La rabieta de Kim Jong-un tras la accidentada presentación del buque de guerra más poderoso de Corea del Norte

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Todo estaba listo para que la flota naval norcoreana diera la bienvenida a su nuevo destructor, un imponente buque de guerra de 5.000 toneladas que puede equiparse con misiles nucleares tácticos de corto alcance y que habría sido desarrollado, según señalan desde el ejército de la vecina Corea del Sur, con ayuda de Rusia a cambio del despliegue de tropas del régimen de Kim Jong-un para apoyar a Vladimir Putin en su guerra contra Ucrania.

Kim estaba presente el miércoles en la ciudad portuaria de Chongjin para salir en la foto sacando músculo militar con su nuevo juguete de guerra. Iba a ser el segundo destructor que presentara al mundo en menos de un mes. Pero todo salió mal. En la ceremonia, delante del líder supremo, un accidente al botar el barco provocó el vuelco del navío, causando graves daños en el casco.

Un día después del incidente, en un extraño gesto de transparencia de la propaganda norcoreana -en cuanto a noticias negativas-, la agencia estatal KCNA informó sobre lo sucedido y, lo más importante, dejó constancia del enorme cabreo que tenía el dictador del hermético régimen asiático.

«Kim Jong-un hizo una evaluación severa, diciendo que fue un accidente grave y un acto criminal causado por absoluto descuido e irresponsabilidad, y que algo así no podía tolerarse», rezaba la información, que apuntaba a que Kim había ordenado que el destructor estuviera a punto de nuevo antes de una importante reunión del gobernante Partido de los Trabajadores que se celebrará el próximo mes.

«El accidente ha destruido la dignidad y el respeto propio de nuestro Estado. Los responsables del desastre serán tratados en la reunión plenaria del comité central del partido», continuó Kim, mientras que la agencia estatal señalaba la «inexperiencia del mando y la negligencia operativa» de los funcionarios a cargo de la presentación del buque estrella.

Fueron los servicios de Inteligencia surcoreanos los que revelaron que el barco se encontraba el jueves de costado en el agua. Además, casi al mismo tiempo que Pyongyang anunciaba la noticia del accidente de su destructor, en Seúl informaban que los norcoreanos habían lanzado «múltiples misiles de crucero» al Mar de Japón.

Un día antes de la botadura del barco de guerra, el medio 38 North, una destacada plataforma con sede en Estados Unidos que monitoriza a diario todo lo que sucede en Pyongyang, publicó unas imágenes satelitales del astillero en Chongjin donde se muestra al destructor posicionado en el muelle con más barcos a su alrededor.

En abril, Corea del Norte presentó su primer gran destructor, al que bautizaron como Choe Hyon, anunciando que estaba equipado con las «armas más poderosas» y que entraría en funcionamiento a partir de 2026.

Los medios norcoreanos publicaron entonces imágenes de Kim inspeccionando el barco acompañado por su hija Ju Ae, considerada por la mayoría de expertos como su sucesora. «Me siento infinitamente honrado de proclamar el nacimiento del primer buque de guerra de una nueva generación, indispensable para desarrollar la capacidad de defender firmemente nuestra soberanía marítima», soltó Kim en aquella presentación.

Normalmente, el foco mediático apunta hacia Corea del Norte cada vez que lanza algún proyectil balístico durante las muchas pruebas que ejecuta el régimen para mejorar su programa de misiles. Pero Kim ha incidido en la necesidad de una modernización de sus fuerzas navales a medida que los vecinos Corea del Sur y Japón, junto con su aliado de Washington, han aumentado sus ejercicios militares marítimos conjuntos en la región.

Hace un par de meses, los medios norcoreanos publicaron imágenes de Kim inspeccionando el primer submarino de propulsión nuclear en construcción, un sistema de armas de entre 6.000 y 7.000 toneladas con capacidad para transportar alrededor de una decenas de misiles.

Cuando salió la noticia del submarino, muchos analistas pusieron en duda que un país tan aislado, sancionado y empobrecido como Corea del Norte hubiera podido obtener los recursos para construir un arma tan poderosa sin asistencia tecnológica de su aliado de Moscú.

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