La mañana de este sábado, cuando la periodista y escritora Cristina Fallarás ha ido a abrir su cuenta de Instagram, no ha podido. La aplicación de Meta se la ha cerrado sin ninguna explicación más allá de un mensaje en el que la avisa de que “adopte las medidas necesarias” o “perderá el acceso”. Ocurre seis días después de que, a través de esa misma cuenta, Fallarás hiciera público un testimonio anónimo de una mujer que aseguraba haber sido víctima de violencia machista por parte de un político. En ningún momento y en ningún caso publicó ningún nombre, pero apenas tres días después Íñigo Errejón, el hasta entonces portavoz de Sumar dimitió, entregó su acta de diputado, reconoció los hechos y abandonó la política institucional.
La escritora asegura que Meta no le ha dado ninguna explicación, más allá de un mensaje en el que la avisa de que “adopte las medidas necesarias” o “perderá el acceso”
La mañana de este sábado, cuando la periodista y escritora Cristina Fallarás ha ido a abrir su cuenta de Instagram, no ha podido. La aplicación de Meta se la ha cerrado sin ninguna explicación más allá de un mensaje en el que la avisa de que “adopte las medidas necesarias” o “perderá el acceso”. Ocurre seis días después de que, a través de esa misma cuenta, Fallarás hiciera público un testimonio anónimo de una mujer que aseguraba haber sido víctima de violencia machista por parte de un político. En ningún momento y en ningún caso publicó ningún nombre, pero apenas tres días después Íñigo Errejón, el hasta entonces portavoz de Sumar, dimitió, entregó su acta de diputado, reconoció los hechos y abandonó la política institucional.
¿Por qué le han cerrado la cuenta? A Fallarás solo le aparece ese mensaje en el que la informan de que “no cumple” las normas comunitarias y que si ella “cree” que han cometido un error, tiene hasta el 24 de abril del año que viene para apelar la decisión. Ya lo ha hecho, pero dice, al teléfono, que está “muy preocupada”. Puntualiza que colgó el testimonio como siempre, “sin dar nombres, nunca”. Lleva haciéndolo un año y tres meses en esa cuenta de Instagram (@cfallaras, ahora cerrada): relatos de mujeres que narran violencia sexual, violencia psicológica, violencia económica, violencia física y todas aquellas formas de violencia machista que sufren cada día. Y lo ha hecho “sin parar, cada día”. Acumula miles de testimonios.
“No es una cuestión de algoritmo básica, no es casual que suceda después de publicar un testimonio que acaba con la dimisión de un político y empiezo a publicar otros que se refieren a políticos y periodistas, siempre sin dar el nombre, siempre”, dice sobre este segundo cierre. Porque no es la primera vez que Meta le envía ese mensaje. El pasado 1 de marzo también le apareció al abrir la aplicación por “publicación de contenidos indebidos”. “Hubo una protesta multitudinaria [en redes] que llegó a la UE, y la volvieron a abrir el 8 de marzo”, recuerda ella.
El mensaje que Cristina Fallarás recibió la mañana de este 26 de octubre en su cuenta de Instagram.
Entonces, como ahora, Fallarás temió que si no se la devolvían, parte del contenido de esa cuenta, las miles de historias de mujeres que guarda, se perdieran para siempre: “No es que haya habido una denuncia y te la suspendan hasta ver qué pasa [algo que le pasa cada cierto tiempo], es un cierre, una inhabilitación, yo apelo como ya he hecho, y pueden dármela o no dármela y que desaparezca todo esto”. Ella va guardando esos testimonios, haciendo copias de seguridad, pero es un trabajo ingente por el volumen y, al hacerlo de forma periódica, puede haber una proporción de ellos que si Instagram no rehabilita su cuenta, no pueda recuperar.
“A partir de ahí, tenemos que preguntarnos si el silencio que nos imponen es tan bestia que llega al cierre de cuentas donde lo único que se hace es dar voz a las mujeres”, dice Fallarás. Insiste también en que ella publica testimonios, “no denuncias”.
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