Organizada la mayor subasta de artículos de Lady Di: se esperan "precios récords"

Es innegable el tirón comercial que tiene la familia real británica. Y, sobre todo, su historia. Porque casi todo el reinado de Isabel II fue una fuente de rumores, noticias y relatos que han dado lugar a una memorabilia florida en la que cada detalle es digno de entrar en el club de los objetos por los que se han pagado cientos de miles o incluso algún millón de dólares. Y eso es lo que piensan desde la casa Julien’s Auctions, que a sabiendas de que una de las figuras totémicas de la segunda mitad del siglo XX fue Lady Di ha organizado una subasta en torno a sus efectos personales.

El próximo 26 de junio, la firma va a vender al mejor postor más de 200 piezas que pertenecieron a la otrora princesa de Gales, aunque también hay prendas y otros accesorios que usaron en vida los duques de Windsor, la citada Isabel II, la Reina Madre así como una colección de tesoros reales que se remontan al siglo XIX, explican desde Vanity Fair, que puntualizan que el evento, al que han bautizado como Princess Diana’s Style & a Royal Collection se celebrará en el conocido hotel de lujo The Peninsula Beverly Hills, en California.

«El mundo está enamorado de la familia real, en especial de la princesa Diana, y hemos pensado que esto es lo que busca nuestro público. Buscan tener un pedazo de la historia de la realeza», afirma Martin Nolan, cofundador y director ejecutivo de Julien’s Auctions, la casa que ya batió récords hace un par de años cuando el vestido negro y azul, con estampado de estrellas y diseñado por Jacques Azagury, quela exesposa del rey Carlos III llevó en 1985, se vendió por 1,14 millones de dólares. Asimismo, unos zapatos alcanzaron los 390.000 dólares en 2024.

«En parte hemos organizado esta subasta por los precios récord que están alcanzando objetos de la princesa Diana en particular y de la monarquía británica en general», añade, así como que el alza de los premios también proviene por la pujanza de museos de historia e instituciones culturales, ya que consideran a La Firma indispensable para entender el siglo XX. «Lo más interesante es que muchos de nuestros compradores son museos, porque la familia real es reconocida en todo el mundo, pero especialmente la princesa Diana», continúa.

Y es que la madre de los príncipes Guillermo y Harry ya fueron subastadas en su momento por la propia Diana, en una subasta poco antes de su muerte, en 1997, en la que vendió cerca de 80 vestidos a través de la casa Christie’s, recaudando 3,26 millones de dólares que donó para el AIDS Crisis Trust y el Fondo contra el Cáncer del Hospital Royal Marsden. «Había vestidos que se vendían por 30.000 o 40.000 dólares en aquel momento y que ahora vuelven y se venden por 800.000, 900.000 y hasta 1 millón de dólares», explica Nolan.

De hecho, considera que como Diana no quería encasillarse, estilísticamente hablando, «ni en la era Diana, ni en la Isabelina, ni en la de Carlos, ni en la georgiana, ni en ninguna otra», sino que quería de alguna forma ser «atemporal», sus objetos siguen revalorizándose porque aunaban esa elegancia y sofisticación que dura en el tiempo sin importar en qué época se vea.

«Diana y su sentido de estilo: sabía cómo vestirse y cuándo hacerlo; podía entender el contexto y saber lo que funcionaría mejor», comienza diciendo Nolan respecto al conocido como Caring dress [El vestido de los abrazos], una prenda de estampado floral, creada por Bellville Sassoon en 1989 y que la princesa lució en varios compromisos. «Se lo puso en muy diversas ocasiones para visitar a niños enfermos en hospitales, porque les encantaban los colores y daba la sensación de ser cercana y cariñosa. No era un vestido ostentoso. Era sencillamente bonito, colorido y le quedaba muy bien», puntualiza sobre una de las obras por la que se esperan mayores cifras.

Otra pieza importante es un vestido de cóctel que lució en sus últimos años de vida, y que en el mundo de la moda se entendió como un modelo de independencia, lejos del marco de la familia real. «Después de que su matrimonio fracasara, empezamos a verle escotes estilo bardot que dejaban sus brazos al descubierto, o vestidos por encima de la rodilla. Y esto empezando por el vestido de la venganza, mundialmente famoso», detalla.

«Quizá no fuera la mujer más guapa del mundo, pero sí diría que era la mejor vestida», dice Nolan, porque vestía «muy bien, con elegancia, clase y belleza». Pero la subasta no solo se centra en el mundo de la moda, sino también otros efectos personales. «Diana era una persona muy atenta y, si alguien le escribía, siempre contestaba», cuenta Nolan sobre las cartas y tarjetas que se incluirán en el evento: «Enviaba hermosas notas manuscritas a quienes la rodeaban, desde su círculo cercano a sus trabajadores. A todo el mundo lo trataba con mucha simpatía, humildad y amabilidad, lo que demuestra que se preocupaba por ellos».

Los objetos a subasta, incluidos los artículos de las dos reinas o el glamour de los duques de Windsor, harán una minigira mundial para que el mundo los conozca antes de que sean vendidos al mejor postor, exponiéndose tanto en el museo de Cultura Pop de Seattle, como en el Museum of Style Icons de Newbridge, en Irlanda, o en Londres, desde donde irán a Los Ángeles.

