La UE aprueba el programa SAFE de Defensa: 150.000 millones en compras «masivas» de misiles, armas y artillería para frenar «las amenazas de Rusia y Bielorrusia»

El documento, al que ha tenido acceso EL MUNDO, constata que se priorizarán las compras europeas, está cargado de lenguaje bélico y descarta totalmente las subvenciones que pedía España Leer El documento, al que ha tenido acceso EL MUNDO, constata que se priorizarán las compras europeas, está cargado de lenguaje bélico y descarta totalmente las subvenciones que pedía España Leer  

Los 27 países miembro de la Unión Europea aprobaron este miércoles SAFE, el programa de Defensa dotado con 150.000 millones de euros en préstamos que se destinarán a la compra «masiva» de material bélico: desde misiles y sistemas de artillería hasta drones y sistemas de defensa antiaérea, tal como consta en el documento al que ha tenido acceso EL MUNDO.

En el texto se expone que, «desde principios de 2025, el contexto de seguridad de la Unión se ha deteriorado notablemente» y cita, por supuesto, el peligro que supone Vladimir Putin, pero, también y esto es muy relevante, señala directamente a uno de sus más estrechos colaboradores: Aleksandr Lukashenko.

«Teniendo en cuenta las amenazas que pesan sobre las fronteras terrestres, aéreas y marítimas de la Unión y, en consecuencia, la necesidad de realizar inversiones públicas masivas, dicha solidaridad es especialmente esencial para los Estados miembros más expuestos a las amenazas militares. A este respecto, las amenazas planteadas por Rusia y Bielorrusia revisten una urgencia y una pertinencia particulares», sostiene el texto.

En el documento, y profundizando en los «productos de Defensa«, se plantean dos categorías. La primera: «Municiones y misiles; sistemas de artillería, incluidas las capacidades de ataque de precisión profunda; capacidades de combate terrestre y sus sistemas de apoyo, incluidos los equipos de soldados y las armas de infantería; pequeños drones y sistemas antidrones; protección de infraestructuras críticas; cibernética; y movilidad militar».

Y la segunda: «Sistemas de defensa antiaérea y antimisiles; capacidades marítimas de superficie y submarinas; drones distintos de los pequeños drones y sistemas antidrones conexos; habilitadores estratégicos como, entre otros, el transporte aéreo estratégico, el reabastecimiento en vuelo; protección de los activos espaciales; inteligencia artificial y guerra electrónica». No hay duda de que se trata de material de guerra y que para esa posibilidad es para la que se va a preparar Europa.

El programa Security Action for Europe (Acción de Seguridad para Europa) ha sido acordado a nivel de embajadores, por lo que la semana que viene simplemente tendrá que ser formalizado por los ministros, y cuenta, por lo tanto, con el apoyo de España. Esta parte de inversión en Defensa es la parte menos espinosa para el Ejecutivo, ya que los fondos no saldrán del presupuesto nacional. Sin embargo, también es relevante que no hay ni rastro de las subvenciones que quería España, algo similar a lo que ya se aprobó para el Plan de Recuperación y que no exigen su devolución. Pero en este caso, ya se ha apuntado, todo se articulará a través de préstamos.

La financiación, en concreto, se llevará a cabo con una emisión de deuda conjunta respaldada por la UE y que se trasladará a los países en forma de créditos con «un plazo de reembolso suficientemente larga, hasta un máximo de 45 años«. El sistema, además, busca impulsar la industria europea, que es otra de las prioridades de Bruselas y, en especial, de Francia. Por ello, al menos el 65% de los componentes de cada producto final que formen parte de cada compra procedan de los países de la UE, Ucrania o los miembros del Espacio Económico Europeo. Esto, obviamente, quiere decir que sólo el 35% puede proceder del resto de países, incluyendo a Estados Unidos, nación a la que muchos apuntaron en un principio como principal interesada del rearme para poder así impulsar su industria armamentística.

Y a ello hay que sumar que las compras conjuntas estarán abiertas a terceros países que sean candidatos a unirse a la UE o, también, que tengan acuerdos de seguridad y defensa con Bruselas. Algunos ejemplos: Noruega, Moldavia, Japón, Corea del Sur o, desde esta misma semana, Reino Unido.

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