El organismo que dirige el hombre más rico del mundo fuerza despidos de altos funcionarios del Tesoro, Educación o la agencia de ayuda al desarrollo mientras logra acceso a datos confidenciales de millones de personas y empresas Leer El organismo que dirige el hombre más rico del mundo fuerza despidos de altos funcionarios del Tesoro, Educación o la agencia de ayuda al desarrollo mientras logra acceso a datos confidenciales de millones de personas y empresas Leer
Durante el fin de semana, David Lebryk, el funcionario de mayor rango del Departamento del Tesoro de EEUU fue despedido por negarse a dar acceso total a los sistemas de pago a los nuevos trabajadores del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), controlado por Elon Musk. Lebryk, con tres décadas de servicio en la institución, era uno de los pocos con permisos para esos sistemas, gestionados por la llamada Oficina del Servicio Fiscal, que controlan el flujo de más de seis billones de dólares anuales a hogares, empresas y otros sectores de todo el país. De ahí salen los fondos para programas de la Seguridad Social y Medicare, los salarios del personal federal, los pagos a los contratistas gubernamentales y a los beneficiarios de subvenciones o los reembolsos de impuestos, entre decenas de miles de otras funciones. Sólo él se interponía entre Musk y el acceso total. Se negó, así que le pusieron en baja administrativa antes de forzar su jubilación. El hombre más rico del planeta ya tiene acceso a los datos mientras la atención está puesta en aranceles que duran menos de 24 horas, salidas de todo y distracciones varias.
La semana pasada, Trump ordenó congelar hasta tres billones de dólares de fondos federales, pero los tribunales lo impidieron, porque existe una ley desde los años 70, cuando Richard Nixon intentó algo parecido, que prohíbe que el presidente decida unilateralmente sobre fondos ya aprobados por el Congreso. DOGE no es un departamento gubernamental, sino un equipo dentro de la administración, pero ahora que sus subordinados tienen acceso al sistema de pagos, podrían buscar una vía para congelar la financiación pública, y según han informado varios medios nacionales, Musk ya ha ordenado a sus ingenieros que encuentren formas de cortar el flujo de dinero a programas a los que él y el presidente Donald Trump se oponen.
Según Wired, que ha identificado a una decena, los lugartenientes de Musk ejecutando sus órdenes son jóvenes de poco más de 20 años, sin la carrera terminada y ninguna experiencia gubernamental. Fueron empleados o becarios en sus empresas o las de Peter Thiel, otro de los tecnogurús antaño liberales y ahora encabezando la cruzada para hacerse con el control del Estado. La administración no ha explicado quiénes trabajan para DOGE, quién paga sus sueldos, qué contratos han podido terminar ni abordado los que pueden ser los evidentes conflictos de intereses, con Musk teniendo miles de millones de dólares comprometidos con las administraciones públicas. Tom Krause, aliado de Musk y director ejecutivo de la empresa Cloud Software Group, dirigió la toma del Tesoro, según The Wall Street Journal.
La guerra es total. El equipo del hombre más rico del mundo, que ni ha sido nombrado ni ratificado por el Senado, asumió el mando de la Office of Personnel Management el 20 de enero, el día en que Trump asumió el cargo. Han trasladado los sofás cama al quinto piso de la sede de la agencia, a la que solo se puede acceder con una tarjeta de seguridad o una escolta. La agencia, entre otras cosas, gestiona una enorme base de datos llamada Integración de Recursos Humanos Empresariales, que contiene fechas de nacimiento, números de la Seguridad Social, evaluaciones, direcciones, escalas salariales y antigüedad de los trabajadores del Gobierno. Algo útil cuando quieres librarte de al menos un 10% del total. «Hay que purgar al Gobierno del gasto en políticas de ingeniería social de equidad marxista, transgenerismo y New Deal Verde», dijo un memorándum de la oficina de presupuestos, encabezada por Russell Vought, uno de los grandes ideólogos de esta revolución.
