"Me da TOC": los peligros de banalizar el trastorno obsesivo-compulsivo

El llamado trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno mental por el cual quienes lo padecen tienen pensamientos y obsesiones que se manifiestan con comportamientos repetitivos que no pueden controlar. No llevar a cabo esos rituales obsesivos puede provocar gran ansiedad y sufrimiento en quien padece TOC, aunque socialmente es una actitud que pocos comprenden.

Aunque no se conocen las causas exactas, que pueden variar de unas personas a otras, un problema añadido a esta alteración mental tiene que ver con la banalización que se hace en las relaciones sociales. ¿Cuántas veces hemos escuchado decir (o hemos dicho), de manera irreflexiva, que algo nos da TOC? Pues bien, el hecho de tomárselo a broma puede hacer mucho daño a quienes tienen este trastorno obsesivo.

Así se manifiesta el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)

Este problema de salud mental incluye un patrón de pensamientos involuntarios y miedos conocidos que se tornan en obsesión, y que llevan a quienes lo padecen a realizar conductas repetitivas, también llamadas compulsiones, que interfieren de manera seria en las actividades diarias y pueden llegar a causar un gran sufrimiento emocional e inseguridad.

Para remediar el estrés, los pacientes de TOC sienten el impulso de aliviarlo con estos actos obsesivos, a pesar de que en muchos casos quienes lo padecen intentan ignorarlos. No es posible, puesto que forman parte de un círculo vicioso centrado en ciertos temas recurrentes, como puede ser el miedo a contaminarse con los gérmenes del ambiente (por eso muchas personas se lavan las manos una y otra vez).

Esta es la razón por la que no deberíamos banalizar el TOC

Respecto a lo desacertado de tomarnos a broma el trastorno obsesivo-compulsivo, el psicólogo sanitario y director clínico del centro de psicología online ‘Estar Contigo Terapia’, Buenaventura del Charco Olea (@ventura.psicologo) nos explica algo fundamental. «En general, no deberíamos analizar los problemas psicopatológicos, ninguno de ellos, porque hace que las personas que realmente los padecen se sientan incomprendidas al ver que su sufrimiento no se tiene en cuenta».

El problema surge cuando utilizamos con demasiada ligereza una expresión como ‘me da TOC’, para definir situaciones que no lo son, lo que puede generar confusión en la población.

Puede ocurrir que quienes tienen ese trastorno u otros, tengan dificultades para identificar si realmente están atravesando por una psicopatología que necesite ayuda profesional. Si todo el mundo lo banaliza, al final los pacientes de verdad pueden quitarle importancia y no ir al psicólogo, lo que conlleva una puesta en riesgo de su salud mental, de un diagnóstico certero y el correspondiente tratamiento necesario».

¿Cómo diferenciar si lo que me pasa es una manía, o un TOC?

Del Charco quiere aclarar que «la diferencia entre que haya una circunstancia que nos genere incomodidad y queramos ejercer sobre ello cierto cambio (enderezar un cuadro que está torcido, tener que recoger una habitación desordenada…) y un TOC se basa en la intensidad.

«El malestar que genera en quien sufre el trastorno obsesivo-compulsivo es clínicamente significativo (y no una mera incomodidad transitoria). Es importante fijarse en la pulsión: la necesidad de hacer algo con un TOC es irrefrenable, no se puede controlar. Este tipo de personas suelen quedarse ‘enganchadas’ en aquello que les obsesiona, sin poder escapar de su realidad mental», dice el psicólogo.

Así pues, una cosa es un nivel alto de perfeccionismo, y otra un TOC. «Una manía por buscar la perfección constante se basa en la necesidad de control y en la rigidez mental. Sin embargo, el TOC es un trastorno de causas más profundas y complejas, que pueden ir desde un trauma a factores concretos de la personalidad, o determinados factores biológicos que hay que estudiar. Por ello es tan importante no llamar TOC a lo que no lo es», concluye Ventura del Charco.

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 Las conductas repetitivas del TOC, provocadas por obsesiones que interfieren en la rutina y generan un gran sufrimiento emocional a quien las padece (por incontrolables), necesitan de comprensión, paciencia y ayuda profesional.  

