Después de casi 4 años de proceso judicial por un presunto delito de tráfico de drogas, del que fue absuelto, Rafael Amargo ha tomado una drástica decisión para mejorar su vida profesional y personal: abandona España para instalarse en Argentina, pues aquí le cuesta mucho trabajar porque la «gente tiene prejuicios».
A principios de octubre, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid avaló la absolución del bailaor del delito de tráfico de drogas, por el que pasó varios meses en prisión provisional y por el que la Fiscalía pedía para él 9 años de cárcel.
Pero, después de este largo litigio, y su consecuente cobertura mediática, el coreógrafo ha decidido poner tierra de por medio y marcharse de España por la falta de oportunidades laborales que vive desde que fue detenido el 1 de diciembre de 2020.
De este modo, comenzará una nueva vida con su mujer, Luciana Bongianino, en Buenos Aires, donde no le faltan los proyectos y donde espera recuperarse anímica y económicamente de este «calvario», tal y como declaró a las cámaras de Europa Press.
«Ahora estoy medio instalándome ya en Buenos Aires, me voy a quedar allí un tiempo», confirmó a la prensa en el estreno de Rita, la primera película de Paz Vega como directora. «Ahora regreso a España porque voy a presentar unos premios de teatro».
Rafael Amargo defendió que en España le «cuesta mucho» trabajar, pues, «después de todo lo que ha pasado, la gente tiene prejuicios», a pesar de que le hayan dado la absolución.
Según sostuvo, el caso ha tenido en él «muchísimas consecuencias, no solo profesionales, sino psicológicas». «Evidentemente, es un estigma y una marca, sobre todo, porque me pilla en una edad que no soy joven para lo que hago, justo al final de mi carrera, y es muy complicado», opinó el bailaor.
Por ello, decidió marcharse de España al ver que, tiempo después de la absolución, «costaba salir del mismo círculo», algo que no quería permitir: «Yo no estaba acostumbrado a no trabajar y he estado tres años sentado en un sofá».
Aun así, la Fiscalía presentó un recurso de casación para intentar invalidar la sentencia, aunque él se muestra positivo. «Saldrá como las dos veces anteriores, ya está, demasiado he vivido», confesó, muy positivo y convencido de que volverán a absolverle.
El bailaor se mudará a Buenos Aires, Argentina, con su pareja, Luciana Bongianino.
Después de casi 4 años de proceso judicial por un presunto delito de tráfico de drogas, del que fue absuelto, Rafael Amargo ha tomado una drástica decisión para mejorar su vida profesional y personal: abandona España para instalarse en Argentina, pues aquí le cuesta mucho trabajar porque la «gente tiene prejuicios».
A principios de octubre, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid avaló la absolución del bailaor del delito de tráfico de drogas, por el que pasó varios meses en prisión provisional y por el que la Fiscalía pedía para él 9 años de cárcel.
Pero, después de este largo litigio, y su consecuente cobertura mediática, el coreógrafo ha decidido poner tierra de por medio y marcharse de España por la falta de oportunidades laborales que vive desde que fue detenido el 1 de diciembre de 2020.
De este modo, comenzará una nueva vida con su mujer, Luciana Bongianino, en Buenos Aires, donde no le faltan los proyectos y donde espera recuperarse anímica y económicamente de este «calvario», tal y como declaró a las cámaras de Europa Press.
«Ahora estoy medio instalándome ya en Buenos Aires, me voy a quedar allí un tiempo», confirmó a la prensa en el estreno de Rita, la primera película de Paz Vega como directora. «Ahora regreso a España porque voy a presentar unos premios de teatro».
Rafael Amargo defendió que en España le «cuesta mucho» trabajar, pues, «después de todo lo que ha pasado, la gente tiene prejuicios», a pesar de que le hayan dado la absolución.
Según sostuvo, el caso ha tenido en él «muchísimas consecuencias, no solo profesionales, sino psicológicas». «Evidentemente, es un estigma y una marca, sobre todo, porque me pilla en una edad que no soy joven para lo que hago, justo al final de mi carrera, y es muy complicado», opinó el bailaor.
Por ello, decidió marcharse de España al ver que, tiempo después de la absolución, «costaba salir del mismo círculo», algo que no quería permitir: «Yo no estaba acostumbrado a no trabajar y he estado tres años sentado en un sofá».
Aun así, la Fiscalía presentó un recurso de casación para intentar invalidar la sentencia, aunque él se muestra positivo. «Saldrá como las dos veces anteriores, ya está, demasiado he vivido», confesó, muy positivo y convencido de que volverán a absolverle.
20MINUTOS.ES – Gente