El pasado martes, Elon Musk visitó junto a uno de sus hijos la Administración de Servicios Generales, que es una agencia que actúa como casera del Gobierno federal, ya que tiene millones de metros cuadrados de edificios públicos, que van a ser puestos en venta. Trump no ha perdonado a los responsables de la ASG, que testificaron hace años en el caso sobre la infiltración rusa en su administración.
El sábado, por la noche también, dos altos funcionarios de seguridad de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) fueron puestos en baja administrativa tras negarse a dar acceso a los empleados de Musk. La avanzadilla de DOGE quería permisos para controlar los sistemas de seguridad de la agencia y a los archivos de personal, e incluso a información clasificada, a la que sólo pueden acceder aquellos con autorizaciones de seguridad y una razón concreta, lo que no era el caso.
El domingo, Musk usó el altavoz más potente del planeta, su red social, para atacar una y otra vez a la agencia, acusándola de ser una «organización criminal», que «usando tus dólares de impuestos, financió la investigación de armas biológicas, incluida la COVID-19, que mató a millones de personas», o la producción de drogas en Afganistán y que por todo eso «es hora de que muera». Ya antes, casi 100 funcionarios de alto rango de USAID habían sido suspendidos tras ser acusados de intentar eludir la orden ejecutiva sobre ayuda exterior de Trump. «Están dirigido por un grupo de lunáticos radicales y los estamos echando», aseguró Trump desde Florida el domingo por la noche. Este lunes, el mensaje de ambos es que la agencia, que mueve hasta 40.000 millones de dólares, tenía que ser cerrada inmediatamente.
La página web de USAID, como hasta 8.000 otras del Gobierno según un análisis del New York Times, fueron desconectadas durante el fin de semana, en parte para quitar todas las referencias a los programas de igualdad y diversidad, que obsesionan a Trump y Musk. Hasta el punto, paródico, de que en algunos casos se suprimieron palabras como igualdad o equidad cuando eran referencias técnicas, por ejemplo, a impuestos. «Las purgas han eliminado información sobre enfermedades, epidemias, vacunas, atención a veteranos, crímenes de odio e investigación científica, entre muchos otros temas. Algunas agencias gubernamentales parecen haber eliminado secciones enteras de sus sitios web, mientras que a otras solo les faltan unas pocas páginas».
La guerra sigue en todos los frentes. El Departamento de Educación ha puesto a más de 50 empleados de sus oficinas también en baja administrativa desde el viernes, como parte de una ola de lo que los sindicatos consideran una purga en toda regla. Las notificaciones citaban las directrices de la Oficina de Gestión de Personal, que había ordenado a todas las agencias presentar planes para despedir al personal asociado con los esfuerzos de diversidad, equidad e inclusión.
El Departamento de Justicia ha despedido a todos los empleados, abogado, fiscales y personal que tuviera cualquier rol en la investigación de las dos causas penales por las que Trump fue investigado por el fiscal especial Jack Smith, que se vio obligado también a dimitir antes de la llegada de la nueva administración. «Los burócratas de carrera no pueden violar las órdenes legítimas del presidente de los Estados Unidos. Responden ante el presidente y este responde ante el pueblo. Realmente no es tan complicado», se ufanó el lunes el vicepresidente J.D. Vance. En un comunicado sin precedentes, el fiscal federal para el Distrito de Colombia escribió a Musk este lunes para decirle que «cualquier amenaza, confrontación u otras acciones que de cualquier manera impacten» lo que está haciendo su gente será investigada por su oficina ya que eso «puede violar numerosas leyes».
Igualmente, la purga dentro del FBI está siendo brutal. Nuevo altos cargos han sido cesados antes incluso de que el Senado confirme al aspirante a nuevo director. Las oficinas nacionales y regionales han recibido la orden de remitir los nombres, cargos y funciones de cualquier agente o empleado que formara parte, incluso tangencialmente, de las investigaciones por el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021. Los implicados, hasta 6.000, podrían ser despedidos o sufrir represalias por hacer su trabajo.
