El presidente de la entidad no mejorará su oferta, a pesar de la falta de atractivo de la operación. «No pasa absolutamente» si no sale adelante, afirma Leer El presidente de la entidad no mejorará su oferta, a pesar de la falta de atractivo de la operación. «No pasa absolutamente» si no sale adelante, afirma Leer
El presidente de BBVA, Carlos Torres, se juega su reputación en una operación que se ha ido complicando con el paso de los meses para hacerse con Banco Sabadell. Este viernes la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha aprobado finalmente el folleto de la OPA, cuyo periodo de aceptación arrancará el próximo lunes. Los accionistas de la entidad catalana tendrán desde entonces y hasta el 7 de octubre para decidir si acuden o no a la oferta que plantea el banco vasco.
La incertidumbre que rodeaba al proceso se ha resuelto con la publicación del folleto en el que BBVA ha decidido mantenerse firme en su oferta inicial por la que plantea un canje mixto, entre acciones y efectivo, que no es atractivo para el accionista de Sabadell. Sobre la mesa quien decida acudir a la OPA encontrará un cambio de una acción nueva de BBVA más 0,7 euros en metálico al entregar 5,5483 acciones de Sabadell. Esto supone a los precios actuales perder un 8% frente a si vendieran a mercado, a lo que habría que añadir el paso por la ventanilla de Hacienda si han obtenido plusvalías por la operación -algo bastante probable teniendo en cuenta la subida en bolsa de la banca a raíz del alza de tipos en la zona euro-.
«Es una oferta muy atractiva y hoy lo es más que cuando se presentó en mayo del año pasado», defendió Torres durante la rueda de prensa celebrada este viernes por el banco para explicar la operación. En el momento en el que se filtraron las conversaciones y se confirmó por parte de BBVA, el 29 de abril del año pasado, la oferta tenía un valor de 12.200 millones de euros, con una prima del 30% sobre el precio de cotización de Sabadell entonces, según explica el banco. Hoy el valor equivalente es de 14.900 millones de euros, un 22% más, a lo que BBVA se suma, en su beneficio, la distribución del dividendo extraordinario comprometido por Sabadell por la venta de TSB de otros 2.500 millones más.
Torres, que, preguntado por ello, no ha querido comprometerse a que será esta y no otra la oferta definitiva, ha defendido el racional de la operación siempre y cuando logren una mayoría de control. Por debajo del 50% la OPA resultaría no exitosa y BBVA volvería a su camino en solitario. «Nuestra oferta tiene una condición muy clara que es alcanzar la mitad de los derechos de voto. Buscamos el control en esta operación porque eso es lo que tiene sentido», aclaró el presidente de BBVA.
«La oferta es la que es. Si la operación en estos términos les parece atractiva irá adelante; si no, no pasa nada tampoco», defendió Torres ante los medios. BBVA presentó a finales de julio algunas de las líneas maestras de su nuevo plan estratégico para los próximos cuatro años. La entidad prevé lograr un beneficio acumulado de 48.000 millones de euros, de los que distribuirá un 75% entre los accionistas: la mitad -24.000 millones de euros- corresponderán al dividendo ordinario, ya que la entidad mantiene su ratio de distribución en el 50% del beneficio (payout), y los 12.000 millones restante provendrán del exceso de capital, todo aquello que supere el 12% de CET1.
Preguntado por el recurso ante el Tribunal Supremo contra la decisión del Consejo de Ministros, Carlos Torres solo se refirió al retraso que esto ha supuesto sobre el plan inicial, de más de un año dilatando la operación. «No voy a quejarme ni a llorar. Ha llegado el momento que querían los accionistas de Sabadell (…) Es verdad que la cotización rabiosa del spot de Sabadell está por encima, pero la interpretación que le damos es que hay actores de mercado que vienen buscando una mejora de la oferta», aseveró Torres durante la rueda de prensa, que dice no querer mover una sola coma de la oferta presentada ante la CNMV: 30 días para acudir a la oferta, un mínimo del 50% de los derechos de voto y un canje mixto entre acciones y efectivo.
BBVA no contempla otros escenarios posibles que no sea la dicotomía de ganar o perder. Esto quiere decir que todo aquello que suponga no tener el control de Sabadell no se ha planteado a futuro. Si la OPA sale adelante, la entidad ha dado a conocer las sinergias esperadas en la fusión de ambos bancos que no se lograrán en su totalidad hasta 2029, según sus cálculos, un año después de lo esperado.
Estas sinergias consisten en 900 millones de euros de cara a dentro de cuatro años, de las que 825 millones responden a ahorros operativos del banco. De ellos, algo más de un tercio tienen que ver con costes de personal, en concreto la entidad los cifra en 325 millones de euros. Lo único que desvela el folleto es que BBVA cerrará unas 300 oficinas, el 10% del total, y tiene identificadas otras 383 que estarían a menos de 300 metros de otra.
En todo caso, la dirección de BBVA no ha querido aclarar el número de despidos que contemplan, ni cómo afectará a las plantillas actuales de BBVA y de Banco Sabadell. BBVA cuenta con 29.000 empleados en España mientras que Banco Sabadell contaba con más de 14.100 empleados a cierre de junio.
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