Se trata de una hoja de ruta muy parecida a la ya empleada por otro dictador de la región, el sandinista Daniel Ortega Leer Se trata de una hoja de ruta muy parecida a la ya empleada por otro dictador de la región, el sandinista Daniel Ortega Leer
Nicolás Maduro ha puesto en marcha un mecanismo judicial extraordinario para que se le despoje de la nacionalidad venezolana a Leopoldo López, antiguo prisionero político exiliado hoy en Madrid. El presidente de facto presentó un recurso ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) «en razón del grotesco, criminal e ilegal llamado a la invasión militar de Venezuela» y el «llamado a asesinar masivamente a los venezolanos en complicidad con gobiernos y enemigos extranjeros».
El TSJ, un tentáculo más del Palacio de Miraflores, ha asumido siempre sin rechistar todas las órdenes impartidas por Maduro, pese a que en esta ocasión, una vez más, contradice de forma expresa a la propia Constitución bolivariana.
Se trata de una hoja de ruta muy parecida a la ya empleada por otro dictador de la región, el sandinista Daniel Ortega, que no sólo desterró a más de 200 presos políticos, también les retiró su nacionalidad.
Desde que se conocieran las declaraciones de López en apoyo al despliegue militar estadounidense en el Caribe, los canales de propaganda de la revolución se han lanzado en su contra. El líder de Voluntad Popular, aliado de María Corina Machado, contestó con un contundente «yo sí» cuando fue preguntado si apoyaría un ataque estadounidense en suelo venezolano que acabara con el «hijo de Chávez».
Maduro detenta el poder en Venezuela a sangre y fuego después de protagonizar el mayor megafraude de la historia en las Américas, tras caer derrotado por cuatro millones de votos frente al candidato democrático, Edmundo González Urrutia. Desde horas después de cerrar las urnas, la revolución impuso un plan de terror, que se llevó por delante la vida de 25 jóvenes de barrios populares que salieron a protestar y que ha llenado las cárceles de presos políticos. En la actualidad, el Foro Penal calcula que son 866, entre ellos 20 con nacionalidad española.
La maniobra victimista de Maduro sucede sólo horas después de que Donald Trump ordenara que el portaaviones Gerald Ford, buque estrella de la Marina estadounidense fondeado en los últimos días cerca de Mallorca, se una de inmediato al poderoso despliegue ya existente en el Caribe sur.
Washington está decidido a trasladar «a tierra» las 10 operaciones contra supuestas narcoembarcaciones realizadas en el Caribe y en el Pacífico, que han costado la vida a 43 personas.
«Se están inventando una nueva guerra eterna que nosotros vamos a evitar. ¿Con qué? Con la movilización de los pueblos de América del Sur», rechistó Maduro tras conocer la iniciativa del Pentágono.
Caracas está convencida de que el ataque contra objetivos relacionados con el Cártel de los Soles busca realmente el derrocamiento del dictador. De momento, sólo uno de sus aliados, el presidente colombiano Gustavo Petro, se ha sumado a la defensa diplomática de su vecino confrontando con Trump, lo que le ha supuesto ser sancionado, junto a familiares, por el Departamento del Tesoro.
«No pueden decir que estemos construyendo un arma nuclear, que tenemos misiles apuntando a EEUU y como no pueden decirlo, se inventan un relato extravagante, vulgar, criminal y totalmente falso», añadió implorante el llamado «presidente pueblo» por la propaganda chavista.
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