Un avión de American Airlines con 64 personas a bordo choca con un helicóptero militar, con tres ocupantes, durante el aterrizaje en Washington y cae en el río Potomac Leer Un avión de American Airlines con 64 personas a bordo choca con un helicóptero militar, con tres ocupantes, durante el aterrizaje en Washington y cae en el río Potomac Leer
Un avión de la aerolínea American Airlines, con 60 pasajeros y cuatro miembros de la tripulación, ha chocado este miércoles por la noche, hora local, con un helicóptero militar mientras efectuaba la maniobra de aproximación al aeropuerto Ronald Reagan de Washington DC. Los restos de las dos aeronaves han caído al río Potomac, lo que complica las tareas de bomberos y guardacostas debido a la gélida temperatura del agua.
No hay supervivientes han dicho las autoridades el jueves tras informar de que había encontrado de los cuerpos sin vida de 28 personas durante la madrugada. La operación ha pasado formalmente de ser de rescate a ser de recuperación. «Desafortunadamente no pudimos rescatar a nadie», ha explicado Jack Potter, director ejecutivo de la Autoridad Aeroportuaria Metropolitana de Washington.
«Esta mañana, todos compartimos un profundo sentimiento de dolor», ha resumido la alcaldesa de la capital, Muriel Bowser. «Es realmente duro cuando se pierden, probablemente, más de 60 ciudadanos de Kansas simultáneamente», había adelantado desde el aeropuerto, durante una comparecencia con otros políticos y responsables pasada la medianoche, el senador de ese mismo estado Roger Marshall, asumiendo que no podía haber ni habrá supervivientes.
La investigación oficial está en marcha pero la hipótesis de un accidente por fallo humano es la principal. Sean Duffy, el nuevo secretario de Transporte de EEUU, que ayer mismo juró el cargo, ha explicado que las trayectorias de vuelo del avión y el helicóptero «no eran inusuales para lo que sucede en el espacio aéreo de DC», que tiene mucha presencia militar, el Pentágono y varias bases en las proximidades. Duffy dijo que «todo era estándar en el período previo al accidente», recalcando que los helicópteros militares vuelan rutinariamente arriba y abajo del río Potomac. Y transportan, por ejemplo, al presidente o su familia.
Igualmente, el secretario ha afirmado que «no hubo ningún corte» en la comunicación entre el helicóptero militar, el avión y la torre de control del tráfico aéreo, después de que se hiciera público un audio de la conversación entre un controlador aéreo en el que parece advertir al helicóptero de que esquive al avión, sin aparente respuesta, algo que ha generado las primeras teorías y conspiraciones.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha explicado que la tripulación del Black Hawk tenía una «razonable experiencia» y que estaban haciendo un ejercicio de entrenamiento anual en oscuridad. «La tripulación llevaba gafas de visión nocturna», ha indicado. «Esperamos que la investigación pueda determinar rápidamente si el avión estaba en el corredor y a la altitud correcta en el momento del incidente», dijo Hegseth.
El avión había despegado desde Wichita, en Kansas. Los medios locales confirmaron enseguida que había bajas y que los equipos de rescate habían sacado algunos cuerpos del agua y los estaban llevando a la base de apoyo que el Departamento de Policía tiene cerca del Puente Conmemorativo Frederick Douglass. Hasta el momento, se han recuperado los cuerpos sin vida de 27 pasajeros del avión de American Airlines y uno del helicóptero, según el jefe de bomberos. Por su parte, también CBS News informa de que se ha recuperado una de las cajas negras del avión de pasajeros.
Entre los pasajeros se encontraba un grupo de patinadores artísticos, sus entrenadores y familiares, que regresaban del campeonato de Estados Unidos que se celebró en Wichita, Kansas, según ha confirmado la Federación de Patinaje Artístico de EEUU. Según informaron los medios públicos rusos, dos ex campeones del mundo, Evgenia Shishkova y Vadim Naumov viajaban en el avión junto a su hijo, Maxim Naumov, al que entrenaban.