 La casa Julien’s Auctions espera unas cifras millonarias con la venta de más de 200 piezas de Diana de Gales.  

Es innegable el tirón comercial que tiene la familia real británica. Y, sobre todo, su historia. Porque casi todo el reinado de Isabel II fue una fuente de rumores, noticias y relatos que han dado lugar a una memorabilia florida en la que cada detalle es digno de entrar en el club de los objetos por los que se han pagado cientos de miles o incluso algún millón de dólares. Y eso es lo que piensan desde la casa Julien’s Auctions, que a sabiendas de que una de las figuras totémicas de la segunda mitad del siglo XX fue Lady Di ha organizado una subasta en torno a sus efectos personales.

El próximo 26 de junio, la firma va a vender al mejor postor más de 200 piezas que pertenecieron a la otrora princesa de Gales, aunque también hay prendas y otros accesorios que usaron en vida los duques de Windsor, la citada Isabel II, la Reina Madre así como una colección de tesoros reales que se remontan al siglo XIX, explican desde Vanity Fair, que puntualizan que el evento, al que han bautizado como Princess Diana’s Style & a Royal Collection se celebrará en el conocido hotel de lujo The Peninsula Beverly Hills, en California.

«El mundo está enamorado de la familia real, en especial de la princesa Diana, y hemos pensado que esto es lo que busca nuestro público. Buscan tener un pedazo de la historia de la realeza», afirma Martin Nolan, cofundador y director ejecutivo de Julien’s Auctions, la casa que ya batió récords hace un par de años cuando el vestido negro y azul, con estampado de estrellas y diseñado por Jacques Azagury, quela exesposa del rey Carlos III llevó en 1985, se vendió por 1,14 millones de dólares. Asimismo, unos zapatos alcanzaron los 390.000 dólares en 2024.

«En parte hemos organizado esta subasta por los precios récord que están alcanzando objetos de la princesa Diana en particular y de la monarquía británica en general», añade, así como que el alza de los premios también proviene por la pujanza de museos de historia e instituciones culturales, ya que consideran a La Firma indispensable para entender el siglo XX. «Lo más interesante es que muchos de nuestros compradores son museos, porque la familia real es reconocida en todo el mundo, pero especialmente la princesa Diana», continúa.

Y es que la madre de los príncipes Guillermo y Harry ya fueron subastadas en su momento por la propia Diana, en una subasta poco antes de su muerte, en 1997, en la que vendió cerca de 80 vestidos a través de la casa Christie’s, recaudando 3,26 millones de dólares que donó para el AIDS Crisis Trust y el Fondo contra el Cáncer del Hospital Royal Marsden. «Había vestidos que se vendían por 30.000 o 40.000 dólares en aquel momento y que ahora vuelven y se venden por 800.000, 900.000 y hasta 1 millón de dólares», explica Nolan.

De hecho, considera que como Diana no quería encasillarse, estilísticamente hablando, «ni en la era Diana, ni en la Isabelina, ni en la de Carlos, ni en la georgiana, ni en ninguna otra», sino que quería de alguna forma ser «atemporal», sus objetos siguen revalorizándose porque aunaban esa elegancia y sofisticación que dura en el tiempo sin importar en qué época se vea.

«Diana y su sentido de estilo: sabía cómo vestirse y cuándo hacerlo; podía entender el contexto y saber lo que funcionaría mejor», comienza diciendo Nolan respecto al conocido como Caring dress [El vestido de los abrazos], una prenda de estampado floral, creada por Bellville Sassoon en 1989 y que la princesa lució en varios compromisos. «Se lo puso en muy diversas ocasiones para visitar a niños enfermos en hospitales, porque les encantaban los colores y daba la sensación de ser cercana y cariñosa. No era un vestido ostentoso. Era sencillamente bonito, colorido y le quedaba muy bien», puntualiza sobre una de las obras por la que se esperan mayores cifras.

Otra pieza importante es un vestido de cóctel que lució en sus últimos años de vida, y que en el mundo de la moda se entendió como un modelo de independencia, lejos del marco de la familia real. «Después de que su matrimonio fracasara, empezamos a verle escotes estilo bardot que dejaban sus brazos al descubierto, o vestidos por encima de la rodilla. Y esto empezando por el vestido de la venganza, mundialmente famoso», detalla.

«Quizá no fuera la mujer más guapa del mundo, pero sí diría que era la mejor vestida», dice Nolan, porque vestía «muy bien, con elegancia, clase y belleza». Pero la subasta no solo se centra en el mundo de la moda, sino también otros efectos personales. «Diana era una persona muy atenta y, si alguien le escribía, siempre contestaba», cuenta Nolan sobre las cartas y tarjetas que se incluirán en el evento: «Enviaba hermosas notas manuscritas a quienes la rodeaban, desde su círculo cercano a sus trabajadores. A todo el mundo lo trataba con mucha simpatía, humildad y amabilidad, lo que demuestra que se preocupaba por ellos».

Los objetos a subasta, incluidos los artículos de las dos reinas o el glamour de los duques de Windsor, harán una minigira mundial para que el mundo los conozca antes de que sean vendidos al mejor postor, exponiéndose tanto en el museo de Cultura Pop de Seattle, como en el Museum of Style Icons de Newbridge, en Irlanda, o en Londres, desde donde irán a Los Ángeles.

 20MINUTOS.ES – Gente

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