El presidente Trump despidió en su primera semana a 18 inspectores generales del Gobierno federal. Entre ellos, los responsables del Departamento de Defensa, el Departamento de Estado, el Departamento de Salud y Servicios Humanos y el Departamento de Trabajo. A pesar de que el Congreso reforzó las protecciones de los inspectores generales contra despidos indebidos cuando modificó una ley específica en 2022. La norma dice que debe haber una notificación de 30 días entre el momento en que la Casa Blanca informa al Congreso de su intención de despedir a un inspector general y el momento en que dicho inspector es relevado, y son necesarias razones sustanciadas.
Una de las primeras órdenes ejecutivas, firmada el mismo día de la jura, anunciaba el cierre de todos los programas de diversidad e igualdad (DEI en inglés) y el despido de todos los empleados dedicados a ello. Pero la persecución va mucho más allá, del Departamento de Agricultura al de Transporte. Los ejecutores de las órdenes han rastreado los archivos y están despidiendo, uno a uno, a quienes también trabajaron en cualquier momento del pasado en iniciativas relacionadas, aunque lleven meses o incluso años en otros puestos dentro del Gobierno federal.
El departamento que dirige Marco Rubio va a reemplazar a todos los embajadores políticos nombrados por Joe Biden, algo habitual, dado que incluso lo normal es que dimiten automáticamente. Pero los republicanos están ultimando las listas para ir mucho más allá, con diplomáticos o administrativos que consideran que no están alineados con la agenda del presidente. Uno de los nuevos altos cargos envió el viernes un email a decenas de miles de empleados dándoles unas horas de plazo para que borraran de sus correos electrónicos cualquier referencia a sus pronombres, invocando una ley de protección de las mujeres.
Dentro de los planes de recorte y eliminar lo que considera una fuerza hostil al servicio del «estado profundo», Trump y Musk han ofrecido a los funcionarios una baja incentivada, con la posibilidad de dejar su puesto ahora con sueldo hasta septiembre o arriesgarse a ser despedidos. Hasta un 30% de los amenazados son veteranos militares. Musk afirman que su limpia gubernamental ayudará a ahorrar dos billones de dólares, pero la nómina total de los empleados federales es de sólo 271.000 millones de dólares. La responsable de la Guardia Costera, la almirante Linda L. Fagan, la primera mujer al mando de una rama de las fuerzas armadas, fue cesada inmediatamente porque apostaba por un «excesivo enfoque en la diversidad, la equidad y la inclusión», según un comunicado del Departamento de Seguridad Nacional. En un gesto infantil, también se ha ordenado retirar el retrato del general Mark A. Milley, ex jefe del Estado Mayor Conjunto, de un pasillo lleno de retratos de otras personas que ocuparon ese cargo, en el Pentágono. Milley, que trabajó mano a mano con Trump en su primer mandato en la Casa Blanca, le define ahora como un «fascista».
En su primera noche en la Casa Blanca, en uno de sus característicos mensajes en redes sociales, Trump adelantó que estaban muy ocupados «en el proceso de identificar y echar a más de mil nominados presidenciales de la Administración previa» que «no están alineados» con su visión para «hacer Estados Unidos grande de nuevo». Así, dijo, su mensaje «sirve como carta oficial de cese» para cuatro personas, entre ellas el cocinero español José Andrés, a quien tiene enfilado desde su primer mandato. «José Andrés del Consejo Presidencial de Deportes, Aptitud Física y Nutrición. Mark Milley del Consejo Asesor de Infraestructura Nacional. Brian Hook del Centro Wilson para Académicos y [la exalcaldesa de Atlanta] Keisha Lance Bottoms del Consejo de Exportación del Presidente: ¡ESTÁN DESPEDIDOS!», anunció calcando el lenguaje que usaba en El Aprendiz, su programa de televisión.
Cada nueva administración nombra puestos importantes en agencias federales y supervisores. Pero los republicanos llevan tiempo preparando una toma absoluta, colocando a afines y partidarios en todas partes. Así, Trump ha despedido igualmente a numerosos cargos de la Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC, por sus siglas en inglés) y de la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB, por sus siglas en inglés), a pesar de que estaban en el puesto incluso desde su primer mandato entre 2016 y 2020. O que habían sido recientemente confirmadas por el Senado hasta 2028. También a Rohit Chopra, de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor.
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