El Supremo de Estados Unidos resucita el caso del ‘pissaro’ del Thyssen expoliado por los nazis

Un visitante al museo Thyssen ante la pintura 'Rue Saint-Honore por la tarde. Efecto de lluvia', de Camille Pissarro.

Nuevo e inesperado episodio en el culebrón de Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia (1897), cuadro de Camille Pissarro actualmente en la colección del Museo Thyssen-Bornemisza, de Madrid, que reclaman desde hace décadas los herederos de Lilly Cassirer, propietaria a la que se lo expoliaron los nazis a principio de la Segunda Guerra Mundial. El Tribunal Supremo de Estados Unidos emitió este lunes una orden, sepultada entre otras decisiones procesales de escaso calado, de devolverlo al Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito para que sus magistrados, que tienen jurisdicción sobre la Costa Oeste del país, decidan si es de aplicación o no una ley recientemente aprobada en California, ventajosa para los demandantes.

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 El alto tribunal ordena devolver el sumario a una instancia inferior para que esta decida si es aplicable una nueva ley californiana que favorece la devolución del cuadro a los herederos de la judía Lilly Cassirer  

Tribunal supremo de Estados Unidos

El alto tribunal ordena la revisión del proceso a la luz de una ley californiana que favorece la devolución del cuadro a los herederos de la judía a la que se lo expoliaron los nazis

Los Impresionistas Art Exhibition at Thyssen Museum
Un visitante al museo Thyssen ante la pintura ‘Rue Saint-Honore por la tarde. Efecto de lluvia’, de Camille Pissarro.Quim Llenas (Getty Images)
Iker Seisdedos

Nuevo e inesperado episodio en el culebrón sobre Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia, cuadro de Camille Pissarroactualmente en la colección del Museo Thyssen-Bornemisza, de Madrid, que reclaman desde hace décadas los herederos de Lilly Cassirer, propietaria a la que se lo expoliaron los nazis a principio de la II Guerra Mundial. El Tribunal Supremo de Estados Unidos, que ya había estudiado el caso, emitió la orden de devolverlo al Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito para que sus magistrados decidan si es de aplicación o no una ley californiana recientemente aprobada ventajosa para los demandantes.

En el centro del litigio está un óleo pintado por el maestro impresionista y vendido por su galerista en París a los Cassirer, familia judía alemana de empresarios y amantes del arte. El único heredero superviviente de aquella primera propietaria, David Cassirer ha agotado todos los recursos posibles para que la Fundación Thyssen-Bornemisza, adonde llegó el lienzo tras una rocambolesca historia, descuelgue la obra del museo madrileño, donde está expuesto desde 1993, y lo devuelva a la familia. Cuando Claude Cassirer, residente en California, nieto y único heredero de Lilly, la última propietaria conocida, se enteró en 2000 de que el Thyssen tenía el cuadro, reclamó su devolución, pero su petición fue denegada. Abrió entonces una guerra legal en 2005 que continuaron sus hijos y que pareció terminada hace un par de años, cuando el Tribunal de Apelaciones del Distrito Central de California concluyó que el Thyssen es el legítimo propietario del cuadro.

A esa instancia llegó tras dos sentencias en contra de sendos juzgados californianos (uno de Los Ángeles, en 2018, y el de apelación), y después de que el caso llegara en enero de 2023 al Supremo de Estados Unidos, que falló por primera vez en favor de la familia. La sentencia, que buscaba más que nada unificar criterios procesales, no se pronunciaba sobre el destino del cuadro. Pero era categórica en su decisión de devolver la pelota al tribunal de apelación, al considerar que el juez se equivocó al aplicar la norma de conflicto, que es la que decide qué ley impera, si la española o la californiana, en una disputa como esta en la que hay dos en liza, porque el demandante es estadounidense y el demandado, un Estado extranjero. España adquirió en 1993 el cuadro junto al resto de las 775 obras de la colección del barón Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza por 350 millones de dólares (unos 336 millones de euros, al cambio actual).

En esa instancia de apelación, un panel formado por tres jueces volvió a fallar que la ley española era la imperante. Según ese ordenamiento jurídico, el cuadro llevaba suficiente tiempo expuesto para que no hubiera que devolverlo.

Después de aquel varapalo a la familia, hubo novedades con la promulgación de una nueva ley californiana, que son las que han motivado, en una decisión no motivada, al Supremo este lunes a devolver la pelota al tribunal inferior. Gavin Newsom, el gobernador del Estado, firmó el 16 de septiembre pasado una morma para ayudar “a los residentes a recuperar arte y propiedades robadas como resultado de una persecución política”. En realidad, se trata de una ley pensada específicamente para este caso, y Newsom la firmó la norma en un evento en el Museo del Holocausto de Los Ángeles, rodeado de miembros de la familia Cassirer. “Es un imperativo moral y legal que se devuelvan estas valiosas piezas a sus legítimos dueños”, aseguró el gobernador demócrata.

Lo que ha ordenado el Supremo es que el tribunal de apelaciones vuelva a estudiar el caso a la luz de esa ley. Para Bernardo Cremades, cuyo despacho familiar se sumó en 2017 como amicus curiae para prestar apoyo a los Cassirer en representación de la Federación de Comunidades Judías de España y de la Comunidad Judía de Madrid, la decisión del alto tribunal demuestra que, “pese a lo que parecía, el caso no está cerrado”. “Hay aún mucha tela que cortar”, dijo este lunes en una conversación telefonica. “El Supremo ha vuelto a dejar claro que es importante que España cumpla con todos sus compromisos internacionales en relación con la devolución de arte expoliado. España tiene que devolver ese cuadro”.

Fuentes cercanas al Thyssen consideran la decisión del Supremo como “puramente técnica”. También, que desembocará en un examen desfavorable para la ley de California en liza.

[Noticia de última hora. Habrá actualización en breve].

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Sobre la firma

Iker Seisdedos

Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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