A la vista de que la respuesta a su estrategia fueron 130.000 personas en la calle pidiendo su dimisión, el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, ha optado por empezar a admitir errores y abordar la necesidad de remodelar el Gobierno Valenciano. Ambas decisiones están encaminadas a centrarse en la nueva táctica: fiar su supervivencia política a la reconstrucción de los pueblos afectados por las lluvias torrenciales que acabaron con la vida de 214 personas y señalar al Gobierno de Pedro Sánchez, al menos, como corresponsable del desastre de la dana.
El presidente valenciano idea una gran consejería que asuma Emergencias, para revisar protocolos, y la reparación de los daños
A la vista de que la respuesta a su estrategia fueron 130.000 personas en la calle pidiendo su dimisión, el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, ha optado por empezar a admitir errores y abordar la necesidad de remodelar el Gobierno Valenciano. Ambas decisiones están encaminadas a centrarse en la nueva táctica: fiar su supervivencia política a la reconstrucción de los pueblos afectados por las lluvias torrenciales que acabaron con la vida de 214 personas y señalar al Gobierno de Pedro Sánchez, al menos, como corresponsable del desastre de la dana.
“Se pueden haber cometido errores”, dijo Mazón este lunes con un tono que quiso relacionar con la “humildad” que hay que tener para asumirlos. Lo dijo 14 días después del desastre al apuntar que “llegará un momento” en el que todas las administraciones revisarán sus actuaciones. En lo que respecta al Gobierno valenciano, la asunción de esos errores desembocará en una remodelación en la que ya trabaja Mazón que, según fuentes del entorno del presidente, baraja apartar de la cartera de Interior a la consejera Salomé Pradas. Su salida posibilita, por efecto dominó, la del secretario autonómico de Emergencias, Emilio Argüeso, desaparecido durante la crisis.
“Adecuar toda la estructura del Gobierno de la Generalitat Valenciana a las labores de reconstrucción” fue la premisa que expuso ayer Mazón sobre los cambios en su Gobierno. Según fuentes de su entorno, la idea es hacer una gran consejería que aborde todo lo referente a la dana, tanto las emergencias como la reconstrucción. En los servicios de Emergencias, para trabajar en que lo ocurrido no vuelva a pasar, mejorar los sistemas, los avisos y los protocolos. En la reconstrucción de pueblos, viviendas y negocios para tratar de recuperar al menos parte del apoyo de los valencianos y mantenerse políticamente para seguir al frente del Gobierno valenciano sin el ojo fijo y directo del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo encima.
La creación de ese departamento apartaría a Pradas de Interior y, por tanto, de Emergencias, y puede desencadenar otros movimientos entre los que se atisba la designación de la actual vicepresidenta del Consell, Susana Camarero, como portavoz, un puesto que ahora ocupa la ex de Ciudadanos Ruth Merino. Camarero se convirtió en voz del Gobierno valenciano, ante la ausencia de Mazón, el pasado jueves. “Comparezco yo porque soy la vicepresidenta del Consell, la secretaría del Consell y soy la que tiene la información de todas las consellerias porque formo parte del órgano del Cecopi y, por tanto, la que tiene la información actualizada”, ha justificado este lunes. Camarero, amiga personal de Mazón, sería así la encargada de transmitir el mensaje que el presidente quiere hacer llegar.
Carlos Mazón buscó este lunes algo de tiempo para salir a la calle e, incluso, responder a las preguntas de los medios de comunicación, después de más de una semana sin someterse a ese escrutinio. Justificó su ausencia alegando a que no está “en clave de defensa personal”.
En su salida, el presidente quiso “inaugurar” carreteras que vuelven a ser transitables y presenciar la puesta en marcha del nuevo corredor de autobús entre Torrent y Valencia. Pero además se llevó unos gritos de los vecinos que, además de pedir su dimisión, le llamaron, como ocurrió en la manifestación del sábado, asesino. Esa marcha multitudinaria celebrada en Valencia -y también en Alicante- tuvo también voces contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Contra él dirigirá el jefe del Ejecutivo valenciano su crítica.
“Todo el mundo hizo lo que podía con la información que había”, sostuvo ayer. Quienes hicieron fueron, por ejemplo, las universidades públicas valencianas, que suspendieron toda la actividad académica por la alerta roja de la Aemet que anunciaban lluvias torrenciales. En el caso de la Universitsat de València lo hizo tras reunir, dos veces, a su comité de emergencias antes de que la Generalitat siquiera convocara la reunión del órgano que las coordina. Sin embargo, a Mazón esta prudencia le pareció exagerada y así lo dijo poco antes de las dos de la tarde del fatídico martes, antes de la reunión con la patronal y los sindicatos. Según atestiguan dos de las personas presentes en el corrillo en el que se produjo el comentario, el presidente valenciano desdeñó la decisión de las universidades y restó importancia al aviso de la Agencia Estatal de Meteorología, que implica “un nivel de riesgo para la población muy alto”.
Mazón volvió ayer en su relato respecto al momento clave que, para él fue a partir de las siete de la tarde, justo cuando se incorporó al Cecopi, más de dos horas tarde y después de más de tres horas en un almuerzo con la periodista Maribel Vilaplana, a la que, según dijo, ofreció la dirección de la televisión valenciana. A esa hora, pasadas las siete de la tarde, la alcaldesa de Paiporta telefoneó a la delegada del Gobierno que se encontraba en la misma reunión que el presidente valenciano. “Se está muriendo mucha gente”, clamó Maribel Albalat.
“Todo el mundo va a tener que repasar los errores que se pudieron cometer. Creo que hay uno que está claro, quizá el no haberle prestado más atención a la rambla del Poyo, no haber tenido mejor información, y haber estado tan pendientes de Forata que, afortunadamente, no se rompió”, señaló Mazón adelantando en que se fijará la cronología que este jueves esgrimirá en las Cortes Valencianas.
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