Elchin Amirbayov, representante del presidente de Azerbaiyán: «Sólo si Armenia cumple los acuerdos de paz podrá superar su aislamiento»

El diplomático y hombre de confianza de Ilham Alíyev tiene la tarea de convencer al mundo de que los azerbaiyanos también han sido víctimas de robos de territorio por parte de Armenia, como ahora denuncia la comunidad internacional en Ucrania Leer El diplomático y hombre de confianza de Ilham Alíyev tiene la tarea de convencer al mundo de que los azerbaiyanos también han sido víctimas de robos de territorio por parte de Armenia, como ahora denuncia la comunidad internacional en Ucrania Leer  

«Azerbaiyán quiere una paz sostenible, que no se revierta con revanchismo ni con un nuevo cambio de posición de los armenios», explica Elchin Amirbayov, representante del presidente de Azerbaiyán para Misiones Especiales. Diplomático de carrera, muy crítico con las ONG y los organismos supranacionales como la OSCE, que durante años han supervisado el interminable conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, Amirbayov comenzó en 1991 su trabajo en la cancillería azerí.

Ayer, el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, afirmó que las fuerzas de seguridad habían frustrado un presunto golpe de Estado en el que estaría implicado un arzobispo opositor, Bagrat Galstanian, miembro de la Iglesia Apostólica Armenia, que fue detenido. Galstanian, líder del movimiento Srbazan Paykar («Lucha sagrada»), encabezó el año pasado manifestaciones en las que criticaba al primer ministro por ceder territorio a Azerbaiyán.

Los dos países del Cáucaso libraron varias guerras por el control de la región de Karabaj, poblada por armenios: al final de la Unión Soviética y en 2020, antes de que Azerbaiyán tomase ese territorio en septiembre de 2023. Hoy, Amirbayov es un hombre de confianza del presidente Ilham Alíyev, enfrascado en la tarea de convencer al mundo de que los azerbaiyanos, ahora vencedores, también han sido víctimas de robos de territorio como los que ahora la comunidad internacional lamenta en Ucrania.

