Los guacamayos barba azul tienen una habilidad que hasta ahora se consideraba exclusiva de los seres humanos: imitar los comportamientos y acciones de aprendizaje de otros individuos de su misma especie. Lo demuestra una investigación publicada este jueves en la revista Scientific Reports. El estudio, realizado en la fundación Loro Parque (Tenerife), aporta nuevas claves para comprender la complejidad de la vida social de estas aves de plumaje intensamente azul.
Un nuevo estudio, realizado en Tenerife con guacamayos barba azul, muestra una sofisticada capacidad de interacción de estas aves que podría explicar sus complejos comportamientos sociales
Los guacamayos barba azul tienen una habilidad que hasta ahora se consideraba exclusiva de los seres humanos: imitar los comportamientos y acciones del aprendizaje otros de su misma especie. Lo demuestra una investigación que se publica este jueves en la revista Scientific Reports. El estudio realizado en la fundación Loro Parque, en Tenerife, aporta nuevas claves para comprender la complejidad de la vida social de estas aves de plumaje intensamente azul.
Los investigadores Esha Haldar y Auguste von Bayern, del Instituto Max-Planck de Inteligencia Biológica (Alemania), junto con los especialistas de Loro Parque, monitorearon a 14 guacamayos barba azul cautivos para ver si lograban imitar cinco acciones específicas. Un pequeño grupo fue previamente entrenado: habían aprendido a realizar movimientos sencillos, como levantar una pata, girar o batir las alas.
Los científicos diseñaron un experimento en el que los guacamayos sin entrenamiento observaban, desde una sala contigua, cómo otros loros respondían a señales manuales específicas de los investigadores. Después de estas demostraciones, un segundo científico repitió las mismas órdenes gestuales a las aves no entrenadas.
El estudio mostró que los guacamayos que habían observado a sus compañeros lograron responder con el doble de precisión frente a aquellos que no presenciaron las demostraciones. Incluso algunos imitaron las conductas de manera espontánea, sin esperar órdenes ni recompensas.
Esha Haldar, autora de la publicación, explica que hasta el momento todos los estudios previos de aprendizaje social en aves y en otros animales, —como chimpancés y otros primates—, se han centrado en un modelo: demostrar la acción a un observador o con una instrucción directa. “Lo que evidenciamos en esta investigación es que el guacamayo barba azul también puede aprender de las interacciones. Significa que está observando y aprendiendo de un humano y un pájaro, o de dos pájaros”, explica por videollamada.
En los seres humanos, esta capacidad surge hacia el final del segundo año de vida y resulta clave para transmitir prácticas culturales. “Los resultados que tenemos son lo suficientemente buenos como para demostrar que estas aves son capaces de imitar a terceros”, afirma la experta.
El estudio sugiere que la imitación podría favorecer la cohesión grupal y la aparición de convenciones culturales en estas aves. Así lo apunta Rafael Zamora, director científico de Loro Parque Fundación, quien afirma que la investigación ofrece una pista inesperada sobre cómo se organizan y relacionan entre sí. Según detalla, los comportamientos sociales en los loros son complejos debido a que cada uno tiene distintos roles dentro del grupo. “En eso tienen una correspondencia con los seres humanos y con los primates”, asegura.
De acuerdo con Zamora, el descubrimiento trasciende el laboratorio y puede ser una herramienta de supervivencia. Sostiene que, en muchos casos, los guacamayos rescatados tras caer de sus nidos o que fueron incautados por las autoridades necesitan un entrenamiento previo antes de ponerlos en libertad. “Por ejemplo, tenemos que enseñarles a evitar a los depredadores o aprender a consumir un tipo de semillas”.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) clasifica a esta especie en peligro crítico, una categoría que, según la autora del estudio, se explica también en el reducido tamaño de la población registrada en la investigación. “Quedan solo 500 en estado salvaje y en Loro Parque también hay pocos. Por esa razón, el tamaño del grupo estudiado es pequeño”, puntualiza Haldar.

Para Sara Álvarez, doctora en comportamiento animal por la Universidad Complutense de Madrid, se trata de un estudio novedoso y que da luces sobre un área poco investigada: los procesos cognitivos en animales. “Me parece que es muy relevante en términos de entender mejor la naturaleza o la evolución del comportamiento animal”, precisa Álvarez. “Los estudios en cautividad han permitido que se realicen otros procesos de estudio en libertad o con un número mayor de animales”.
La investigación abre la puerta a que se demuestre la existencia de procesos empáticos o de imitación a terceros nunca antes visto en la vida animal. La experta lo resume: “Se tiene indicios en otras especies, pero todavía son muy pocos los estudios”. Y continúa: “Se trata de una investigación novedosa, pues podría interpretarse como un avance en la evolución”.
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