía, en general, hace un buen trabajo para este país y que es parte del pegamento que nos une a todos los británicos, pero eso no significa que, como institución, como individuos, deban poder evitar las críticas. No están por encima del escrutinio», sentenció.
Tal y como explican desde la BBC, el aumento de los ingresos de la corona el año pasado fue gracias a sus inversiones en energía eólica. Aun así, un portavoz de la monarquía ha declarado a Town & Country que, para la sesión parlamentaria en la que se trate el ejercicio 2026-2027 se reevaluará la financiación de la monarquía para que la cantidad se ajuste y sea «más apropiada». Pero, eso sí, no renunciarán al aumento de este año y ese dinero se mantendrá en las arcas de la familia real.
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