Respecto al acuerdo de paz con Armenia, ¿qué medidas concretas está adoptando Azerbaiyán para que podamos hablar realmente de una paz estable?
Se han acordado todos los artículos. Lo que impide que se firme es el hecho de que la Constitución armenia está en conflicto con el contenido del acuerdo de paz. Queremos que la parte armenia enmiende su Constitución [renunciando a Nagorno-Karabaj] para que esté en armonía con la letra y el espíritu del acuerdo. Azerbaiyán quiere una paz sostenible, una paz que no se revierta con revanchismo ni con un nuevo tipo de cambio de posición de los armenios. Y la renuncia del Gobierno armenio a enmendar su constitución crea ciertas dudas en Azerbaiyán sobre la sinceridad de sus intenciones declaradas. Creo que, si se compara todo el trabajo que hicimos, Armenia y Azerbaiyán hemos cubierto una larga distancia. Por lo tanto, esperamos que la parte armenia demuestre su voluntad política de resolver las dos cuestiones restantes.
Esta reforma constitucional armenia puede llevar bastante tiempo. Es probable que no la veamos antes de 2026. Entonces, ¿cómo avanzar en el plan sin correr el riesgo de acabar con un plan de paz a medias debido a esto?
Lo que escuchamos de Armenia es que planean someter a referéndum la nueva Constitución en algún momento del próximo año, creo que después de las elecciones de junio de 2026. Compartimos los sentimientos de quienes creen que esto es demasiado tiempo.
Ustedes en Azerbaiyán tienen la sartén por el mango porque, por ejemplo, el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, tiene cierta oposición interna cuando se refiere a posibles concesiones a Bakú. Y no es el caso en Azerbaiyán, porque, según algunos críticos de ONG, ustedes están reprimiendo a la oposición dentro de su propio país.
Esto contradice completamente la realidad. Tenemos oposición, tenemos prensa libre, tenemos internet libre, de hecho tenemos muchos críticos del Gobierno en otros temas. Pero en este asunto en particular hay unanimidad en la sociedad azerbaiyana, porque la oposición no tiene nada que criticar al Gobierno, porque el Gobierno es el que resolvió el problema de una ocupación que duró 30 años. Así que el Gobierno, apoyado por su pueblo y por su ejército, ha restaurado la justicia histórica y el derecho internacional. Hoy en día se habla mucho de la violación de la integridad territorial, de que no se respeta el derecho internacional, pero uno de los primeros países que se enfrentó a la situación a principios de los años 90 fue Azerbaiyán. Por lo tanto, me gustaría preguntar a esos críticos y a esas ONG a las que usted se refiere: ¿dónde estaban en ese momento?, ¿por qué guardaban silencio? ¿Eran demasiado tímidos… o incompetentes? Decidimos aplicar el Artículo 51 de la Carta de la ONU, que es el de la legítima defensa. Y nosotros mismos resolvimos el problema en estricta conformidad con el derecho internacional. La oposición en Armenia predica a favor de la guerra. Está en contra de la paz con Azerbaiyán. Está en contra de la normalización con Turquía. Todavía quiere vivir en sus sueños de venganza.
Otro fleco pendiente es el corredor de Zangezur, para que Azerbaiyán pueda conectar con esa parte de su territorio, la República Autónoma de Najicheván. Pero ustedes no quieren aduanas ni fuerzas armenias custodiando ese paso.
Lo que queremos de Armenia es que implemente los compromisos [de alto el fuego] que ya asumió sobre este tema en 2020. El acceso sin trabas consiste en que no haya nada que impida el paso en esos 43 kilómetros de corredor de Zangezur, de una parte de Azerbaiyán a otra. Y el segundo compromiso fue que la seguridad de este paso no estaría a cargo de las fuerzas del orden armenias, sino de guardias fronterizos de Rusia. Armenia se encuentra hoy en completo aislamiento. Toda la infraestructura crítica -oleoductos, ferrocarril…- circunvala Armenia. Las fronteras de Armenia con Turquía y Azerbaiyán están cerradas. Sólo tiene frontera abierta con Irán y con Georgia. Armenia puede poner fin a su aislamiento en la región. Si cumple los acuerdos, puede convertirse en un país de tránsito para todos los flujos de mercancías y las rutas que pasan de este a oeste y de oeste a este.
Armenia está bastante decepcionada con Rusia porque piensa que Moscú no la defendió contra su país. Moscú está tan ocupado con la guerra en Ucrania que ha perdido influencia en esta parte del Cáucaso. ¿Cómo va a ser la relación de Azerbaiyán con Rusia a partir de ahora?
No sé por qué Armenia pensó que Rusia debería defenderla contra Azerbaiyán. Si se refiere a la guerra de 2020, esa guerra tuvo lugar en el territorio internacionalmente reconocido de Azerbaiyán.
Hubo ataques más tarde en otras zonas que no forman parte de Karabaj.
Se produjeron violaciones del alto el fuego por ambos bandos en diferentes momentos.
Pero Azerbaiyán no ha sido miembro de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) de Rusia, y Armenia sí.
Si leen el estatuto de esa organización, comprenderán que Rusia tiene compromisos con Armenia si su territorio es ocupado. No hay nada que sugiera hoy que Azerbaiyán haya ocupado territorio armenio, porque ahora no hay frontera delimitada. Cuando Armenia ocupaba ilegalmente el 20% de nuestro territorio, ese era nuestro problema, y lo resolvimos nosotros.
Armenia aboga por el uso de mapas de la era soviética como definición de fronteras, y ustedes quieren algo más vinculado a las realidades sobre el terreno. ¿Podrán encontrar un punto de vista común?
En el asunto de la delimitación de la frontera ya hemos hecho un progreso importante, porque acordamos el marco legal que será utilizado por dos comisiones. No se trata sólo de mapas, porque la delimitación es un proceso muy detallado y largo. Ya hemos demarcado una parte de la frontera, 12 kilómetros, y seguimos. En total son más de 1.000 kilómetros, tomará años.
Quiero preguntarle sobre las posibilidades de los armenios que viven en Karabaj de regresar a sus hogares.
Hay algunos armenios que todavía están allí. A los que se fueron, en realidad se les dieron todas las condiciones necesarias para permanecer e integrarse en el estado azerbaiyano. Y decidieron irse. Recordemos también que, como resultado de este conflicto, cientos de miles de azerbaiyanos fueron en su momento expulsados de Armenia: 300.000 personas que solían vivir allí durante la época de la Unión Soviética y que, a finales de los 80 y principios de los 90, fueron objeto de limpieza étnica. Y ahí hay una diferencia, porque nosotros les dimos a los armenios todas las posibilidades de quedarse. No los obligamos a irse. Si hablamos de regreso, tenemos que hablar del retorno de todos. Sí, incluyendo los de Azerbaiyán. Y también está el problema de minas, que lo tenemos en Azerbaiyán y no lo tiene Armenia, porque todas las minas fueron colocadas en nuestro territorio, ya que el conflicto estaba en nuestro lado. Hablamos de 1,5 millones de minas y 397 víctimas de minas después del alto el fuego; antes ya eran 340 personas. Y sólo se ha limpiado el 17% de la zona.

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