Se asuma ya que es el el día más negro desde el 11 de septiembre de 2001. Los últimos accidentes graves de aviación comercial se remontan a 2013, cuando el vuelo 214 de Asian Airlines se estrelló en San Francisco dejando tres fallecidos y 187 heridos. Y al 12 de febrero de 2009, cuando el vuelo 3407 de Colgan Air se estrelló cerca de Buffalo, en Nueva York, con 50 fallecidos.
La Administración Federal de Aviación ha explicado que el vuelo impactó con el helicóptero, un H-60 Black Hawk, que volaba en tareas de entrenamiento con tres miembros de la tripulación, poco antes de las 21.00 de la noche, hora local, cuando estaba ya casi llegando a la pista 33 del Aeropuerto, uno de los tres de la capital, el más pequeño pero también el más cercano, a pocos kilómetros del centro de la ciudad y al lado del Pentágono. La maniobra, desde el sur, implica un último giro a la izquierda, sobre el agua, para llegar a la pista.
Las imágenes, con poca claridad, muestran como el helicóptero hace lo que parece una maniobra inesperada girando hacia la derecha cuando el avión está terminando su aproximación, provocando el choque y una enorme explosión. La desgracia recuerda vivamente otro accidente casi en el mismo sitio ocurrido hace más de 40 años. El 13 de enero de 1982, un avión de pasajeros con destino a Tampa, Florida, chocó contra un puente sobre el río después de despegar del Aeropuerto Nacional de Washington en medio de una tormenta de nieve, dejando 78 muertos y las mismas imágenes del fuselaje hundido en el agua.
Un audio de un controlador de tráfico aéreo, obtenido por la CNN, captura el momento en que los operadores preguntan al helicóptero si el vuelo comercial operado por PSA Airlines está a la vista. Un controlador pregunta: «PAT 2-5, ¿tiene el CRJ a la vista?» y acto seguido le dice: «PAT 2-5 pase por detrás del CRJ». El audio captó entonces jadeos audibles, incluido un fuerte «oooh» de fondo aparentemente desde la torre, en el momento del choque. Y acto seguido una advertencia a otros aviones, explicando que ha habido una «colisión en el extremo de aproximación de la 3-3. Vamos a cerrar las operaciones por tiempo indefinido».
Robert Isom, consejero delegado de American Airlines, ha explicado que el piloto del avión tenía amplia experiencia y llevaba seis años en la aerolínea, mientras que el primer oficial dos.
A las 20.53, explicó la Policía, empezaron a llegar decenas de llamadas para informar de lo ocurrido, y los bomberos y los guardacostas se movilizaron enseguida, tanto en tierra como en el agua. Los diferentes departamentos, incluyendo numerosos buzos profesionales, buscaron supervivientes, así como piezas de la aeronave, en una zona amplia, que cubre el Distrito de Columbia, pero también Virginia. Las temperaturas este miércoles no eran especialmente bajas en la zona, pero sí en el agua, tras el inicio del año más frío en décadas, con registros por debajo de los 15 grados bajo cero la semana pasada. En algunas zonas se podían ver todavía esta mañana bloques de hielo en el río. Las condiciones para la búsqueda, sin luz y con mucho viento y barrio, resultan especialmente difíciles y peligrosas, según han recalcado los responsables en una rueda de prensa pasada la media noche.
PSA, que forma parte de American Airlines y se encarga de trayectos regionales, es la que operaba el avión. Desde la compañía culpan al helicóptero militar de lo sucedido y aseguran que no entienden «por qué el avión militar se interpuso en la trayectoria» de su aeronave.
Según cifras recopiladas por The Washington Post, la región alberga tres aeropuertos importantes, 11 aeropuertos regionales y 55 helipuertos, sin incluir los operados por el ejército. Según un informe de 2021 al Congreso, 50 entidades operaron aproximadamente 88.000 vuelos de helicópteros entre 2017 y 2019. La mayoría estaban vinculados al ejército, pero otros incluían vuelos de operaciones médicas, fuerzas del orden estatales y locales y agencias federales.
