Final de ‘foto finish’ en las elecciones irlandesas

Fine Gael, Fianna Fáil y Sinn Féin se disputan a 3,7 millones votantes con la mente puesta en la vivienda, la inmigración y el coste de la vida Leer Fine Gael, Fianna Fáil y Sinn Féin se disputan a 3,7 millones votantes con la mente puesta en la vivienda, la inmigración y el coste de la vida Leer  

Más de 3,7 millones de votantes se han volcado en las urnas en las elecciones más inciertas celebradas en los últimos tiempos en Irlanda, con los tres partidos mayoritarios (Fine Gael, Fianna Fáil y Sinn Féin) empatados virtualmente en torno al 20% y condenados de antemano a una coalición de gobierno con las fuerzas minoritarias como en los últimos cuatro años.

El alto nivel de votantes registrados y la caída en los sondeos del primer ministro Simon Harris, acabada ya su luna de miel como líder del democristiano Fine Gael, añadieron aún más suspense a unos resultados que pueden decidirse en la foto finish. La líder del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, que hace cuatro años hizo historia cuando convirtió al que fuera el brazo político del IRA en la fuerza más votada, ha logrado una insólita remontada en la recta final. McDonald ha hecho un llamamiento al voto útil con la ambición de poder formar una coalición de izquierdas con el Partido Laborista y el Partido Socialdemócrata.

El tercero en discordia y favorito en las encuestas es el líder del centrista Fianna Fáil, Micheal Martin, que descartó de entrada una posible coalición con el Sinn Féin: «Nuestras posiciones políticas son incompatibles». Todo apunta pues a una renovada alianza como la que han tenido en los últimos cuatro años las dos fuerzas de centroderecha que mantienen desde hace un siglo una casi total hegemonía de la política irlandesa (aunque en 2020 necesitaron el apoyo del Partido Verde para lograr la mayoría parlamentaria, que esta vez esta fijada en 88 escaños).

Los líderes de los grandes partidos votaron antes del mediodía del viernes, al igual que el presidente de la República, Michael Higgins.

En un colegio electoral junto a St. Stephens Green, en el centro de Dublín, Fiona Dogherty, enfermera de 37 años, confesaba sus dudas de última hora entre Fianna Fáil y Sinn Féin: «La economía va bien para quienes se están haciendo ricos, pero los irlandeses de a pie estamos pagando muy cara la crisis del coste de la vida y el problema de la vivienda va a cada vez a más».

Oscar Clarke, trabajador de la construcción, llegó con el voto bien decidido por Fianna Fáil: «Han permitido el descontrol de la inmigración, pero es un problema común en toda Europa y han prometido hincarle el diente. No podemos quejarnos mucho por la marcha de la economía, pero basta con viajar un poco para darnos cuenta de que nos hemos convertido en uno de los países más caros».

El primer ministro Simon Harris jugó de hecho en el último momento la baza del miedo por el lado económico: «Sinn Féin promete cambio, y eso puede significar un cambio en nuestros bolsillos. Mucha gente puede sentirse al final defraudada y acabar sintiendo el remordimiento del comprador».

Simon Harris y Micheal Martin sellaron de antemano un pacto de no agresión entre ellos, conscientes como son de que están condenados a entenderse e incluso a rotarse en los próximos cinco años. Martin se relevó de hecho desde 2020 con Leo Varadkar, que cedió el timón de Fine Gael en abril tras la crisis desencadenada por el fiasco del referéndum en el que los irlandeses votaron contra la reforma constitucional (en lo que fue interpretado realmente como un voto de castigo contra toda la clase política).

Harris, que acaba de cumplir los 38 años, se convirtió en taoiseach o primer ministro más joven en el largo siglo de la historia de la República de Irlanda. Bautizado como el político TikTok por su hábil manejo de las redes sociales, fue capaz de insuflar un aire de renovación a su partido y figuraba con una clara ventaja sobre sus rivales cuando convocó elecciones anticipadas hace menos de un mes. Los tropezones en campaña y las fricciones internas entre los candidatos de su partido propiciaron su caída en las encuestas hasta prácticamente la línea de meta,

La líder de Sinn Féin, Mary Lou McDonald, que arrancó la campaña bajo mínimos por los dos escándalos sexuales con menores (protagonizados por el ex senador Niall O Donnghaile y por el oficial de prensa Michael McMonagle), consiguió sin embargo recuperar la compostura gracias a su papel en los debates televisivos, en los que arremetió contra el «cambalache» de los dos partidos que históricamente se han turnado en el poder en Irlanda.

«Los ataques contra nosotros por el flanco económico son un signo de desesperación», declaró McDonald antes de la apertura de las urnas y en el momento de tender puentes a todos los partidos de izquierda, incluido People Before Benefits, que logró cinco escaños en las últimas elecciones. «Pero aún no ha llegado la hora de flirtear con otras fuerzas. Lo más importante es tener una buena base».

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