Tras una votación muy ajustada, la Cámara Baja ha tumbado el proyecto de ley presentado por los conservadores y apoyado por la AfD con 350 votos en contra frente a 338 a favor Leer Tras una votación muy ajustada, la Cámara Baja ha tumbado el proyecto de ley presentado por los conservadores y apoyado por la AfD con 350 votos en contra frente a 338 a favor Leer
En campaña electoral, la política suele convertirse en una obra de teatro sin pausa y los políticos en actores compitiendo en las sesiones parlamentarias por el voto de un electorado ausente con intervenciones incendiarias, acusaciones, supuestos intentos de extorsión, lecciones de democracia y juicios de valor mercantilistas.
Bajo el título Limitación de la afluencia ilegal de nacionales de terceros países, esa es la obra que se ha representado este viernes en el Bundestag alemán con motivo de la votación de una propuesta de ley de los conservadores de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y de su ala bávara, la Unión Socialcristiana (CSU) que finalmente fracasó. Hasta la ex canciller Angela Merkel buscó un papel en la representación, que arrancó el miércoles, con la aprobación de una moción, también de la CDU-CSU en favor de más controles en las fronteras, aumento de las deportaciones y de las competencias de la policía federal para ejecutarlas. Merkel rompió el silencio que se autoimpuso al abandonar la política para distanciarse de su partido. Le acusó de sacar adelante esa moción con los votos de la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) y romper así el cordón sanitario a ese partido.
La intervención de Merkel hizo titulares dentro y fuera del país y algún que otro diputado descolocado se refirió a ella en la turbulenta sesión parlamentaria de ayer, pues Merkel ya es árbol caído, por su política con Rusia y por abrir las puertas a la entrada masiva de refugiados. Se le responsabiliza, desde todos los bandos, de la situación que se vive en el país y de sembrar la semilla que ha engordado a la AfD, simiente que, según la CDU-CSU, ha regado con su inacción la coalición saliente de socialdemócratas y verdes. La AfD ha duplicado en los tres últimos años presencia en los estados federados y sus valores demoscópicos. De cara a las elecciones anticipadas de 23 de febrero van en segundo lugar con el 20%, tras la CDU-CSU con el 30%.
El comunicado de Merkel contra el partido que la apoyó durante 16 años ha sido un acto de «deslealtad» a solo tres semanas de unas elecciones, se dice en la CDU. Mas aún, suena a «vendetta». Friedrich Merz y Merkel, convertida ahora en notaria de la democracia, han estado en desacuerdo al menos desde 2002, cuando Merkel, que veía en este abogado un peligroso rival, le expulsó para ponerse ella al frente del grupo parlamentario, provocando su exilio de la dirección del partido. Desde el regreso a la política de Merz en 2022, la formación se ha ido deshaciendo del legado centrista de Merkel, particularmente en lo que respecta al tema de la migración. La intervención de Merkel no hará que el partido cambie de rumbo.
La CDU-CSU no logró la mayoría necesaria para sacar adelante el proyecto de ley Limitación de la afluencia ilegal de nacionales de terceros países, lo que significa que algunos diputados de esa formación y de los liberales del FDP se han negado a votar por segunda vez con la AfD, que había anunciado su apoyo a la norma. De los 693 votos emitidos, 338 fueron a favor del proyecto de ley, 350 en contra y cinco abstenciones.
El debate comenzó de forma diferente a lo esperado. Al abrirse la sesión, el secretario parlamentario de la fracción CDU / CSU, Thorsten Frei, solicitó un aplazamiento de 30 minutos para consultar con su grupo parlamentario. La pausa se prolongó cinco horas y se abrió a socialdemócratas y verdes.
Merz habló con Rolf Mützenich, líder del grupo parlamentario del SPD y éste con las dos líderes del grupo parlamentario de los Verdes, Katharina Dröge y Britta Haßelmann. El SPD y los Verdes pidieron a la CDU que retirara su proyecto de ley y negociara con las fuerzas de centro, pero Merz se negó.
El líder del grupo parlamentario del FDP, Christian Dürr, propuso como salida elegante al atasco devolver el texto a las comisiones y que se votara más adelante, pero la CDU-CSU se negó. Hacerlo hubiera sido un síntoma de debilidad y Merz debía seguir adelante con una estrategia que el miércoles se demostró arriesgada, suicida. En su moción para endurecer la ley de migración, la CDU-CSU dedicó a la AfD todos los calificativos posibles para hacerles lo más difícil posible su adhesión al proyecto. AfD, con agenda propia, dispuesta a lo que fuere para salir del bloqueo e impedir que la CDU-CSU le robe los votos antiimigracion, votó a favor. Lo demás, estas últimas 48 horas en la historia del parlamentarismo, es un continuará.
«Si el líder de un partido no tiene a los suyos bajo control debe dimitir. Merz no puede ser candidato a canciller. Ha demostrado que no puede liderar» declaró tras la votación del proyecto de ley la candidata de AfD, Alice Weidel, que arremetió contra todas las fuerzas políticas por «pensar más en las elecciones y en sus puestos que en las necesidades y demandas de la población». El 67% de la población está a favor de restringir la inmigración, según las encuestas.
El proyecto de ley presentado por los conservadores se centraba en tres puntos: suspender la reunificación familiar para quienes necesiten protección subsidiaria. Esto ya fue así entre 2016 y 2018. Desde entonces, se pueden expedir 1.000 visados al mes a familiares de quienes necesiten protección. La CDU considera que esto es una señal que hace que Alemania resulte atractiva para los migrantes. La protección subsidiaria se concede a los solicitantes de asilo rechazados que se enfrentan a un «daño grave» en su país de origen, por ejemplo, debido a la guerra. En 2023, 326.000 personas en Alemania tenían este estatus; la mayoría de ellas procedían de Siria. Las iglesias han criticado el proyecto de ley de la CDU / CSU principalmente porque «la familia es algo muy preciado».
El segundo punto se refería a la Ley de Residencia, que según la CDU, no debería ser solo el «control», sino el «control y limitación de la afluencia de extranjeros». Hace apenas un año, el Gobierno de coalición, en el curso de la reforma de la Ley de Inmigración de Trabajadores Cualificados, eliminó la «limitación» de la ley como objetivo. La ley de inmigración debe «basarse tanto en los intereses económicos generales de Alemania como en la humanidad», dijo la coalición en su razonamiento. Por lo tanto, la CDU teme que «las autoridades de inmigración y los tribunales administrativos abandonen el objetivo de la inmigración limitada en el futuro».
El tercero abogaba por dar a la policía federal «medidas para poner fin a la residencia». Esto significa principalmente que los agentes de la policía federal pueden solicitar la custodia o detención de personas que deben abandonar el país y a las que recogen en las estaciones de tren. Hasta ahora, la policía federal tenía que entregar estos casos a los respectivos estados.
Abierto el melón de la inmigración en el Bundestag, entre demócratas y fascistas, la campaña electoral da un giro hacia la hipérbole.
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