Trump escoge al general retirado Kellogg como enviado especial para Ucrania y Rusia

Aboga por seguir ayudando a Kiev siempre que acepte sentarse a negociar con Putin, descarta cualquier entrada en la OTAN a corto o medio plazo y propone levantar sanciones a Moscú si hay un acuerdo de paz satisfactorio Leer Aboga por seguir ayudando a Kiev siempre que acepte sentarse a negociar con Putin, descarta cualquier entrada en la OTAN a corto o medio plazo y propone levantar sanciones a Moscú si hay un acuerdo de paz satisfactorio Leer  

Donald Trump ha escogido al general retirado Keith Kellogg, que fue consejero en materia de seguridad nacional entre 2016 y 2020, como enviado especial y asistente del presidente para Ucrania y Rusia. «Keith ha tenido una distinguida carrera militar y empresarial, que incluye el desempeño de funciones de seguridad nacional sumamente sensibles en mi primera administración. ¡Estuvo conmigo desde el principio! Juntos, lograremos la PAZ A TRAVÉS DE LA FUERZA y haremos que Estados Unidos y el mundo vuelvan a estar SEGUROS», ha escrito en su cuenta de Truth Social.

En el último año Kellogg, que hora dirige el centro de seguridad del America First Policy Institue, un think tank conservador pero no plenamente aislacionista, se ha pronunciado repetidamente sobre la que considera la mejor estrategia para terminar la guerra. Su plan implica seguir manteniendo la ayuda económica y militar a Kiev, ya que considera que lo mejor para los intereses de EEUU a nivel geopolítico es que Ucrania sigue frenando las ambiciones rusas para que así Washington pueda concentrarse en su verdadero rival: China. Pero a cambio, el ex general cree que hay que exigir a Volodimir Zelenski a que se siente a negociar ya con Putin, partiendo de la base de los territorios que ambas partes controlan ahora mismo. Igualmente, y para convencer a Putin, la tesis de Kellogg es que Ucrania tendría que renunciar a cualquier ambición, sueño o esperanza de entrar en la OTAN, al menos a corto y medio plazo.

«Estados Unidos seguiría armando a Ucrania y reforzando sus defensas para garantizar que Rusia no haga más avances y no vuelva a atacar después de un alto el fuego o un acuerdo de paz. Sin embargo, la futura ayuda militar estadounidense requerirá que Ucrania participe en conversaciones de paz con Rusia. Para convencer a Putin de que se sume a las conversaciones de paz, el presidente Biden y otros líderes de la OTAN deberían ofrecer aplazar la membresía de Ucrania en la OTAN durante un período prolongado a cambio de un acuerdo de paz integral y verificable con garantías de seguridad», ha dejado por escrito recientemente el general.

Aunque la retórica en el universo de Trump y el movimiento MAGA sostiene que Biden y el establishment de Washington es demasiado beligerante y que EEUU debería olvidarse de su papel como policía del mundo, Kellogg ha criticado a la presente administración por haber sido demasiado blanda antes de la invasión y excesivamente cauta después, con constantes limitaciones para el uso de las armas proporcionadas a Kiev. Sólo hace unos días la Casa Blanca dio luz verde para que Ucrania pueda atacar territorio ruso con diferentes misiles de largo alcance.

«La estrategia de Biden para Ucrania deja mucho margen de mejora. Sus debilidades alentaron a Putin a lanzar la invasión en primer lugar», escribió en un ensayo a finales del año pasado en el que contemplaba como opción más que realista que Trump ganara las elecciones y apostara por acabar con la guerra en poco tiempo. «Después de la invasión de Putin, Biden siguió una estrategia de guerra excesivamente cautelosa. En lugar de definir claramente un objetivo de victoria, Biden prometió ayudar a Ucrania «el tiempo que sea necesario». Pero esto solo plantea la pregunta: ¿el tiempo que sea necesario para hacer qué? Biden debería haberle proporcionado a Ucrania las armas que necesitaba para ganar rápidamente, pero en lugar de eso, temió una posible «escalada» rusa y le proporcionó una prudente dosis intravenosa de armas. Biden se opuso a proporcionar muchos sistemas de armas importantes, como tanques, aviones y artillería de largo alcance, antes de cambiar de opinión. El resultado es que Ucrania ha tenido suficientes armas para luchar, pero no las suficientes para ganar», afirmó en su escrito.

Kellogg es plenamente consciente de los problemas de intentar forzar a Ucrania a aceptar un acuerdo indeseado, pero su foco son los intereses de EEUU y la seguridad. Y eso se traduce en que cuando antes acabe esa guerra, menos se consolidaran los lazos entre Moscú y Pekín, Teherán o Pyongyang. También reconoce que no se le puede exigir a Ucrania que renuncie a recuperar todo su territorio, pero sí que se resigne a «utilizar la diplomacia, no la fuerza, en el entendido de que esto requeriría un avance diplomático futuro que probablemente no se producirá antes de que Putin deje el cargo». Hasta que eso ocurra, sostiene el militar, Estados Unidos y sus aliados se comprometerían a levantar por completo las sanciones contra Rusia y normalizar las relaciones si se firma un acuerdo de paz aceptable para Ucrania.

«Obviamente, las conversaciones de paz y un alto el fuego para poner fin a la guerra son un asunto complicado. Es comprensible que el gobierno ucraniano se resista a cualquier acuerdo que recompense la agresión rusa y no recupere todo su territorio. Zelenski no confía en que Putin respete un acuerdo de paz o un alto el fuego. En octubre de 2022 firmó un decreto en el que declaraba que Ucrania se negaría a negociar con Putin», escribió este mismo año en el análisis del su think tank que mejor sirve para entender su cosmovisión.

«La guerra está agotando el arsenal estadounidense de armas avanzadas, como los misiles HIMARS, que podrían ser necesarios en otros conflictos, especialmente si China invade Taiwan. Muchos miembros del Congreso creen que la administración Biden debería dar mayor prioridad a detener la enorme afluencia de inmigrantes ilegales que cruzan la frontera sur de Estados Unidos, la crisis del fentanilo que asola a las comunidades estadounidenses y el deterioro de nuestro ejército en lugar de gastar decenas de miles de millones de dólares en armas para la guerra en Ucrania. Una guerra prolongada en Ucrania también corre el riesgo de profundizar la alianza entre Rusia, China, Irán y Corea del Norte, que se ha visto fortalecida por el conflicto. Irán y Corea del Norte siguen suministrando a Rusia el armamento que necesita para librar esta guerra, mientras que China sigue siendo un socio financiero de Rusia para profundizar la ‘asociación sin límites’ entre las dos naciones», dice su análisis.

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