Las autoridades suspendieron todas las operaciones en el Ronald Reagan como mínimo hasta la mañana del jueves, aunque presumiblemente se prorrogue, ya que la colisión se produjo cuando quedaban pocos segundos para tocar tierra. Horas después del choque, el personal del aeropuerto trabajaba todavía para desalojar a todos los pasajeros que estaban en las pistas en aviones listos para despegar. El nuevo secretario de Defensa, Pete Hegseth, confirmó que el helicóptero era un Sikorsky UH–60 Black Hawk de la Compañía Bravo del 12º Batallón, que tiene sede en el Davidson Army Airfield, a pocos kilómetros al sur de la zona del accidente.
«Me han informado detalladamente sobre el terrible accidente que acaba de ocurrir en el Aeropuerto Nacional Reagan. Que Dios bendiga sus almas. Gracias por el increíble trabajo que están haciendo nuestros equipos de emergencias. Estoy siguiendo de cerca la situación y brindaré más detalles a medida que surjan», ha dicho el presidente Donald Trump en un comunicado. Pero poco después, en su cuenta de Truth Social, señaló tanto a la tripulación del helicóptero como a la torre de control.
«El avión se encontraba en una línea de aproximación al aeropuerto perfecta y rutinaria. El helicóptero se ha dirigido directamente hacia el avión durante un período prolongado de tiempo. Era una NOCHE CLARA, las luces del avión estaban encendidas, ¿por qué el helicóptero no subió ni bajó, ni giró? ¿Por qué la torre de control no le dijo al helicóptero qué hacer en lugar de preguntar si vieron el avión? Esta es una mala situación que parece que debería haberse evitado. ¡¡¡NO ES BUENO!!!», ha lanzado a sus seguidores.
Hace apenas una semana, Trump presumió de despidos y de haber puesto «fin a la locura por la diversidad y haber restaurado la excelencia y la seguridad en la Administración Federal de Aviación», afirmando que «casi increíblemente, como iniciativa de diversidad, equidad e inclusión (DEI), la FAA de Biden reclutó y contrató específicamente a personas con discapacidades intelectuales «severas», problemas psiquiátricos y parálisis total por sobre otras personas que buscaban trabajar para la FAA».
El secretario de Transporte, que ha jurado su cargo esta misma mañana, ha dado instrucciones a la Administración Federal de Aviación (FAA) y al Departamento de Transporte (USDOT) para que «brinden apoyo total» a la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB) y otras agencias involucradas en la respuesta. «He hablado con la alcaldesa Bowser, el gobernador de Virginia, Youngkin, el gobernador de Kansas, Kelly, y el presidente de la NTSB, Homendy, para ofrecer la asistencia completa de nuestra agencia», agregó. «Gracias a todos los socorristas que están en el lugar y realizando las operaciones de búsqueda y rescate».
Una investigación de 2023 de The New York Times mostraba que, con datos de la FAA y la NASA, con informes de seguridad confidenciales presentados por pilotos, controladores de tráfico aéreo y otros profesionales de la aviación, que aunque los accidentes son raros, el número de veces que se está muy cerca era llamativamente alto. El análisis identificó por ejemplo que en los 12 meses más recientes para el que había datos disponibles, «hubo alrededor de 300 relatos de casi colisiones en las que estuvieron implicadas aerolíneas comerciales».
El pasado abril, la Administración Federal de Aviación abrió un expediente por un incidente que casi provocó un accidente en el propio Ronald Reagan entre a dos aviones, uno operado por Southwest Airlines y el otro por JetBlue Airways. En una audiencia del Senado celebrada poco antes, los expertos en seguridad instaron a tomar medidas para prevenir este tipo de incidentes. Un informe publicado días después de esa audiencia también subrayó la necesidad de que la FAA abordara la escasez de controladores de tráfico aéreo e invirtiese en nuevas tecnologías.
La secuencia del choque parece bastante clara. El avió despegó de Kansas a las 18:18, hora de la costa Este con 60 pasajeros y cuatro miembros de la tripulación. A las 20:48, unos minutos antes de la hora prevista de aterrizaje, la Administración Federal de Aviación emitió una alerta sobre un incidente aéreo, activando a la policía, los bomberos y las autoridades aeroportuarias de Washington.
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