Agentes encapuchados detuvieron a Rafael Tudares cuando llevaba a sus hijos al colegio a principios de enero Leer Agentes encapuchados detuvieron a Rafael Tudares cuando llevaba a sus hijos al colegio a principios de enero Leer
A Rafael Tudares Bracho se lo llevaron agentes chavistas cuando trasladaba a sus niños al colegio a principios de enero. ¿Su delito? Ser el yerno y padre de dos nietos de Edmundo González Urrutia, ganador por goleada de las elecciones presidenciales de Venezuela. El objetivo era convertirle en otro rehén del régimen bolivariano y chantajear a su familia a pocos días del 10 de enero, día en que su suegro debería convertirse en presidente de Venezuela.
«Personalmente he recorrido decenas de centros de detención en Caracas y sus alrededores buscando a mi esposo. Las autoridades y órganos de seguridad que lo tienen y mantienen privado de su libertad, oculto y en cautiverio, clandestinamente, en algún lugar desconocido, han decidido y han ordenado a sus funcionarios no permitirme saber el lugar real y concreto donde se encuentra Rafael», denunció Mariana González, hija del diplomático que se atrevió a encabezar a la oposición democrática frente al gigante chavista.
En total, 61 días de lo que fue una detención arbitraria y pasó a convertirse en una desaparición forzada, dos de los crímenes de lesa humanidad que investiga la Corte Penal Internacional, junto a las ejecuciones extrasumariales, las torturas y las violaciones sexuales. «Seguimos sin tener información concreta sobre su integridad física y personal, sobre su estado de salud y vida», insistió la mujer de Tudares, quien ha constatado en primera persona «cómo funcionarios de los centros de detención ocultan información a los familiares que buscan a sus seres queridos».
Según el Foro Penal, en las mazmorras de Maduro permanecen 1.061 presos políticos, entre ellos 121 mujeres.
Después de mes y medio de lucha por saber algo de su marido, las autoridades informaron a Mariana González que el preso político fue sometido a «una irregular audiencia de presentación ante los tribunales penales con competencia en delitos contra el terrorismo, en la que se le habrían imputado, en grado de supuesta complicidad, los supuestos hechos y delitos que se le han pretendido atribuir a mi papá».
En ese momento comenzó un segundo vía crucis para la familia de Edmundo, porque Tudares, como la mayoría de los prisioneros políticos, no contó con un abogado de confianza. Irregularidades y mentiras, una tras otra, hasta concretar que una defensoría pública, que no es tal, tampoco acompañó al preso a la audiencia de presentación el pasado 18 de febrero.
«A Rafael se le habría asignado un centro de reclusión y detención donde ya he verificado personalmente no está, no se encuentra. Se le ha creado y construido un proceso judicial, absolutamente irregular, que claramente carece de legalidad y legitimidad, mientras desconozco absolutamente su paradero», constató la hija de Edmundo.
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