Paco Ibáñez 90. Les copains d’abord era el adhesivo que llevaban en la solapa muchos de los invitados, y un pañuelo palestino lo que lucía al cuello el homenajeado, Paco Ibáñez, en su reciente fiesta de 90 cumpleaños, que fue una celebración de la amistad y del compromiso político y social.
La música y la poesía protagonizaron, junto al maestro, el aniversario, que él pretendía íntimo, pero acabo siendo más multitudinario de lo esperado porque, después de toda una vida de arte y honestidad, la barca de Paco Ibáñez está repleta de amigos que le quieren «a toda vela», como dijo su admirado Georges Brassens.
Amigos venidos de los cuatro puntos cardinales, porque Paco Ibáñez ha vivido en medio mundo y ha recorrido el otro medio, siempre ajeno a las fronteras y sensible a las personas y los pueblos.
El pueblo palestino está en el corazón de este humanista y cada muerto le duele como una puñalada, por eso en su cumpleaños se puso el pañuelo palestino al cuello mientras el escritor Salah Jamal recitaba en árabe. Cabe apuntar que Paco Ibáñez sabe hebreo y ha cantado en más de una ocasión en esa lengua, pero considera que la actual guerra en Oriente Medio pide poemas en árabe.
Antes de la intervención de Salah Jamal, recibieron al compositor las pompas mágicas de jabón de Pep Bou, Elvira Matas bailó una chacarera y Soleà Morente, la hija de otro maestro, cantó Palabras para Julia, un poema de José Agustín Goytisolo, que tras los inolvidables recitales que hicieron juntos en los años noventa, es indisociable de la música que compuso Ibáñez para él.
Invitados presente en cuerpo y en alma
Muchos otros maestros estuvieron presentes en la fiesta: algunos en cuerpo y alma y otros solo en alma. Entre los segundos, León Felipe, Gabriel Celaya, Caballero Bonald, Pablo Neruda y Celso Emilio Ferreiro estuvieron en las letras de las canciones interpretadas por sus amigos o en los retratos realizados por el artista José María Gorrís que decoraban el jardín.
Entre los primeros, los pintores Federic Amat y Joan Costa, los escritores Basili Baltasar y Cecile Vidal Beneyto, y el cantautor portugués Luis Cília, que a sus 81 años sigue galopando, igual que Paco Ibañez, cuyo próximo concierto será en su ciudad natal, Valencia, que ahora, tras el paso del devastador temporal, necesita más que nunca la palabra sanadora de los grandes poetas que ha musicado Ibáñez.
Algunos de los músicos presentes, como el cantaor Jordi Fornells, le regalaron canciones, acompañados a la guitarra por Mario Mas y con la bandera republicana española de telón de fondo, rediseñada para la ocasión por Jurek Janiszewski. Este último fue el responsable de la chapa Paco Ibáñez 90. A Galopar, que el anfitrión regaló a sus invitados, y de las cintas que señalaban el camino hacia su casa.
Su relación con la música venezolana
Cuando llegó la hora de soplar las velas, Cristóbal Soto, hijo de Jesús Rafael Soto, sacó su cuatro y cantó junto a Hayley Soto un tema venezolano de cumpleaños que emocionó a Paco, porque esa música forma parte de su biografía.
Los primeros pasos musicales de Ibáñez estuvieron ligados al folclore latinoamericano, de ahí que Hayley Soto cantara en su cumpleaños un polo venezolano y que María José Castaing recitara temas de Atahualpa Yupanqui.
Ya entrada la noche, los invitados fueron abandonando ‘La porte des étoiles’, el nombre con el que Paco Ibáñez y su mujer, Julia, han bautizado su nueva morada.
Una casa de campo en Girona en la que viven desde hace poco tiempo y que se llama como una canción de su amigo André Peyron, porque, como dice la letra, Paco «coge de la mano a los que llegan» y consigan que salgan llenos de energía, empujados por su «gran vela».
