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El proceso penal en Polonia contra Pablo González, ciudadano español y ruso acusado de espiar para Moscú, ha sido suspendido porque el acusado se encuentra ahora en el extranjero y no puede responder de los cargos.
Pablo González, con pasaporte ruso bajo el nombre de Pavel Rubtsov, fue acusado de haber estado espiando desde 2016 para el GRU, el servicio de Inteligencia del ejército ruso. Fue arrestado en Polonia en 2022 pero no se encuentra en el país desde el pasado verano. El 31 de julio, por orden del fiscal de la sección de Lublin de la Fiscalía Nacional, fue liberado de la prisión polaca y al día siguiente fue canjeado en el histórico intercambio de espías entre EEUU y Rusia. Pablo González, que en España siempre se presentó como periodista, voló a Moscú, donde fue recibido por el propio Vladimir Putin.
La portavoz de asuntos penales del Tribunal de Distrito de Varsovia, la juez Anna Ptaszek, informó que «el tribunal decidió suspender el proceso penal, señalando que el acusado no está en Polonia y se desconoce cuándo regresará a Polonia. Y dado que la acusación es penal, según el reglamento, no podemos realizar una audiencia del caso si el acusado no comparece al menos una vez y responde a los cargos», aseguraron fuentes próximas a la investigación.
La acusación contra él fue presentada ante el tribunal por la Fiscalía Nacional de Lublin el año pasado, pero finalmente se estableció que sería juzgado por el Tribunal de Distrito de Varsovia. Se enfrenta a una pena de entre tres y 15 años de prisión. La decisión de suspender el caso fue tomada por el juez durante una audiencia.
La suspensión no está limitada en el tiempo y dura mientras persista el «obstáculo», que en este caso es la ausencia del acusado. Contra la decisión de suspensión se puede presentar un recurso, lo cual depende de las partes. Además, durante esta suspensión el tribunal se reserva la facultad de tomar medidas para preservar las pruebas. El caso no se suspende totalmente, pues el material probatorio relativo a las demás personas -como la periodista polaca con la que mantuvo una relación, convivió y trabajó durante años- se ha separado en un procedimiento aparte.
Pablo González era un reportero atípico: trabajaba para un pequeño diario regional español –Gara– y, sin embargo, podía costearse coberturas al alcance sólo de grandes medios. Tenía acceso a fuentes privilegiadas rusas, pero con frecuencia difundía bulos. El 28 de febrero de 2022, en los primeros días de la invasión a gran escala de Ucrania, fue detenido en Polonia. En sus dispositivos electrónicos encontraron informes elaborados por él sobre miembros de la disidencia ruso. También correspondencia con sus jefes e incluso datos robados de ordenadores que no le pertenecían. El Gobierno español le prestó asistencia consular, pero siempre evitó hacer comentarios en su defensa.
Los espías ilegales rusos pasan años forjándose una identidad falsa. En el caso de González-Rubstov, su leyenda era al mismo tiempo verdad. Nació en una familia de inmigrantes de España en Rusia. Su abuelo, Andrés González Yagüe, fue evacuado a la URSS cuando era niño durante la Guerra Civil Española. La hija del exiliado Yagüe, María Elena González, se casó con el soviético Alexey Rubtsov. Pablo nació en Moscú y habla ruso perfectamente, aunque con algunos rasgos peculiares. Tras el fin de la URSS, su madre se trasladó a España con el hijo y cambió su nombre legal a Pablo González Yagüe. Esa doble identidad sería años después, junto con el idioma y los lazos familiares, un gran activo a ojos de los servicios secretos rusos.
En la primavera de 2023, la publicación Agentsvo, citando fuentes cercanas a la investigación, habló en detalle sobre los informes que Rubtsov envió al GRU, el servicio de espionaje del ejército ruso. Pasó información sobre todo gente del círculo de la opositora rusa Zhanna Nemtsova. Tal y como publicó EL MUNDO, entre los datos que tenía en sus dispositivos había informes sobre disidentes como Ilya Yashin, a quien conoció en una mesa redonda organizada en Madrid por un think tank, y sobre el líder opositor Alexei Navalny.
Dos semanas después del intercambio de prisioneros entre la Federación Rusa y Occidente, las autoridades polacas presentaron por fin cargos de espionaje de manera pública y oficial. Fuentes cercanas a González confirman que ejerció su derecho a familiarizarse con el material del proceso, tal y como indica la ley polaca.
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