La segunda captura de «Brother Wang», el cerebro chino detrás de las redes de fentanilo

Los informes policiales le atribuyen el movimiento de 1.800 kg de fentanilo, más de 1.000 kg de cocaína, y más de 600 kg de metanfetaminas Leer Los informes policiales le atribuyen el movimiento de 1.800 kg de fentanilo, más de 1.000 kg de cocaína, y más de 600 kg de metanfetaminas Leer  

A lo largo de su carrera como narcotraficante, Zhi Dong Zhang se ganó más de una veintena de apodos. El más mediático, el que encajaba mejor en los titulares sobre el chino que había tejido una extensa red de fentanilo que arrancaba en China y que, pasando por México, terminaba en Estados Unidos, fue el de «Brother Wang». Dependiendo en qué submundo preguntaras por Zhi, también lo conocían como «Pancho», «Ku Li Hernández», «El Chino», «Nelson Mandela», «Mr.T» y «BW2, entre otros.

Zhi, un menudo pequinés de 38 años, se había convertido en el puente entre la fábrica de precursores químicos en Asia y los laboratorios clandestinos de los cárteles de la droga de México. Se encargaba de conseguir en su país, y también en otros como Bangladés y Birmania, los materiales necesarios para preparar el fentanilo. También del transporte y del lavado de dinero. Desde 2016, la DEA lo tenía fichado como un objetivo prioritario en sus operaciones contra el opioide sintético que tantos estragos está causando en Estados Unidos.

La historia de Zhi tiene varios ingredientes de película: un narcotraficante global, pieza clave de los populares cárteles de Sinaloa y Jalisco, que es detenido en Ciudad de México y que, tras protagonizar una llamativa fuga mientras se encontraba en arresto domiciliario, vuelve a ser arrestado en Cuba después de que intentara sin éxito huir a Rusia.

El miércoles, desde la isla del Caribe llegaron noticias de que las autoridades cubanas habían capturado al capo chino del fentanilo, quien había escapado de su detención en México en julio mientras esperaba ser extraditado a EEUU, donde pesaba sobre él una orden de arresto por cargos de lavado de dinero.

Fue en octubre de 2024 cuando, en una operación conjunta entre la policía y el ejército mexicano, Zhi fue arrestado en Ciudad de México. Tras unos meses en prisión preventiva, un juez federal decidió que el chino pasara a régimen de arresto domiciliario. El pasado 11 de julio, rompió su brazalete de localización y huyó a través de un túnel que conectaba su residencia con una vivienda contigua.

Los medios mexicanos señalaron que esta fuga recordaba a la del popular narco Chapo Guzmán, quien escapó de dos prisiones, la segunda a través de un túnel construido para ese propósito. La huida de Zhi, que estaba bajo custodia de la Guardia Nacional, provocó gran revuelo en México, tanto que la presidenta, Claudia Sheinbaum, cuestionó públicamente las razones por las que el juez lo había sacado de prisión.

Tras aquella fuga, dos tribunales federales de EEUU volvieron a publicar una nueva orden de arresto y extradición por su responsabilidad de «asociación delictiva, delitos contra la salud y operaciones con recursos de procedencia ilícita». Lo acusaban de dirigir una red de lavado de dinero a través de más de un centenar de empresas fantasmas por más de 20 millones de dólares entre 2020 y 2021.

Zhi manejaba varios pasaportes falsos. Tras salir de México, intentó sin éxito de lograr un visado para ir a Rusia. Al final, logró entrar en Cuba con una identidad falsa. Los informes policiales le atribuyen el movimiento de 1.800 kg de fentanilo, más de 1.000 kg de cocaína, y más de 600 kg de metanfetaminas.

El fentanilo empezó hace una década a salir de China hacia Estados Unidos. Entonces, se enviaba directamente por correo internacional. A medida que este opioide 50 veces más potente que la heroína comenzó a provocar la epidemia de drogas más mortífera en la historia de EEUU, las autoridades de Pekín y Washington comenzaron a tomar medidas para frenar ese flujo regular, que encontró otro camino para llegar hasta los adictos estadounidenses.

En lugar de enviar cargamentos de fentanilo final -en pastillas, píldoras y polvo- directamente a EEUU, perfiles como el de Zhi encontraron un intermediario más seguro: los carteles mexicanos de Jalisco y Sinaloa. Desde China salen ahora hacia México los precursores químicos indispensables para fabricar el fentanilo, y luego son los narcos quienes introducen la droga por la frontera con EEUU dentro de paquetes de comida o bolsas de juguetes.

Así funciona la cadena de la ola de opioides que ya es la principal causa de muerte entre los estadounidenses de entre 18 y 45 años. El año pasado, casi 75.000 personas murieron en EEUU por sobredosis de fentanilo.

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