Lo que queda de la cúpula de Hamas, en el punto de mira de Israel

Tras matar al portavoz del brazo armado del grupo islamista, Israel apunta al resto de cabecillas y líderes aún con vida dentro y fuera de la Franja de Gaza Leer Tras matar al portavoz del brazo armado del grupo islamista, Israel apunta al resto de cabecillas y líderes aún con vida dentro y fuera de la Franja de Gaza Leer  

Abu Obaida, portavoz y uno de los símbolos del brazo armado de Hamas desde hace casi 20 años, se ha convertido en el último dirigente islamista alcanzado por el ejército israelí. El cabecilla más conocido de Hamas en la Franja de Gaza -sólo superado por su líder Yahia Sinwar y el jefe del brazo armado Mohamed Deif– ocupaba un puesto preferente en la lista de objetivos de Israel tras el ataque terrorista del 7 de octubre de 2023. La lista, que se ha ido reduciendo a medida que avanzaba la ofensiva israelí en el devastado enclave palestino, aún incluye nombres y apellidos que están en túneles de Gaza o en hoteles de Doha o Estambul.

Tras recibir la información de Inteligencia sobre su presencia en una casa en el barrio gazatí de Rimal, la Fuerza Aérea israelí mató la semana pasada a Abu Obaida en un ataque que causó siete muertos. Su muerte -declarada oficialmente por Israel y admitida por fuentes palestinas a la cadena Al Arabiya, aunque aún no confirmada por Hamas- supone un golpe simbólico y práctico tanto para el brazo armado, del que era un influyente integrante y principal voz, como para su exitosa maquinaria mediática, centrada en la calle palestina (narrativa de defensor del pueblo palestino), en la sociedad israelí (lucha psicológica en lo que se refiere a los secuestrados e inclusión de sus efectivos en cada comando para filmar todos los ataques desde el secuestro del militar Gilad Shalit, que él mismo anunció en 2006, como hizo el 7-O), en los países árabes (donde era muy famoso) y en la comunidad internacional (para aumentar la crítica y la presión sobre Israel que frene la ofensiva).

«La eliminación de Abu Obaida ha sido un golpe enorme para Hamas», cuenta una fuente de seguridad israelí sobre alguien que esquivó al menos dos intentos de Israel de matarle. «Continuaremos profundizando el daño de la infraestructura terrorista de Hamas», añade en alusión a la operación en Ciudad de Gaza, donde el 40% está bajo control israelí. Estos días, el ejército atacó y derribó dos edificios de gran altura tras avisos de que se evacuaran al asegurar que «eran usados como infraestructura terrorista por Hamas», mientras insta a los civiles a desplazarse al sur antes de la incursión terrestre. Su pesadilla sigue.

Precisamente en esta localidad se encontrarían Izz al Din al Haddad (55) y Raed Saad (53). Se trata de los dos cabecillas que han sobrevivido tanto a la masiva ofensiva en respuesta al 7-O como a las anteriores escaladas en el enclave bajo control islamista desde 2007.

Tras la muerte de los hermanos Sinwar (Yahia y Mohamed), Deif, y Marwan Issa (jefe operativo del brazo armado), Al Haddad ha dejado de ser sólo el comandante de la Brigada de Hamas en Gaza, asumiendo el cargo de líder de facto del brazo armado y del grupo en toda la Franja. El tercero en menos de siete meses. Su papel es hoy decisivo en lo relacionado con los 48 rehenes (cautiverio, negociaciones, etc.) y en la que se presenta como la última batalla en Ciudad de Gaza.

El ejército y el servicio de seguridad general (Shabak) intentaron varias veces matar a Al Haddad, apodado el fantasma de Al Qassam y por cuya cabeza ofrecieron 750.000 dólares. Se incorporó al brazo armado de Hamas a finales de los 80 y también formó parte en la letal unidad secreta Al Majd, encargada de cazar gazatíes, ya sea por posible colaboración con Israel o por no seguir una vida «acorde con los valores del Islam».

Al Haddad participó en la planificación y ejecución de la invasión del sur de Israel. En 2010, estaba encargado de las fuerzas de Hamas en los barrios sureños de Ciudad de Gaza, mientras que en la zona norte lo hacía Saad. Este último ha sido clave en el brazo armado, con énfasis en los proyectiles, misiles antitanque y el combate en túneles. Los dos han sobrevivido no sólo a la ofensiva israelí sin precedentes en respuesta al ataque de Hamas, sino también a las anteriores escaladas en el enclave bajo control islamista desde 2007. Hamas ha logrado reclutar miles de efectivos, entre ellos muchos de 16 y 17 años, para reemplazar a los miles de muertos en la ofensiva, pero le cuesta más renovar la cúpula. «Al Haddad sabe reclutar nuevos combatientes con facilidad», revelan fuentes palestinas.

«Por cada mártir, mil se alzarán. La muerte de nuestros comandantes no quebrantará el espíritu de resistencia. Nuestros combatientes se han vuelto más decididos y feroces frente al enemigo», avisó Abu Obaida en un video con su habitual kefia roja al confirmar la muerte de Deif.

«Atacamos a Abu Obaida tras eliminar a la mayoría del liderazgo de la cúpula del grupo», anunció el jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir, que apunta el próximo objetivo: «Gran parte del poder que queda de Hamas se encuentra en el extranjero. También llegaremos a ellos».

Qatar y Turquía, vinculados a los Hermanos Musulmanes, albergan a los principales líderes de Hamas en el extranjero. La semana pasada, el grupo islamista negó los rumores del asesinato de su jefe negociador Khalil al Hayya. Las medidas de seguridad en la cúpula se estrecharon tras el 7-O y la promesa de Israel de «perseguir a los responsables y líderes de Hamas estén donde estén».

Unas medidas que no fueron suficientes para el principal dirigente, Ismail Haniyah, asesinado el 31 de julio de 2024 en una operación del Mosad en un edificio blindado de la Guardia Revolucionaria iraní en Teherán. Ni para Saleh al Arouri en Beirut, el 2 de enero de 2024. La gran pregunta es si Israel ordena un ataque en territorio catarí o turco, con las repercusiones que ello conlleva.

La lista de dirigentes islamistas en el extranjero incluyen a Al Jaya, Zaher Jabarin, Razi Hamad, Nizar Awdallah o Jaled Mashal. En 1997, agentes del Mosad se acercaron a este último en Amán y le inyectaron el veneno mortal en su oreja, pero fueron detenidos al fracasar en la huida. A cambio de su liberación, y ante la ira del rey Hussein de Jordania, Israel tuvo que entregar el antídoto que salvó a Mashal -entonces no muy importante en la cadena de mandos de Hamas- y excarcelar al líder y fundador del grupo islamista, el jeque Ahmed Yassin.

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