Juntando todo, no sé si Sánchez manda o simplemente está, mirando a Waterloo, Bruselas, Fráncfort, Washington y su silla en un ejercicio constante de malabarismo Leer Juntando todo, no sé si Sánchez manda o simplemente está, mirando a Waterloo, Bruselas, Fráncfort, Washington y su silla en un ejercicio constante de malabarismo Leer
¡Vaya semana! Lo peor y lo más triste, el accidente de aviación en Washington. Más peor y más triste aún que Trump intente aprovecharse del accidente para atacar a Obama y a Biden. Las tecnológicas americanas se desploman en bolsa porque aparece una nueva en China. Powell, en la Fed, mantiene los tipos de interés, mientras Trump se enfada porque quería que los rebajase. Powell dice que es independiente, cosa que molesta a Trump. (No le molesta que lo diga. Le molesta que sea así).
Lagarde, en el BCE, baja los tipos, porque Francia y Alemania están un poco chunguillas. Esto puede hacer que yo me lleve mi dinero a Estados Unidos, en lugar de enterrarlo en el jardín, previo hacer un mapa que muestre dónde están enterrados los lingotes, para evitar que se me olvide y haga suspensión de pagos siendo rico.
Puestos a hacer algo, Trump pone aranceles a diestro y siniestro, con grandes protestas de los perjudicados. Mientras tanto, dice que le apetece Groenlandia, Canadá y el canal del Panamá. El canal, porque hay muchos chinos.
Hace mucho tiempo que yo solía decir que en España no mandaba el que aparecía como presidente del Gobierno y que la que mandaba era Ángela Merkel, a quien proponía canonizar en vida. Como es natural, no le canonizaron. Después, la señora Merkel se jubiló, pero a mí se me quedó la manía y de vez en cuando pienso quién manda en España.
Por supuesto, si se lo pregunto a Pedro, contestará que él, porque está dispuesto a hacer lo que sea para quedarse en la silla del que manda. Pero como no me quedo conforme, hago tres apuntes:
- El troceo del decreto ómnibus, siguiendo las órdenes de Carles Puigdemont, que recibe en audiencia a empresarios que le piden que apoye a Sánchez. Y va y le apoya y Sánchez cambia el ‘sí o sí’, por un ‘sí o no’ o ‘no o sí’ o lo que mande Puigdemont, haciendo una nueva cabriola que, como dice Zapatero, es simplemente un cambio de opinión.
- La visita del secretario general de la OTAN, que le indica a Sánchez lo que tenemos que gastar, urgentemente, en defensa.
- La visita de la presidenta del BEI, Nadia Calviño, que supongo que le recuerda que su banco tiene dispuestos 6.000 millones para ayudar a los europeos en la financiación de esos gastos. Cerrándose una vez más el círculo armamento-reconstrucción-financiación del que hablo/hablan con tanta frecuencia.
Para terminar, una buena noticia: Trump quiere poner aranceles a la UE. Digo que es buena noticia porque, si hace eso, es señal de que este mozo empieza a considerar Europa como un todo, y eso me hace suponer que ha leído lo de los Estados Unidos de Europa y se lo empieza a creer y, más aún, hace que nosotros los españoles y nuestros vecinos los franceses y los otros vecinos, los portugueses y los de más allá empiecen a pensar en grande y dejen de pensar en pequeñito. Mientras tanto, nosotros intentando trabajar cada vez menos.
Juntando todo, no sé si Sánchez manda o simplemente está, mirando a Waterloo, Bruselas, Fráncfort, Washington y su silla en un ejercicio constante de malabarismo, ayudado por su gente, dispuesta a repetir a ojos cerrados las consignas oficiales que emanen de Moncloa.
Bueno, sí lo sé.
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