Maestro Espada: un viaje por el folclore de la huerta de Murcia a través de la electrónica

La revisión y reinterpretación del folclore ha sido una tendencia musical al alza en los últimos años. Los murcianos Maestro Espada se han lanzando a esa aventura reescribiendo los cantes de la huerta: malagueñas murcianas, parrandas, jotas, trillas, mayos o boleros toman una nueva dimensión en su disco homónimo, en el que sintetizadores y teclados conviven con castañetas, panderetas, guitarros y laúdes. El festival La Mar de Músicas, donde actuarán el próximo 25 de julio, reconoce este proyecto con su Premio Paco Martín-Grupo Revelación de esta trigésima edición del encuentro, que se celebra en Cartagena del 16 al 26 de julio.

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 El festival La Mar de Músicas elige al dúo como Grupo Revelación de su trigésima edición, que comienza la semana que viene  

La revisión y reinterpretación del folclore ha sido una tendencia musical al alza en los últimos años. Los murcianos Maestro Espada se han lanzando a esa aventura reescribiendo los cantes de la huerta: malagueñas murcianas, parrandas, jotas, trillas, mayos o boleros toman una nueva dimensión en su disco homónimo, en el que sintetizadores y teclados conviven con castañetas, panderetas, guitarros y laúdes. El festival La Mar de Músicas, donde actuarán el próximo 25 de julio, reconoce este proyecto con su Premio Paco Martín-Grupo Revelación de esta trigésima edición del encuentro, que se celebra en Cartagena del 16 al 26 de julio.

Maestro Espada son Álex y Víctor Hernández, dos hermanos nacidos y criados en la huerta de Murcia, entre las pedanías de Era Alta y Nonduermas. Su padre tocaba la guitarra, crecieron rodeados de música, cantando y tocando juntos en las bandas municipales. El folclore lo conocían de oídas, como algo que está ahí, que forma parte de un paisaje al que tampoco habían prestado mucha atención. Álex, el mayor (38 años), se fue a estudiar a Madrid. Víctor (33), a Barcelona. Comenzaron carreras en la música por separado, con los nombres artísticos de Álex Juárez y Rey Lobo, respectivamente. Y, como ocurre en tantos campos de la vida, la nostalgia al volver a casa fue la que despertó el interés por los cantos tradicionales de su tierra.

“Empezamos a escuchar cintas antiguas de la música de las cuadrillas [formaciones tradicionales de música folclórica murciana] y nos pareció un terreno común. Era un tipo de música que no conocíamos profundamente, pero que nos sabía a casa. Nos sonaba a la vez cercano y extraño”, señala Álex en una entrevista con EL PAÍS a la que atienden por videollamada, ya que su agenda para este verano está llena de paradas en festivales de toda España. Explorar ese terreno alejado de lo que hacían entonces en sus respectivas carreras en solitario, más cerca al rock alternativo y la electrónica, les llevó a pensar en el proyecto conjunto como “lo más experimental” que podían hacer, resume Víctor. Y se lanzaron a investigar.

Era 2021 y su primer álbum, Maestro Espada, no vio la luz hasta septiembre de 2024. Para lo bueno y para lo malo, cuenta Víctor, Murcia es una región pequeña: “Preguntas y das con quien más sabe del tema”. En su caso, encontraron a Tomás García, apasionado documentalista y músico tradicional, miembro de la cuadrilla de la pedanía murciana de Patiño, que les abrió las puertas de su archivo personal y se convirtió en una fuente casi infinita de información sobre el folclore de la huerta y sus numerosos palos: jotas, parrandas, trillos, o la malagueña murciana, con la que dieron inicio al proyecto. Arranca esta canción con unas primeras cuartetas tomadas del acerbo popular y avanza después con versos propios. Es la fórmula utilizada en la mayoría de las composiciones y los hermanos coinciden en que encontrar el tono adecuado, el equilibrio entre ese cante antiguo y la música actual, fue lo más difícil del proyecto.

Se apoyaron para crear su particular sonido envolvente, casi onírico, en el reconocido productor catalán Raül Refree, que ha trabajado con artistas como C. Tangana, Rosalía, Rodrigo Cuevas, Silvia Pérez Cruz o Kiko Veneno. El resultado, dice Víctor, es una especie de collage de palos folclóricos murcianos, de instrumentos tradicionales fusionados con muchas capas musicales, sámpleres, sintetizadores. Un sonido difícil de llevar al directo, reconocen, donde suena “mucho más íntimo” que en el disco de estudio, algo que tampoco les preocupa. “El disco es una experiencia para escuchar en casa, en calma, con todos sus matices. En el directo, tenemos la oportunidad de reinterpretar esos mismos temas y hacerlos nuevos”, señala Víctor.

El dúo, en Barcelona el 3 de julio.

En La Mar de Músicas, en la actuación que darán en el impresionante auditorio del Parque Torres, elevado sobre la bahía de Cartagena, tocarán acompañados por el batería Raúl Frutos, uno de los miembros de los también murcianos Crudo Pimiento. El objetivo es ganar un punto de “agresividad y potencia” y dar así un paso más en la reinterpretación de una música tradicional de la que, subraya Álex, nunca se han sentido “abanderados” ni “representantes”, porque no la han conocido en profundidad desde niños, sino que se han acercado a ella, ya de adultos, desde la reminiscencia de un eco familiar, del acento de casa, pero también desde la curiosidad, la exploración y el “juego”. Yendo “de casa en casa”, a misas huertanas, a encuentros de cuadrillas en las que estos músicos “cantan a pulmón abierto”, casi a gritos para hacerse notar por encima de los instrumentos, en un fuerte contraste con las suaves y finas voces de los dos hermanos.

En todo momento, asegura Álex, se sintieron muy libres de experimentar eso que iban aprendiendo a base de recorrer los rincones de la huerta, donde les iban regalando un legado musical transmitido entre generaciones. “Esa entrega generosa nos invitaba a grabar con un laúd o con una pandereta siendo casi la primera vez que las tocábamos, y creo que eso ha dado un toque naif y espontáneo muy característico del proyecto”, señala Álex, que ha aprendido incluso a fabricar el instrumento más representativo de la huerta, la castañeta, elaborada con cañas. “Pero no suena igual que las que nos dieron los cuadrilleros, que las tenemos reservadas para grabar. Las nuestras se nos rompen”, reconoce entre risas.

Sobre si este experimento de reinvención del folclore de Maestro Espada va a ser un proyecto de largo recorrido, los hermanos señalan que están componiendo nuevos temas y tienen en mente un segundo disco, pero no está claro si partirá directamente de los palos huertanos, como este primer trabajo, o más bien mantendrán alguno de sus elementos, como el acento, al que dan especial relevancia, pero sin ser un trabajo totalmente continuista.

Para Eugenio González Cremades, director de La Mar de Músicas, Maestro Espada ya ha logrado construir un “universo sonoro propio donde el folclore de Murcia, uno de los más olvidados de nuestro país, y la música contemporánea conviven de manera sobresaliente”, por lo que el viaje iniciado, por sí solo, ya ha merecido la pena.

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