Soledades necesarias

El poeta Luis Cernuda comprendió que la apuesta por la soledad puede significar un gran abrazo en este mundo que suele quedar arrasado por las deshonestidades. Lo explicó en su Soliloquio del farero, cuando nos confesó que la soledad no era sólo una gran compañera para distanciarse del ruido, sino un modo de defender el valor más decente de la convivencia con otros seres humanos: “Por ti, mi soledad, los busqué un día. / En ti, mi soledad, los amo ahora”. La resistencia de los solitarios ante la vorágine bien puede suponer un modo de compañía para otras muchas personas, también solitarias, que flotan en mares contaminados por el vertido de hidrocarburos. Muchas soledades, rodeadas por las urgencias de la crispación, necesitan de ejemplos para no darse por perdidas. Pienso en la luz que lanza sobre la sociedad una jueza digna en el desempeño solitario de su trabajo. No quiere participar en las corrientes submarinas que intentan legitimar la labor del presidente de la Generalitat valenciana que abandonó a su ciudadanía en los momentos más críticos. Para las personas que necesitamos creer en la decencia democrática de la Justicia, la luz de esta jueza es un faro de compañía, un motivo para seguir remando.

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 Ganarse la vida es importante, pero mucho más no traicionar la vocación que nos llevó a dedicarnos a un trabajo  

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Ganarse la vida es importante, pero mucho más no traicionar la vocación que nos llevó a dedicarnos a un trabajo

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El poeta Luis Cernuda comprendió que la apuesta por la soledad puede significar un gran abrazo en este mundo que suele quedar arrasado por las deshonestidades. Lo explicó en su Soliloquio del farero,cuando nos confesó que la soledad no era sólo una gran compañera para distanciarse del ruido, sino un modo de defender el valor más decente de la convivencia con otros seres humanos: “Por ti, mi soledad, los busqué un día. / En ti, mi soledad, los amo ahora”. La resistencia de los solitarios ante la vorágine bien puede suponer un modo de compañía para otras muchas personas, también solitarias, que flotan en mares contaminados por el vertido de hidrocarburos. Muchas soledades, rodeadas por las urgencias de la crispación, necesitan de ejemplos para no darse por perdidas. Pienso en la luz que lanza sobre la sociedad una jueza digna en el desempeño solitario de su trabajo. No quiere participar en las corrientes submarinas que intentan legitimar la labor del presidente de la Generalitat valenciana que abandonó a su ciudadanía en los momentos más críticos. Para las personas que necesitamos creer en la decencia democrática de la Justicia, la luz de esta jueza es un faro de compañía, un motivo para seguir remando.

Y pienso en la labor de los periodistas esforzados por no confundirse con la basura, incluso cuando los medios donde trabajan se han convertido en unos estercoleros. Ganarse la vida es importante, pero es más importante no traicionar la vocación que nos llevó a dedicar nuestros días a un trabajo. Son dos ejemplos, la juez decente y el periodista digno, que representan bien la luz que necesitamos muchas soledades empeñadas en seguir apostando por la democracia en el tiempo de los bulos, las demagogias y las campañas más interesadas por el negocio que por la verdad. Cernuda nos explicó su soledad solidaria, su voluntad de resistencia en un mar dominado por los vientos mezquinos.

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