Los escritores Basili Baltasar y Cecile Vidal Beneyto y el cantautor Luis Cília fueron algunos de los invitados.
Paco Ibáñez 90. Les copains d’abord era el adhesivo que llevaban en la solapa muchos de los invitados, y un pañuelo palestino lo que lucía al cuello el homenajeado, Paco Ibáñez, en su reciente fiesta de 90 cumpleaños, que fue una celebración de la amistad y del compromiso político y social.
La música y la poesía protagonizaron, junto al maestro, el aniversario, que él pretendía íntimo, pero acabo siendo más multitudinario de lo esperado porque, después de toda una vida de arte y honestidad, la barca de Paco Ibáñez está repleta de amigos que le quieren «a toda vela», como dijo su admirado Georges Brassens.
Amigos venidos de los cuatro puntos cardinales, porque Paco Ibáñez ha vivido en medio mundo y ha recorrido el otro medio, siempre ajeno a las fronteras y sensible a las personas y los pueblos.
El pueblo palestino está en el corazón de este humanista y cada muerto le duele como una puñalada, por eso en su cumpleaños se puso el pañuelo palestino al cuello mientras el escritor Salah Jamal recitaba en árabe. Cabe apuntar que Paco Ibáñez sabe hebreo y ha cantado en más de una ocasión en esa lengua, pero considera que la actual guerra en Oriente Medio pide poemas en árabe.
Antes de la intervención de Salah Jamal, recibieron al compositor las pompas mágicas de jabón de Pep Bou, Elvira Matas bailó una chacarera y Soleà Morente, la hija de otro maestro, cantó Palabras para Julia, un poema de José Agustín Goytisolo, que tras los inolvidables recitales que hicieron juntos en los años noventa, es indisociable de la música que compuso Ibáñez para él.
Invitados presente en cuerpo y en alma
Muchos otros maestros estuvieron presentes en la fiesta: algunos en cuerpo y alma y otros solo en alma. Entre los segundos, León Felipe, Gabriel Celaya, Caballero Bonald, Pablo Neruda y Celso Emilio Ferreiro estuvieron en las letras de las canciones interpretadas por sus amigos o en los retratos realizados por el artista José María Gorrís que decoraban el jardín.
Entre los primeros, los pintores Federic Amat y Joan Costa, los escritores Basili Baltasar y Cecile Vidal Beneyto, y el cantautor portugués Luis Cília, que a sus 81 años sigue galopando, igual que Paco Ibañez, cuyo próximo concierto será en su ciudad natal, Valencia, que ahora, tras el paso del devastador temporal, necesita más que nunca la palabra sanadora de los grandes poetas que ha musicado Ibáñez.
Algunos de los músicos presentes, como el cantaor Jordi Fornells, le regalaron canciones, acompañados a la guitarra por Mario Mas y con la bandera republicana española de telón de fondo, rediseñada para la ocasión por Jurek Janiszewski. Este último fue el responsable de la chapa Paco Ibáñez 90. A Galopar, que el anfitrión regaló a sus invitados, y de las cintas que señalaban el camino hacia su casa.
Su relación con la música venezolana
Cuando llegó la hora de soplar las velas, Cristóbal Soto, hijo de Jesús Rafael Soto, sacó su cuatro y cantó junto a Hayley Soto un tema venezolano de cumpleaños que emocionó a Paco, porque esa música forma parte de su biografía.
Los primeros pasos musicales de Ibáñez estuvieron ligados al folclore latinoamericano, de ahí que Hayley Soto cantara en su cumpleaños un polo venezolano y que María José Castaing recitara temas de Atahualpa Yupanqui.
Ya entrada la noche, los invitados fueron abandonando ‘La porte des étoiles’, el nombre con el que Paco Ibáñez y su mujer, Julia, han bautizado su nueva morada.
Una casa de campo en Girona en la que viven desde hace poco tiempo y que se llama como una canción de su amigo André Peyron, porque, como dice la letra, Paco «coge de la mano a los que llegan» y consigan que salgan llenos de energía, empujados por su «gran vela».
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