El llamado trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno mental por el cual quienes lo padecen tienen pensamientos y obsesiones que se manifiestan con comportamientos repetitivos que no pueden controlar. No llevar a cabo esos rituales obsesivos puede provocar gran ansiedad y sufrimiento en quien padece TOC, aunque socialmente es una actitud que pocos comprenden.

Aunque no se conocen las causas exactas, que pueden variar de unas personas a otras, un problema añadido a esta alteración mental tiene que ver con la banalización que se hace en las relaciones sociales. ¿Cuántas veces hemos escuchado decir (o hemos dicho), de manera irreflexiva, que algo nos da TOC? Pues bien, el hecho de tomárselo a broma puede hacer mucho daño a quienes tienen este trastorno obsesivo.

Así se manifiesta el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)

Muchos pacientes con TOC se obsesionan con la higiene d manos para evitar contraer cualquier germen.
Muchos pacientes con TOC se obsesionan con la higiene d manos para evitar contraer cualquier germen.
EP

Este problema de salud mental incluye un patrón de pensamientos involuntarios y miedos conocidos que se tornan en obsesión, y que llevan a quienes lo padecen a realizar conductas repetitivas, también llamadas compulsiones, que interfieren de manera seria en las actividades diarias y pueden llegar a causar un gran sufrimiento emocional e inseguridad.

Para remediar el estrés, los pacientes de TOC sienten el impulso de aliviarlo con estos actos obsesivos, a pesar de que en muchos casos quienes lo padecen intentan ignorarlos. No es posible, puesto que forman parte de un círculo vicioso centrado en ciertos temas recurrentes, como puede ser el miedo a contaminarse con los gérmenes del ambiente (por eso muchas personas se lavan las manos una y otra vez).

Esta es la razón por la que no deberíamos banalizar el TOC

Buenaventura del Charco Olea, psicólogo sanitario y docente.
Buenaventura del Charco Olea, psicólogo sanitario y docente.
B.C.

Respecto a lo desacertado de tomarnos a broma el trastorno obsesivo-compulsivo, el psicólogo sanitario y director clínico del centro de psicología online ‘Estar Contigo Terapia’, Buenaventura del Charco Olea (@ventura.psicologo) nos explica algo fundamental. «En general, no deberíamos analizar los problemas psicopatológicos, ninguno de ellos, porque hace que las personas que realmente los padecen se sientan incomprendidas al ver que su sufrimiento no se tiene en cuenta». 

El problema surge cuando utilizamos con demasiada ligereza una expresión como ‘me da TOC’, para definir situaciones que no lo son, lo que puede generar confusión en la población. 

Puede ocurrir que quienes tienen ese trastorno u otros, tengan dificultades para identificar si realmente están atravesando por una psicopatología que necesite ayuda profesional. Si todo el mundo lo banaliza, al final los pacientes de verdad pueden quitarle importancia y no ir al psicólogo, lo que conlleva una puesta en riesgo de su salud mental, de un diagnóstico certero y el correspondiente tratamiento necesario».

¿Cómo diferenciar si lo que me pasa es una manía, o un TOC?

Un TOC es incontrolable, y tiene causas más profundas que una simple manía por buscar la perfección.
Un TOC es incontrolable, y tiene causas más profundas que una simple manía por buscar la perfección.
Getty Images

Del Charco quiere aclarar que «la diferencia entre que haya una circunstancia que nos genere incomodidad y queramos ejercer sobre ello cierto cambio (enderezar un cuadro que está torcido, tener que recoger una habitación desordenada…) y un TOC se basa en la intensidad.

«El malestar que genera en quien sufre el trastorno obsesivo-compulsivo es clínicamente significativo (y no una mera incomodidad transitoria). Es importante fijarse en la pulsión: la necesidad de hacer algo con un TOC es irrefrenable, no se puede controlar. Este tipo de personas suelen quedarse ‘enganchadas’ en aquello que les obsesiona, sin poder escapar de su realidad mental», dice el psicólogo.

Así pues, una cosa es un nivel alto de perfeccionismo, y otra un TOC. «Una manía por buscar la perfección constante se basa en la necesidad de control y en la rigidez mental. Sin embargo, el TOC es un trastorno de causas más profundas y complejas, que pueden ir desde un trauma a factores concretos de la personalidad, o determinados factores biológicos que hay que estudiar. Por ello es tan importante no llamar TOC a lo que no lo es», concluye Ventura del Charco.

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